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domingo, 21 de noviembre de 2010

“Sabía que tenía que servir pero no sabía ni a quién ni cómo”

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El prestigioso pediatra mendocino, pionero en la lucha para prevenir la desnutrición y...
 erradicar el hambre de la Argentina, desembarcó el jueves último en Pilar para inaugurar en el barrio Toro, de Presidente Derqui, un centro de la Fundación Conin (Cooperadora para la Nutrición Infantil) que él mismo fundó en el país en 1993.


“Esta organización en la que estamos hoy se llama Conin Pilar. Tenemos distintos nombres pero el mismo apellido, así que éste es un hijo más de Conin al que vamos a querer, proteger, alimentar espiritualmente y si es posible materialmente para que se expanda, crezca y beneficie a mucha gente dentro de la comunidad donde está insertado”, le explicó Albino a El Diario.

Sin embargo, el médico también confesó que el ideal para él sería “que estos lugares se cierren, que no se necesiten, que nos vayamos cada uno a nuestras casas y que esto fuera una biblioteca”.

-¿Cómo fue que decidió volcar su profesión al servicio de los más pobres?

- Estaba en Europa haciendo biología molecular y me encontré con esos países tan chiquitos pero tan poderosos, y no dejaba de pensar en el nuestro que es tan grande, tan rico y está arruinado; no es posible eso. Así que estaba mal y un día encontré un diario tirado y había una entrevista a la Madre Teresa de Calcuta donde le preguntaban qué era la paz. Ella hacía una figura muy bonita: El fruto del silencio es la oración; el fruto de la oración es la fe; el fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el servicio; y el fruto del servicio es la paz. Me encantó eso. Me volví de Europa, renuncié al hospital y dije ‘tengo que servir’. Volví a Europa 3 meses después; sabía que tenía que servir pero no sabía ni a quién ni cómo. A los 3 meses cuando volví, escuché al Papa en una homilía hermosa el 17 de mayo del 92 donde dijo: ‘Ocúpense de los más pobres, de los más necesitados’. Servir decía la Madre Teresa y a los más pobres decía el Papa.

-¿Y quiénes eran los más pobres?

- Digo pobres cuando tenés chicos con problemas neurológicos, entonces decidí dedicarme a los chicos con debilidad mental. Volví, organizamos un curso sobre debilidad mental y vino (Fernando) Monckeberg, el experto más grande del mundo, y dijo que en realidad había que combatir la desnutrición porque genera debilidad mental que es la única que se puede prevenir, la única que se puede revertir, la única que es creada por el hombre. Ahí nos enganchamos con el tema y terminamos haciendo el primer hospital de desnutridos de la Argentina y el primer centro de prevención de la desnutrición del mundo.

-¿Y por qué este nuevo paso de esta tarea en el barrio Toro de Presidente Derqui?

- Porque Fernanda Juantegui, una mendocina que se vino a vivir a Pilar, un día me escuchó y ya empezó a motivar a sus amigas detrás de este objetivo. Aquí detectaron la necesidad, empezaron a buscar un lugar donde instalarse y de aquí las llamaron y les dijeron ‘tenemos problemas’. Lo testearon, vieron que la problemática era real y por eso terminamos instalados aquí.

-¿Cree que ustedes vienen a ocupar un espacio que debería cubrir el Estado?

- No, porque en realidad esto es un problema de todos y solamente lo vamos a solucionar si nos metemos todos. El Estado solo no puede, las ONG solas tampoco y la sociedad desorganizada menos; pero todos juntos sí.

-Muchas veces se dice que en un país tan rico en recursos naturales como la Argentina, nadie debería pasar hambre. Entonces, ¿por qué hay desnutridos?

- Evidentemente, hay una fractura cultural. Porque cuando usted dice tenemos mortalidad en África y hay chicos que se mueren de hambre en África, uno piensa que no hay recursos, no hay ni agua y falta el elemento físico para que yo me lleve a la boca. Pero un país que produce alimentos para 300 o 400 millones de habitantes que no pueda mantener a 38 millones es ridículo. Así que yo creo que debemos abordar con seriedad y absoluta responsabilidad este tema, meternos con todo y lo vamos a quebrar sin duda.

-¿Es posible?

- Sí, si se hace un abordaje multidisciplinario, con una filosofía y con una ética que haga posible el crecimiento espiritual y físico de esas criaturas; sino no hay salida.

-Muchos dicen que hoy sólo se atacan las necesidades básicas insatisfechas mediante el “asistencialismo”. ¿Usted qué cree?

- Que se las ataca pero reductivamente y suponen que dando alimentos se va a terminar con el hambre, y no es así. Yo le digo a las señoras que me hagan un biberón antes de que se lleven la leche y no lo saben hacer. Ponen una medida o dos medidas y dicen que ya está. Entonces, yo le digo ‘usted ha puesto dos medidas y son siete¡, y la mujer se pone a llorar, pero yo le digo que no llore si estamos para ayudarla. Después, le pregunto hasta qué grado fue usted y me responde que nunca fue a la escuela. Tenemos un 69% de analfabetos; entonces de qué estamos hablando.

-¿Qué opina de la Asignación Universal por Hijo?

- Si no tenemos cerebros no hay qué cosa educar, y si no tenemos gente educada no tenemos país por más asignaciones que demos todos los días. Todos los días generamos un nuevo impuesto y damos una nueva dádiva, pero en realidad lo que hay que hacer es educar. Usted no necesita que yo le dé de comer, usted necesita que yo lo eduque y le dé trabajo, así se hace un país. Pero con subsidios no se sale adelante, eso es para la emergencia, para los primeros 15 días, pero después uno tiene que salir con sus propios medios. Qué nos dieron nuestras madres a nosotros; educación, estimulación, alimentos, y después nosotros nos procuramos el futuro. El futuro no es lo que va a venir, es lo que vamos a hacer si tenemos cabeza para hacerlo.

Fuente: pilardiario.com

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