
Vivimos una época fascinante y vertiginosa, que está definida tanto por la profundidad como por la velocidad de los cambios tecnológicos que se producen. Esos cambios abarcan el modo de comunicarnos entre nosotros, afectan los valores deseables por el conjunto de la sociedad, los límites entre los espacios públicos y los privados, la construcción de las identidades y los derechos de la imagen de las personas. Esta transformación tiene a internet y a las redes sociales como elementos centrales.