Posteado por General Cangallo
El reciente Oscar ganado por José Luis Campanella, me hizo acordar al debate que mantuvo hace un año en el blog de Tenenbaum & Zlotowiazda, a propósito del pedido de pena de muerte que acababa de hacer Susana Gimenez en los medios.
Copio a continuación un estracto de lo que escribió Campanella en esa ocasión, que es un poco (bastante) largo, pero vale la pena para comprobar la honestidad intelectual del tipo, que teniendo un programa en el canal Encuentro, se permitió marcar algunos horrores del kirchnerato:
"Si bien estoy en contra de la pena de muerte, no es por religión. Si de la religión se trata, yo ya estoy en el infierno hace rato. No estoy de acuerdo porque no soluciona el problema y nos pone un poco más cerca en la escala zoológica del victimario. Está comprobado que la pena de muerte no es un elemento de disminución del crimen. Pero a la vez, si alguien mata a mi hijo, pediría tener el derecho de poder destrozarlo con mis propias manos. Y uno tiene que admitir que la pena de muerte elimina de cuajo el problema de la reincidencia.
El tema es peliagudo, y creo que es uno de los pocos temas en lo que es lícito, o al menos comprensible, tener dos posiciones, de acuerdo a la experiencia personal. Susana no fue distinta de Hebe de Bonafini cuando celebró la muerte de 3.000 americanos en el World Trade Center. La muerte de un ser querido nos lleva a una locura de odio que hay que ver con comprensión. Los gobernantes de una nación deben moverse con una sabia y prudente mezcla de sensiblidad y frialdad. Lo que es mucho pedir hoy en día cuando casi todos los actos de gobierno son meros actos de calentura, dignos de una pelea de bar. Pero el debate que se formó en torno a las declaraciones de Susana, oscurecieron el tema de fondo, y es que si “la gente dice pavadas”, como afirma Aníbal Fernández, es porque está desamparada, violada, agredida, abandonada a su suerte, y encima los gobernantes que tendrían que hacerse cargo del problema, se nos ríen en la cara diciendo que está todo bien.
En la película "Luz de Gas" Charles Boyer tenía un plan perfecto para volver loca a Ingrid Bergman, su mujer. La dejaba sola en la casa a la noche, y escindido, provocaba ruidos, apagones, amenazas, cosas que la llevaban al terror, y cuando ella se le quejaba, él decía que no, que no había pasado nada, que era todo su imaginación. Así, por la certeza de saber que lo que veía era cierto, y la frustración y desesperación de que el que podía hacer algo la ninguneaba, Ingrid se iba volviendo loca de a poco.
Nuestros gobernantes mamaron la política en la escuela de "Luz de Gas". Y cuando vemos que nuestros hijos sufren, en vida o en muerte; cuando el 50% de la juventud abandona la escuela, perdón, repito, porque este es el peor problema del país, ¡¡¡50 % DE LA JUVENTUD ABANDONA LA ESCUELA. EN 20 AÑOS LA MITAD DE LA ARGENTINA NO VA A TENER LA SECUNDARIA!!!!, cuando protestamos por la inflación que pagamos, la pobreza que se ve, la violencia que se vive, la droga que se consume, los narcos que nos invaden, ellos, con cara de Charles Boyer, nos dicen que no, que las cifras dan otra cosa, que es una sensación nuestra, que son inventos de la prensa derechista.
Y así nos dejan, cada vez más locos, quieriéndonos matar entre nosotros, con cero, qué digo cero, menos treinta confianza en cualquier cosa que se insinúe como "estado", asistiendo a una pelea pedorra que no le interesa a nadie entre Kirchner y Clarín.
Nos dicen que la inseguridad se elimina combatiendo la pobreza y la ignorancia, pero todas las políticas de estado de nuestra nación siempre llevan a más ignorancia y más pobreza. Desde ya que fue peor la dictadura, hablaré sólo desde el 83 hasta ahora. En ese período, en términos de república, de moral, de espíritu, de cultura, de entusiasmo, el país nunca estuvo peor que ahora. En un país en donde la enorme mayoría del pueblo ve como mil o dos mil o cinco mil políticos y sus amigos se llenan los bolsillos, mientras nos dan lecciones de moralidad, la gente ya no pide dignidad, respeto, y gobernantes que pongan los intereses del país por sobre los personales. Nuestros gobernantes han reducido al pueblo a que lo único que pretendan es que maten al otro.
