Para prevenir la hepatitis A (HA), existe una vacuna efectiva y segura, disponible desde hace más de 10 años e incorporada recientemente en el Calendario Nacional de Vacunación (CNV). “Con una dosis ya tenemos resultados de su impacto en pediatría y se ha logrado reducir sustancialmente el número de casos severos y fulminantes” relatò la Dra Claudia Vujacich, Directora del Grupo de Trabajo de Hepatitis Virales de FUNCEI. A su vez, la especialista señaló que la aplicación, suministrada al año de vida, redujo considerablemente los transplantes hepáticos por falla aguda en niños, lo que significa “una de las noticias más importantes en el tema de vacunación de HA”.
En el caso de los adultos, es necesario referirse a los grupos de riesgo para los cuales está indicada la inocuación contra la HA. Esta población está compuesta por el personal gastronómico y el de la industria de alimentos, los trabajadores de la salud, los viajeros, las personas con enfermedades hepáticas crónicas y los hombres que tienen sexo con hombres, entre los más importantes.
La Dra. Vujacich reflexionó sobre la conveniencia de realizar estudios serológicos, previos a la inmunización en adultos, ya que las pruebas “permiten detectar la presencia o no de anticuerpos contra el virus para poder determinar si el paciente requiere o no la vacunación”. Según la médica infectóloga, “la Argentina es un país de endemicidad intermedia para hepatitis A, con muy alta endemicidad en las áreas rurales”. Por este motivo, muchas personas nacidas en el campo o en el conurbano, pueden tener anticuerpos por haber padecido la infección y no requerir la aplicación.
“La vacuna es útil y efectiva. En edad pediátrica esta incorporada, desde hace algunos años, una dosis al CNV. Para los adultos, está fuera del calendario y convendría que reciban 2 aplicaciones y hacer el chequeo previo de anticuerpos para saber si el paciente es inmune o susceptible”, explicó Vujacich.
En cuanto a la hepatitis B (HB) también existe una vacuna útil y segura. Está incorporada al CNV para los recién nacidos, lo que indica, según la médica infectòloga, que “en un término de 20 años vamos a tener nuestra población joven vacunada”. Además, en este momento hay un “cátchup” en pediatría, es decir una vacunación en adolescentes.
En adultos, al igual que en el caso de la HA, es necesario que la vacuna llegue a los grupos de riesgo, que están compuestos por el personal de salud, los politransfundidos (pacientes que reciben múltiples transfusiones de sangre), los hemodializados, los hombres que tienen sexo con hombres, las personas con múltiples parejas sexuales, los pacientes que han tenido una enfermedad de transmisión sexual (ETS) o personas con parejas que tienen HB crónica. Esta población debe estar particularmente inmunizada e incluso chequeada para comprobar que tengan un buen control posterior de anticuerpos.
En lo que respecta a la hepatitis C (HC), lamentablemente no existe una vacuna y parece poco probable que se vaya a elaborar en un futuro inmediato. La prevención pasa entonces tanto por el ambiente doméstico como el hospitalario.
En el hogar es importante no compartir rasuradoras o cepillos de dientes con una persona afectada por HC. En cuanto a las instituciones de salud, resulta vital el chequeo y control estricto del banco de sangre y bioseguridad en quirófano y endoscopías, que son otra fuente posible de transmisión intrahospitalaria.
Fuente: docsalud.com
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