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domingo, 10 de octubre de 2010

Gualeguaychú: "El Ropero", próximo a cumplir un año, necesita de la solidaridad de la comunidad

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Por Rocío Fernández

Mabel, Maruca y Cristina se confunden en un ir y venir detrás de...
 dos grandes tablones, apoyados en caballetes, que ofician de exhibidores. Sobre ellos grandes pilas de ropa, prolijamente dobladas, parecen hacer equilibrio apoyándose unas con otras.

Detrás, se observa un único perchero del que cuelgan las prendas más preciadas: vestidos de fiesta, trajes y sacos.

Sobre los tablones se ven camisas a lunares a dos pesos, remeras y musculosas de los más variados colores, también a dos pesos; pantalones de todos los estilos y ropa de bebés y niños. A un costado, sobre el piso de tierra, un par de zapatos, algunas sandalias y varias zapatillas parecen descansar de agotadoras caminatas.

Tanto las prendas como el calzado rondan en los valores antes mencionados. Incluso hay ofertas de dos prendas a 50 centavos.

Esta escena se desarrolla a la sombra de la edificación del Centro de Atención Primaria de Médanos.

Es que El Ropero, nombre de este proyecto que se aboca a reciclar ropa donada y la vende a precios muy accesibles, no posee un espacio físico propio.

En un principio funcionó en la sala de espera de la sala del centro de salud del barrio, en el verano se trasladaron al patio delantero de la casa de Mabel, ubicada justo al lado de la salita. Mabel es una de las principales promotoras de la iniciativa pero en su casa no se podían quedar por lo que hace varios meses se trasladaron a un sector del terreno de la salita que queda libre. Se trata de un pasillo de unos dos metros de ancho por unos tres de largo, sin piso, paredes y mucho menos techo.

Allí Mabel, Crsitina, Maruca, Mirta, Silvia y Gabriela pasaron todo el invierno. Con el único reparo que les proporcionaba la pared lateral de la salita de Médanos hicieron frente a las heladas y a los fuertes vientos de este invierno, que fue uno de los más crudos de los últimos años.

Pero la voluntad de no bajar los brazos, en lo que se constituyó en el primer emprendimiento que las hizo sentir dignas, fue más fuerte. Es que estas mujeres no solo quieren conservar su trabajo sino también la amistad que han cultivado durante todo este tiempo.

El origen de El Ropero

Es importante recordar que el Centro de Atención Primaria de Médanos abarca la zona integrada por los Barrios 338, 348 y Barrios 140 y 60 Viviendas.

Se trata de un área que cuenta con un importante número de familias que poseen muchas necesidades tanto económicas, como sociales y también de salud.

En este contexto surgió la idea de El Ropero, cuyo objetivo primordial no era convertirse en algo grandilocuente, sino unir, generar vínculos nuevos entre las mujeres de la zona y, a su vez ser una fuente de trabajo para ellas.

La idea del proyecto surgió de la mano de varios profesionales del Centro de Salud, cuyo principal referente fue la psicóloga del Centro de Salud, Victoria Doello Jurado. Según comentó a EL ARGENTINO hace un tiempo la profesional, “la idea surgió de las necesidades que desde el centro de salud captamos en la gente. En la salita se recibía mucha ropa en donaciones y nosotros no sabíamos cómo hacer con el reparto, o sea ¿a quién dársela?; en el sentido de ser justos y democráticos”.

Por un lado, al centro de salud llegaba ropa en donaciones y por otro existía una necesidad en las mujeres del barrio de poder trabajar. Por lo que, con la ayuda de Victoria Doello Jurado, el proyecto comenzó a tomar forma en noviembre del año pasado.

Con el paso del tiempo los profesionales fueron soltando la mano, tal cual estaba estipulado, y El Ropero pasó a estar a cargo de las mujeres del barrio.

¿Cómo funciona?

El grupo, conformado por seis mujeres, recibe la ropa que llega por donaciones tanto a la sala de Medanos como a El Ropero, la lava, la recicla y la arregla y, posteriormente la vende a precios muy económicos; que rondan los 2, 5 ó 10 pesos por prenda.

La venta se realiza los martes y jueves de cada semana, entre las 8 y las 11 de la mañana.

Al principio lo que se recaudaba en cada feria se repartía entre las participantes, pero con el tiempo decidieron poner un tope de dinero para llevarse en cada feria quedando el resto como un fondo de caja, que a fin de mes se reparte por igual entre todas.

La base más importante de este proyecto es el aporte de ropa que hace la gente.