Estos fantoches, aprendices de laderos de punteros de politiqueros, creen que lo que hacen ellos es la política. Y en realidad lo que hacen es insultar a la política. Logran que no se meta nadie inteligente u honesto en política y les dejen el campo libre para arrasar con todo. Y así estamos... locos como Ingrid. Locos de frustración, de odio, y lo único que pretendemos como pueblo, es matar al otro. Gracias, señores gobernantes. Muchísimas gracias. Se que se van a quedar para siempre. Total, con el 50% de la juventud sin escuela, no se necesita gobernar bien para ganarse un voto. Con 100 mangos alcanza. Y mientras nosotros acá abajo nos deseamos la muerte, ellos se matan de la risa, mientras se quedan con todo.
En "Luz de Gas", al final Ingrid Bergman lo descubría a Charles Boyer, él recibía su merecido castigo, y ella vivía feliz para siempre. Pero claro... eso es Hollywood, una fábrica de sueños, la única que sigue funcionando.
Por si no se entendió, estoy EN CONTRA de la pena de muerte. Pero también entiendo al que hace poco gritaba frente a una comisaría que le entreguen al asesino de su hija de 9 años. Entiendo de donde viene su dolor y su odio. Pavote sería ponerme en una actitud superior, en donde todos en frío decimos que está mal la pena de muerte (REPITO: lo está), y nos burlamos, reímos y ninguneamos de los pobres "Doña Rosa" que están abajo lidiando con la realidad. Mis comentarios además, no son específicamente dirigidos a este gobierno, ya que no veo a nadie de todo el espectro político levantando la bandera de la educación. Al que me dice que hablo como un taxista que escucha Radio 10, comentario remanido si los hay, le recuerdo que Radio 10, como todos los medios del Sr. Hadad son desde hace varios años, oficialistas.
En el programa “Palabras más, palabras menos”, Carmen Argibay se refirió a esto, diciendo que siempre hubo la inseguridad que hay ahora. Concuerdo en que los periodistas exageran y cargan las tintas sobre lo amarillo, lo truculento. Pero los comentarios de Argibay prueban lo que yo decía en mi carta original (Luz de Gas). Existen dos maneras de ningunear el tema de la inseguridad: 1) La culpa es de los periodistas, que antes no lo mostraban. 2) Ojo, que en el resto de Sudamérica es peor. (Excusa también aplicada al narcotráfico y la contaminación ambiental. No a la corrupción en lo que todos sabemos que somos campeones regionales). Con respecto a que siempre ocurrió, no estoy de acuerdo. Hasta mediados de los 80, por lo menos, uno podía pasar por toda la adolescencia sin que nadie te ofrezca merca, ni éxtasis, ni siquiera un porro. Nunca ví un caso de Patos Vicas que dejaran muerto a trompadas a un pibe. Me crié en Vicente López, en casas que no tenían rejas, ni garitas en las esquinas. Nadie, durante 30 años fue asaltado. Y si fue asaltado, no fue asesinado. Decir que siempre ocurrió, y esto en bocas de Argibay, A QUIEN LOS MEDIOS ME PINTABAN COMO PERSONA MUY RESPONSABLE Y DE GRAN SAPIENCIA, me desesperó. Ahora sí sé que nadie le da pelota al asunto. ¿Alguno de ustedes mandaría sólo a un hijo de 8 años en colectivo? ¿Dejarían que un hijo de 9 años vaya a pasar la tarde "por ahí" con su bicicleta sin que sepa estrictamente adónde va? ¿Había guerras de narcos en lugares públicos? Sí, estaba Robledo Puch, y había violadores. ¿Pero en estaciones de subte del centro? Es verdad que el periodismo lo exacerba, pero no lo inventa. Y reconozco que hablo con simpleza, como ciudadano. Pero no como un pavote. Los pavotes son los que se fijan en lo que la gente dice, no en lo que la gente HACE. Los pavotes, hoy en día, son los que dicen que la inseguridad es un invento de los periodistas porque se lo dijeron. Los que creen que no hay inflación, porque se lo dijeron. Los que creen que la riqueza se está distribuyendo, porque se lo dijeron. Los pavotes son los que piensan que todo esto está muy bueno, porque en México están peor. Los pavotes, en definitiva, son los que piensan que los demás son pavotes. Y son pavotes porque pensando eso sólo logran una pequeña satisfacción momentánea, no una solución duradera, ni seducir al otro con su pensamiento.
