“El día 25, a pesar de la lluvia y el frío, el pueblo se reunió en la Plaza Mayor, hoy de Mayo, para imponer al Cabildo su voluntad con su presencia”.
Así presentaba los sucesos de mayo de 1810, Mariano Errotaberrea, en el libro Lecciones de historia nacional, del año 1910. Hoy, doscientos años mas tarde, con o sin lluvia, grandes y chicos se visten de celeste y blanco para rendir homenaje a quienes lucharon por sus ideales más profundos dejándonos un país libre.
A partir de esta tarde, con actividades que se desarrollan en todo el país, Argentina se dispone a celebrar a pleno el bicentenario de la patria.
Si bien es cierto que aún tenemos muchas deudas pendientes, recordemos que hace doscientos años la infancia no existía. Un niño no era más que un adulto pequeño, si pertenecía a cierta clase social, si era pobre o migrante ni siquiera era considerado. Desde entonces los niños y niñas fueron marcados por la pobreza, la marginación y la desigualdad, un desafío pendiente entre los países latinos que formamos el grupo del bicentenario.
Hoy nuestra lucha es por la equidad, la inclusión y la justicia social, fuerzas que se imponen ante una parte de la sociedad que aún no termina de reconocer sus propias raíces.
Los indicadores sociales muestran una clara desventaja para los niños, niñas y adolescentes indígenas en el mundo entero. En Chile, por ejemplo, según la CASEN 2006, la pobreza e indigencia es mayor en la población indígena (19%) que en la población no indígena (13.3%) aunque la brecha entre ambos se ha reducido considerablemente debido principalmente a los programas de salud y protección social para los más vulnerables. En cuanto a la educación, sólo el 26% de la población indígena, contra un 30% de la población no indígena, alcanza la educación secundaria, y un 11.3% accede a la universitaria lo que representa la mitad de lo que logra la población no indígena.
Según datos publicados por el ministerio de Salud de la Nación, en Argentina todos los años nacen 50.000 niños con bajo peso, y para la Organización Mundial de la Salud cerifica que hay 174.000 chicos con un peso insuficiente. A principios de diciembre de 2009, el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil Alejandro O¨Donnell (CESNI), fué el que alertó sobre el promedio de peso de nacimiento, el cual descendió 30 gramos en la última década. La cifra parece minúscula, pero el avance científico y los estudios más pormenorizados indican que esto condiciona fuertemente el desarrollo cognitivo e incluso la salud de los futuros adultos.
El Bicentenario es también el comienzo de una nueva etapa, que impone mirarnos. El desafío de reconocer que algo “No habremos hecho” que mucho falta, que no podemos dejar un futuro hipotecado. Que las primeras causas de mortalidad infantil son TODAS EVITABLES. Que las peores formas de explotación infantil están en manos de los adultos. Que los chicos perdidos, deberían ser rápidamente encontrado y que el registro único de menores extraviados sigue siendo una deuda del estado. Que el hambre podría ser paliado con la producción interna y que nuestros niños merecen de nuestra reflexión.
Hoy no solo debemos visibilizar a la niñez dentro de la coyuntura social y política para instalarla socialmente. Sino, devolverle a la familia la cultura del trabajo y la educación perdida en los últimos años,este es el desafío hacia la verdadera equidad social.
Fuente: infanciahoy.com
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