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Posadas. “¿Será que los pobres son pobres porque su hambre nos da de comer y su desnudez nos viste?”
, se preguntó, desde la ironía, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, quizás en el intento de encontrar una respuesta ante esta realidad en la que pocos tienen mucho, y muchos no tienen nada.
En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de octubre como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Con motivo de esta fecha, El Territorio convocó a profesionales en trabajo social y organizaciones no gubernamentales a fin de reflexionar y cuestionar los orígenes y las consecuencias de la problemática estructural de la pobreza en la provincia.
Las regiones con mayor número de personas en situación de pobreza son las del Noreste con un promedio del 21,8 por ciento, en donde se incluye a Misiones.
Según el análisis de los especialistas consultados, en general es posible asociar a la pobreza con la baja producción y productividad que tiene un país y también a la pésima distribución de los ingresos que acentúa la brecha entre ricos y pobres. Esta situación provoca la falta de nutrición, de salud, de vivienda, de ingresos, de empleo, de agricultura estable, de tecnología, de educación y de viabilidad de un proyecto de vida saludable.
A su vez, todos coincidieron en que para erradicar la pobreza es pertinente plantear políticas de inclusión con una participación directa del Estado en la distribución equitativa de la riqueza.
Un flagelo persistente
Para los especialistas, la pobreza se define como la carencia de recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o de una comunidad, y la falta de oportunidad para producirlos por sí mismos.
La persistencia de este flagelo “es el producto del funcionamiento socioeconómico desigual y excluyente. Los gobiernos neoliberales agudizaron el problema, con decisiones políticas y económicas que marcaron profundamente la vida social y política del país y profundizaron hasta límites inhumanos la brecha entre ricos y pobres”, analizó Silvana Martínez, licenciada y Magíster en Trabajo Social y presidenta de la Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social (FAAPSS).
Martínez apuntó a las carencias “no sólo materiales, sino también carencias que tienen que ver con la imposibilidad de verse a sí mismo como sujeto de derecho, la propia identidad y la construcción de ciudadanía. Como vivir “condenados” a la pobreza en una provincia rica”.
Por su parte, Alicia Dieringer, coordinadora del Observatorio de Política Públicas de la Maestría en Políticas Sociales de la Unam, informó que “de acuerdo a las distintas informaciones, la Argentina ya se parece a los países más pobres de América latina, el 53% de sus habitantes vive por debajo de la línea de pobreza y en provincias como Formosa esa situación alcanza a 78,3% de sus habitantes. Pero hay datos que no son de difusión masiva, como por ejemplo que el 70,3% de los menores de 14 años del país ya vive en la pobreza y 33,4%, en condiciones de indigencia”.
En Argentina, los porcentajes presentados para el segundo semestre de 2009 por el Indec del total de 31 aglomerados urbanos indican que se encuentran por debajo de la línea de pobreza 692.000 hogares, es decir 3.148.000 personas.
Para Martínez “hay un alto porcentaje de población de Misiones que vive por debajo de la línea de pobreza, que no está medida por el Indec. Supera holgadamente el 50% y no llega a la canasta mínima. Otro alto porcentaje está por debajo de la línea de indigencia y supera holgadamente el 30%”.
Asimismo, los especialistas apuntaron al problema histórico de tenencia de la tierra y ocupación del territorio en la provincia. “Conviven grandes latifundios con pequeños predios que no sirven para una producción en escala. La población y la actividad económica se concentraron históricamente sobre el río Paraná mientras que el territorio sobre el margen del río Uruguay quedó postergado, al igual que su población. Los departamentos ubicados en esta zona son los más empobrecidos y con altos indicadores de NBI”, declaró Martínez.
Pedro Herrera, presidente del Colegio de Profesionales de Servicio Social de Misiones, consideró que “el problema de lo sectores rurales y marginales de nuestra sociedad se profundiza cada vez más. El gran éxodo de los sectores rurales a los grandes centros urbanos provocan desigualdad en el acceso a los recursos. Son personas que pugnan por un derecho que se les ha sido vulnerado como es el acceso a la vivienda digna”.
Señalaron también la falta de acceso de los jóvenes a un primer empleo como otra de las causas de la pobreza. “Estamos viviendo la cuarta generación de hijos desocupados, de padres que no tuvieron acceso a un trabajo, vivienda y salario digno”, expresó Herrera.