Y lo que en un principio fue un objetivo a largo plazo hoy se consolidó. Esto es que El Ropero fuera apropiado por las mujeres que lo trabajan, que ellas lo sintieran su propio negocio. Hoy el proyecto ya está funcionando y las responsables son estas seis mujeres, aunque siempre necesitan la colaboración de toda la comunidad.

La finalidad de que la ropa sea vendida en lugar de regalada es tal vez el rasgo distintivo de este proyecto, “con esto se quiere brindar un servicio a la gente que va al centro de salud, que sepa que por tres pesos se puede llevar algo”, había contado a la psicóloga Victoria Doello Jurado.

El Ropero necesita un impulso

EL ARGENTINO visitó el viernes por la mañana El Ropero y allí dialogó con las integrantes: Mabel, Maruca y Cristina quienes contaron como es la situación actual de este emprendimiento.

Mabel, quien es un poco la responsable actual del emprendimiento indicó: “Desde que comenzamos y hasta marzo de este año nos fue muy bien y a partir de ahí las ventas comenzaron a frenarse. Nosotros creemos que es por el tema de la ropa, que siempre es la misma. Además, de que también hay más competencia porque proyectos similares a este hay varios en la zona”.

A lo largo de la conversación se sumó a la charla Gabriela, hija de Mabel y la integrante más joven de El Ropero.

“Nos hace falta un cambio de ropa. Porque la gente viene mira y al ver que es lo mismo se va”, puntualizaron.

A medida que el proyecto va creciendo también van surgiendo nuevos inconvenientes para estas mujeres que hacen todo a pulmón.

El tema de la falta de un espacio físico fijo y con las condiciones mínimas como para no tener que trasladar a diario las prendas es uno de los principales problemas.

Todos los martes y jueves las integrantes de El Ropero buscan las bolsas con la ropa, que tienen guardadas en un improvisado galponcito de madera que está en el fondo de la sala de Medanos.

Trasladan las bolsas a la parte delantera de la sala, arman las mesas y comienzan a acomodar todas las prendas. Doblan prenda por prenda, las que muchas veces están arrugadas por la manera en que deben guardarlas para protegerlas de la humedad.

Cuando finalizan la jornada laboral deben hacer el trabajo inverso. Guardar una por una las prendas en bolsas y trasladar todo de nuevo al galponcito.

Con frío, heladas, viento, sol y calor el proceso se reitera cual ritual sagrado. Hay días que no venden ni siquiera una prenda pero el proceso siempre es el mismo.

Además del problema del espacio El Ropero también necesita muebles o percheros donde las prendas se puedan exhibir mejor. Al estar dobladas unas sobre otras, muchas veces las que quedan abajo no son vistas por las compradoras.

Hace un tiempo recibieron una importante donación realizada por una señora del Barrio 140 viviendas, de una máquina de coser, pero les falta aprender a realizar prendas, a cortar las telas y con ellas hacer otras cosas. Tampoco tienen un espacio para poder dedicarse a aprender aunque más no se ellas solas.

El valor de la amistad

“Nosotros apostamos a que con el verano el negocio repunte”. “Tampoco podemos abandonar esto que nos costó tanto”. “A nosotras nos sirve porque nos entretiene, conversamos, somos compañeras”. “Se hizo un grupo tan lindo”. “Esperamos el día para venir acá”. Estas fueron algunas de las declaraciones que las integrantes de El Ropero realizaron a EL ARGENTINO.

“Con todo lo que hemos hecho y pasado para seguir adelante sería una lástima tener que cortar el proyecto”, puntualizó Mabel a lo que Maruca contestó: “No lo digas ni en broma Mabel y yo, ¿que hago?, tengo a mis hijos todos casados. Somos mi marido y yo y para mi esto es una distracción”.

Estas seis mujeres le dan mucho valor a la amistad y al vínculo que a partir este emprendimiento lograron construir. Es que éste también era el objetivo del proyecto: que las mujeres se apropien de él, lo sientan su negocio y se unan como grupo social. Esas metas se cumplieron. Ahora falta que una vez más la comunidad les de una mano para que El Ropero siga funcionando.

Las integrantes de este emprendimiento quieren agradecer mucho por las donaciones que han recibido de parte de la comunidad.

El Ropero necesita:

-Ropa de verano o invierno.

-Calzado.

-Perchas.

-Perchero o muebles.

-Capacitadoras de corte y confección.

* Las donaciones se pueden llevar a El Ropero, los martes o jueves por la mañana, al lado del Centro de Salud de Médanos, ubicado en calle Martínez Paiva y calle pública.

* También pueden acercarlas al diario EL ARGENTINO (9 de Julio y Luis N. Palma) o llamar al 427027, interno 23.

Fuente: diarioelargentino.com.ar

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