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viernes, 15 de enero de 2010
Sociedad
Sólo el 5 por ciento de la población dona sangre, la Asociación Argentina de Hemoterapia advierte que nueve de cada diez personas necesitarán una transfusión en algún momento de su vida.
15.01.2010
Donantes. “Si nos quiere dar una mano, extienda el brazo”, dice una campaña destinada a conseguir donantes.
“La sangre tira”. Este podría haber sido el último pensamiento que tuvo el actor Facundo Arana el domingo pasado, segundos antes de arrojarse desde un helicóptero a las aguas de Mar del Plata con el fin de llamar la atención sobre un tema vital para miles de argentinos: la donación voluntaria de sangre.
El evento solidario –que continuó con una exhibición de surf, a cargo de Arana y los hermanos Weinbaum, famosos por su programa MDQ– echó luz, de un modo original y convocante, sobre un tema grave y del que se sabe poco: hoy, menos del cinco por ciento de la población ofrece su sangre de forma espontánea. Y eso hace que, todos los años, cientos de miles de personas que deban apelar a las donaciones de familiares para poder salvar sus vidas.
“La gente vive gracias a la sangre –sintetiza el doctor Fabián Romano, coordinador del Subcomité para la Promoción de la Donación de Sangre de la Asociación Argentina de Hemoterapia e Inmunología–. Cuesta mucho concientizar a la gente de que la sangre no se fabrica, no se vende y no se compra, sino que se consigue porque se dona. Bastaría con que el 5 por ciento de la población cediera su sangre dos veces al año para que no tengamos problemas de stock. Pero hoy no llegamos ni a eso”.
(Fuente: criticadigital.com)
Presupuesto Participativo
Para la Red Argentina de Presupuesto Participativo la experiencia en La Costa fue “muy buena”.
15 de enero de 2010
El secretario General del Presupuesto Participativo de la ciudad de La Plata, Carlos Sortino, y Presidente de la Red Argentina de Presupuesto Participativo hasta el mes de diciembre de 2009, visitó La Costa y tuvo oportunidad de participar, junto al jefe del Departamento del programa en nuestro distrito, Emilio Sánchez, de las reuniones de delegados que actualmente se llevan a cabo en cada una de las jurisdicciones.
“Me llevo una muy buena impresión, la verdad es que me parece que están bien organizados y que están en la misma línea que la ciudad de La Plata”, dijo Carlos Sortino.
Y en esta línea señaló que, “en cuanto a los resultados me parece que por ser la primera experiencia estuvo muy bien; acá (por La Costa) la participación ha sido casi del 7 por ciento del padrón electoral, y en La Plata llegamos al 9 por ciento en el tercer año, o sea que es muy bueno lo que se está haciendo acá en el Partido de La Costa”, concluyó.
(Fuente: eldolorense.com)
Pregunta abierta
¿"La pobreza como delito"? para los reaccionarios de siempre que despotrican contra la "inseguridad" en Argentina?
La pobreza como delito
Muchos antes de que los niños ricos dejen de ser niños y descubran las drogas caras que aturden la soledad y enmascaran el miedo, ya los niños pobres están aspirando pegamento. Mientras los niños ricos juegan a la guerra con balas de rayos láser, ya las balas de plomo acribillan a los niños de la calle. Algunos expertos llaman "niños de escasos recursos" a los que disputan la basura con los buitres en los suburbios de las ciudades. Según las estadísticas, hay setenta millones de niños en estado de pobreza absoluta, y cada vez hay más, en esta América Latina que fabrica pobres y prohíbe la pobreza. Entre todos los rehenes del sistema, ellos son los que peor la pasan. La sociedad los exprime, los vigila, los castiga, a veces los mata: casi nunca los escucha, jamás los comprende.
Nacen con las raíces al aire. Muchos de ellos son hijos de familias campesinas, que han sido brutalmente arrancadas de la tierra y se han desintegrado en la ciudad. Entre la cuna y la sepultura, el hambre o las balas abrevian el viaje. De cada dos niños pobres, uno trabaja, deslomándose a cambio de la comida o poco más: vende chucherías en las calles, es la mano de obra gratuita de los talleres y las cantinas familiares, es la mano de obra más barata de las industrias de exportación, que fabrican zapatillas o camisas para las grandes tiendas del mundo. ¿Y el otro? De cada dos niños pobres, uno sobra. El mercado no lo necesita. No es rentable, ni lo será jamás. Y quien no es rentable, ya se sabe, no tiene derecho a la existencia. El mismo sistema productivo que desprecia a los viejos, expulsa a los niños. Los expulsa, y les teme.
Desde el punto de vista del sistema, la vejez es un fracaso, pero la infancia es un peligro.
Eduardo Galeano
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