Debería haber preocupación nacional con respecto al tema del tránsito, y de la desnutrición. También de la trata de blancas, la droga, y sobre todo, la EDUCACION. Hincho con el tema EDUCACION. Antes que me tilden de "gorila", creo que varios de ustedes sabrán que hace seis años que trabajo con el Ministerio de Educación, en tratar de valorizar la imagen de la juventud en nuestros medios, y sé el esfuerzo que hacen sus integrantes. De hecho, Tedesco ahora, como antes Filmus, hace mucho en el tema deserción escolar. Pero se encuentran con algo que los excede y que sólo con el apoyo de TODO el gobierno se puede solucionar. Pero para eso hay que instalarlo. El tema de la deserción escolar es muy serio, y ni siquiera preocupa al estrato superior del gobierno, enfrascado, insisto, en una pelea pedorra con Clarín y otra "heroica" con el campo. No conozco en sus detalles la Ley de Radiodifusión, pero sus grandes titulares parecen buenos. Pero me preocupa que nos la presenten como fundamental para la defensa de la Libertad, siendo que fue este gobierno el que creó el monopolio de Clarín en el cable, le otorgó una prórroga de décadas a sus licencias, y desplazó a Canal 7 de la grilla, en favor del Canal de Hadad. ¿Qué pensaban entonces? ¿Que eso defendía la democracia? ¿Cambiaron de idea? ¿O será, piensa una persona simple y sencilla, que en ese momento pensaban que estos medios les iban a servir, siguiendo las enseñanzas de Gramsci, como propagandistas?
Siguiendo esa línea de razonamiento, se puede pensar, siempre desde un punto de vista pavote, que lo que ahora quieren es simplemente sacarle el poder que le dieron a alguien que no resultó ser tan amigo. Que no cambiaron de idea, sino que quieren cambiar de amigos. Y si seguimos la línea de razonamiento, admitidamente sencilla, llegamos a la conclusión de que esos nuevos canales van a ir a gente que sí tienen un sentido probado de la amistad y la lealtad. Es, por lo menos, y a pesar de su simpleza, una teoría que se puede pensar. Si uno la expone, y la respuesta es "Callate, tonto, andá a hacer comedias", o "En Sri Lanka es peor", o "Andá con tu amigo Videla" entonces lejos de diluír esa sensación, se logra cimentarla. Uno piensa: "Ah, si lo único que atina a hacer es decirme tonto o fascista, es porque no se le ocurre nada más". O tira una serie de números provenientes de un lugar como el INDEC, cuyos nuevos administradores también podrían ser tildados de "comediantes".
Al que contestó que la clase media también vende su voto, pero por más de 100 pesos, lo aplaudo por su retórica ingeniosa, pero se sobreentiende que no se aplica a lo que yo decía. Yo hablo de literalmente comprarle el voto a alguien por 100 pesos, aunque ese voto sea el que contribuye a enterrarlo más en la pobreza.
Pero algo positivo sale de toda esta discusión: Creo que todos acordamos en que la pena de muerte es negativa, no soluciona nada, y no se debe aplicar. Algunos creemos que el pedido que de ella hacen ciertos sectores es un grito desesperado al que lo arrastra el ninguneo del poder, otros que es el pedido de fachos, pavotes y Doñas Rosas. Pero en lo que motivaba toda esta larga tira de comentarios estamos de acuerdo. Albricias."
(Fuente: blogbis.blogspot.com, Un blog que no lamenta decir "te lo dije")
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