Días atrás, dos iniciativas locales plantearon la necesidad de utilizar alarmas de pánico como una forma de abordar el problema de la inseguridad y tener un resguardo en caso de sufrir un asalto.
Opinan expertos. El término inseguridad resuena a diario en los contenidos que circulan a través de los medios masivos de comunicación.
La exposición reiterada a este tipo información puede generar una sensación de asedio permanente y colaborar para que amplios sectores de la sociedad adopten resguardos ante una inseguridad que parece lista a activarse a la vuelta de cada esquina. Más allá de las sensaciones, los actos de robos y violencia ocurren, y muy a menudo. La marginación social, caldo de cultivo de la delincuencia, lleva a que gran cantidad de personas no puedan insertarse socialmente y terminen en la marginalidad y en el robo como única posibilidad de subsistencia.
Consultado por Hoy, Eduardo Guarda, presidente de Fiscales sin Fronteras, dijo “los planes sociales han logrado contener la reacción generalizada de las personas que se encuentran bajo la línea de la pobreza. Los mantienen subordinados y de alguna manera mantiene organizados a quienes están afuera del sistema”.
Agregó que “hay 900 mil chicos sin capacidad escolar y lamentablemente esto hace que muchos de ellos pasen por el delito y tengan que caer en la sustracción forzosa como la única forma de obtener bienes de consumo”.
En nuestra ciudad, el problema de la inseguridad resuena cotidianamente y genera gran preocupación entre los ciudadanos. Tal es el caso de los vecinos del barrio El Churrasco, que informaron a través de su delegado municipal la propuesta de instalar alarmas en la calle para prevenir hechos de inseguridad.
Según pudo saberse, los dispositivos irían colocados en los postes de luz, con un disparador para cada vecino, que podría activarlo desde su casa, cuando observe algún hecho sospechoso. El costo de estos artefactos es de $ 600 por cada aparato y otros $ 600 por cada disparador.
Sumada a la iniciativa de los vecinos del Churrasco, la semana pasada trascendió una nueva medida pronta a ser adoptada por los propietarios de taxis de La Plata para instalar botones antipánico en los vehículos de alquiler. De acuerdo a lo planteado, los botones irían debajo del volante y en el baúl, y estarán conectados a una central de monitoreo que avisará a la Policía en caso de ser activados, en el marco de medidas para la prevención de delitos. Desde el Sindicato de Peones de Taxis platense, la medida se tomará debido a que los trabajadores del rubro “están cansados de recibir robos, muchos de ellos violentos”.
En el país: sensación extendida
Consultado por Hoy, Eduardo Guarda, presidente de Fiscales sin Fronteras, dijo que “la inseguridad como tal se ha visto potenciada por los medios de comunicación”.
Agregó que en los últimos tres años no han aumentado considerablemente las estadísticas en cuanto a robos y hurtos.
“Es peligroso que estos hechos se reiteren todo el tiempo desde los medios de comunicación”, aseguró.
Agregó que la sociedad se ve influenciada por la inseguridad.
“Creo que la necesidad de poner alarmas de pánico en la vía pública es un paliativo, pero no tienen tiene relación con una baja de la criminalidad, eso se combate con políticas de Estado a mediano y largo plazo”, estimó.
Por otra parte, sostuvo que ‘la droga es uno de los factores que más altera el tema de la seguridad, corrompe las estructuras políticas y policiales y agrava los actos de violencia”.
Según el especialista, en Argentina no se han instalado radares para detectar el tráfico de drogas y se han instalado muchas cocinas de cocaína.
“La droga a gran escala ha colaborado en un aumento de la violencia, como por el ejemplo con el paco por el cual se mato por el valor de la necesidad que tienen los consumidores”, explicó.
Por último, alertó sobre la tendencia en muchos jóvenes.
"Hoy en día muchos jóvenes y adolescentes se introducen más temprano en el consumo de sustancias. Por ejemplo, ha disminuido la edad de inicio al consumo de alcohol a los 11 y 12 años. Dijo también que bajó la franja de inicio. “En muchos casos el alcohol es la puerta de entrada para otro tipo de sustancias como el paco y la cocaína”, concluyó.
La responsabilidad que le compete al Estado
Ricardo Marazzi, experto en seguridad y diplomado en derechos humanos y resolución de conflictos, dijo a Hoy que “los pedidos que la sociedad hace en materia de seguridad y justicia llevan en la misma dirección, hay riesgos que se pueden prever y esto corresponde fundamentalmente al Estado”.
Dijo también que los ciudadanos “deben tomar conciencia de que el Estado tiene la función
primordial de protegernos de la inseguridad”.
A su vez, señaló que “no pasa en ninguna Policía del mundo que los agentes pasen 48 horas sin dormir y después estén manejando un patrullero. La imagen de la Policía decayó, hoy no tiene poder. La racia, por ejemplo, era un elemento de la democracia, la tenían como una forma de control en los primeros años de democracia de Alfonsín y no digo como una forma de represión”.
Fuente: Diario Hoy
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