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Los efectos del declive de la escuela pública se advierten en aspectos tan diversos como...
el deterioro edilicio, las carencias de equipamiento, la desjerarquización de los docentes, el crecimiento de la conflictividad -fenómeno que ya no se limita a los paros e incluye las tomas estudiantiles- y la notablemente elevada cantidad de horas libres.
Este último rasgo, en apariencia de menor relevancia, pone en evidencia que aun en el caso de cumplimiento del mínimo legal de 180 días de clases se encubriría que un promedio de 90 horas de clases no fueron dictadas por horas libres. Esas horas equivalen a 18 días de clases y es la cantidad media de horas libres que se registran por año y por curso en las escuelas secundarias bonaerenses, según un relevamiento sindical.
Este problema afecta la continuidad del aprendizaje y ha tenido como respuesta institucional el Programa Horas Libres en la provincia de Buenos Aires, por el cual se busca “reconvertir” el tiempo sin clases, apelando a actividades alternativas como la proyección de películas con debate posterior. Este sustituto muestra una actitud resignada ante el problema, como si no pudieran arbitrarse las medidas administrativas requeridas para que se planifique la sustitución de docentes con licencias breves o la adopción de recaudos para eventuales faltas.
No debe perderse de vista, a fin de adoptar soluciones adecuadas, que la crisis de las condiciones en las que se desarrolla la educación pública afecta a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, aumenta la desigualdad educativa y genera una creciente exclusión social.
La pérdida de horas de clase en la escuela pública, junto con otras deficiencias, perjudica el proceso educativo y afecta a los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
Fuente: clarin.com
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