Ayer en la Basílica de Itatí el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, presidió la misa de la jornada nacional de oración por el Bicentenario que fue convocada por el Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina.
Allí exhortó a los feligreses del NEA a construir una Patria entre todos y para todos. Pero advirtió que para ello es necesario descubrir el origen del mal que la tiene postrada y luchar para extirparlo teniendo en cuenta que el enemigo no está en el oficialismo, la oposición, la izquierda o la derecha, sino en el interior de cada uno y que luego se contagia a toda la sociedad.
“Estamos iniciando los festejos del Bicentenario, en comunión con todo el país, iluminados por el lema “¡Con María Reina, construyamos una Patria para todos!” En esas palabras se condensa el espíritu y la metodología que necesitamos para realizar esa tarea”, pronunció Stanovnik en el inicio de su mensaje ante una multitud congregada en la Basílica de Itatí.
Luego, precisó que el “el lema tiene tres tiempos, el primero que queremos construir una Patria “con María Reina”; el segundo que aspiramos que esa Patria sea para todos y por último anhelamos construirla entre todos”.
Para que cada uno de esos pasos pueda concretarse, el arzobispo de Corrientes explicó que en primer lugar para construir con María Reina es necesario comenzar manifestando el deseo de hacerlo con ella, teniéndola como la principal referente para esa tarea. “No podría ser de otra manera, puesto que la Patria, desde los inicios de nuestra comunidad nacional, que van mucho más allá de las fechas del Bicentenario, se fue construyendo al amparo de María. Ella, en la bella y tierna imagen de Nuestra Señora de Itatí, estuvo presente en el corazón de nuestro pueblo, aun antes de que se fundara la ciudad de Corrientes. ¿A quién se le ocurriría, entonces, seguir construyendo la Patria sin ella?”, remarcó Stanovnik.
Mientras que sobre la aspiración de construir esa Patria para todos, indicó que “María, junto a la Cruz, nos enseñó, desde los orígenes fundacionales de nuestro pueblo, que nadie puede quedar excluido de su amor. Su ternura abrazó por igual al habitante nativo y al allegado español, e hizo que la sabiduría de los pueblos originarios se enriqueciera con la herencia hispana; el amor de Madre nos enseñó que luego, las sucesivas inmigraciones hasta nuestros días, deben ser recibidas, valoradas y tratadas con respeto y amistad.
De su amor universal y tierno por cada uno de sus hijos, aprendemos que no hay que juzgar a nadie por el color de la piel, o por la posición social, o por su ideología, y menos aún por lo que poseen. Los ama por lo que son.
Su modo de proceder revoluciona nuestras categorías mentales y nos abre a un modelo de convivencia donde nadie quede aislado, y donde el principal criterio para orientar las políticas públicas debiera ser el bien común de todos los ciudadanos”.
Haciendo hincapié en este punto que el Bicentenario es una oportunidad extraordinaria para la concreción efectiva de esas políticas.
“Es posible pensar una patria para todos, pero sólo si estamos dispuestos realizarla entre todos”, señaló Stanovnik.
Tras lo cual se refirió al anhelo de construirla “entre todos”, diciendo que para hacerlo “necesitamos recuperar la memoria que nos dejaron los Padres de Patria. Sin ellos no es posible tener ese sentido de familia que nos permita construir la pa-tria entre todos, y vibrar interiormente con los grandes valores que ellos nos dejaron y que son el fundamento de nuestra convivencia social y política: la unidad republicana; el diálogo y el compromiso ciudadano; la apertura creativa y solidaria con los pueblos vecinos y con toda la familia humana”.
Pero el arzobispo explicó que construir la Patria entre todos, supone también animarse a ver cuál es el origen del mal que la tiene postrada y luchar decididamente por extirparlo. “Nuestro problema principal no está en el oficialismo o en la oposición, en la “izquierda” o en la “de-recha”.
El principal enemigo está en el interior de cada uno y se contagia luego a toda la sociedad. Ese enemigo trabaja en el corazón de las personas, tanto en los ciudadanos como en la dirigencia, en el oficialismo como en la oposición, en la derecha y en la izquierda, y se lo puede identificar por las señales que deja a su paso: división, confusión y desentendimiento permanente”, subrayó.
Señalando que eso paraliza cualquier proyecto que se quiera llevar en común y que deja graves secuelas en la sociedad, como la pobreza, analfabetismo, precarización laboral, inseguridad social, incumplimiento e irrespeto por la ley”.
Por eso, para poder construir una Patria entre todos y para todos, Stanovink convocó a pedir a los pies de María que proteja a los funcionarios para que luchen contra el mal y para que se restablezca el diálogo y la unión entre los argentinos.
Fuente: el-litoral.com.ar
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