Realidades y posibles soluciones
A partir de trabajos de campo en Misiones y Posadas, la licenciada Martínez comentó que las familias en situación de pobreza “son generalmente numerosas, monoparentales, con problemas básicos de escaza educación, analfabetismo funcional, viviendo en condiciones materiales muy precarias, con falta de agua potable y otros servicios básicos, con problemas de hacinamiento, higiene y salud. La mayoría no tiene trabajo estable, viven de changas o de planes sociales. Los que tienen trabajo, suelen estar en situación de precarización laboral: trabajo en negro, jornadas prolongadas de trabajo, sin vacaciones y sin aportes”.
A su vez, criticó que en la provincia “no hay una política de lucha contra la pobreza. Hay sólo anuncios, discursos y algunas experiencias como el denominado “Programa Hambre Cero Provincial”, que no tiene recursos ni capacidad humana para relevar y atender todos los casos de desnutrición, que son miles en la provincia”.
En cambio, para Herrera “el Estado provincial no niega la pobreza y desmitifica el concepto de que “no hay pobres”. Igualmente, falta un mayor compromiso de todos y una mayor posibilidad de participación de parte del Gobierno de los otros sectores”.
Por su parte, Dieringer consideró que “es fundamental que se garanticen oportunidades, que se mejoren los accesos a la salud, a la educación y capacitación, a fuentes de financiación para la producción”.
También Martínez coincidió en que “la función del Estado debe estar enfocada hacia la igualdad de oportunidades, y a incentivar a los individuos a tomar ventaja de esas oportunidades”.
El rol de las organizaciones
Un Techo Para Mi País (UTPMP) es una organización no gubernamental en la que participan jóvenes de entre 18 y 30 años con el objetivo de erradicar la falta de vivienda de familias que viven en extrema pobreza. En Posadas, son cerca de 40 voluntarios estables y más de 200 jóvenes que participaron alguna vez.
Actualmente, los voluntarios se encuentran trabajando en el barrio Belén con 23 viviendas de emergencias construidas y en septiembre, se comenzó a trabajar en la comunidad de Espacios Verdes (o Ex aserradero) ubicado frente al mercado central. El próximo fin de semana los voluntarios estarán llevando a cabo la tercera construcción en Misiones con once viviendas, seis en el Barrio Belén y cinco en Espacios Verdes. “Hoy surgen las Ongs por una ineficiencia de un Estado, para suplir esas necesidades. Eso nos motiva a actuar, pero no podemos echar la culpa del hambre a un gobierno, sino a toda una sociedad por dar vuelta la cara y no hacerse cargo”, opinó Romulo Coll (24) voluntario y coordinador de (UTPMP)
“Las organizaciones nacen por los huecos y las necesidades que se ven. Se debe trabajar en conjunto, con compromiso social de todos. Lo importante es involucrarse, hacer un seguimiento, conocer a las familias”, consideró Patricio Caruso (28).
Asimismo, desde Caritas de Posadas vienen trabajando en distintos barrios donde conviven familias de bajos recursos. A partir de su experiencia, la referente Graciela Figueredo apuntó a la imposibilidad de acceder al trabajo y al deterioro del salario, y alertó sobre el aumento en el cantidad de pobres que pasan a ser indigentes.
“Son generaciones que van avanzando en la vida cotidiana con un destino fijo que es ser mano de obra barata, ser personas que se van trasformándose en los “ni-ni”, jóvenes que no estudian ni trabajan, niños que no juegan ni estudian, mayores que ni reciben atención mínima médica, los que no tienen cara, los que pasaron a ser un número más dentro de las estadísticas”, declaró Figueredo.
Y agregó: “Los pobres no son pobres porque decidieron serlo. Han llegado a un nivel que ni siquiera se los puede calificar de indigentes. Son excluidos primeramente de la situación laboral, porque tampoco fueron totalmente incluidos en la educación formal y luego viene todo el deterioro de lo otro. Ellos no están excluidos de la sociedad, ellos son parte de una sociedad que los nombra, que no quiere reconocer que se los dejó de lado, pero entonces ¿quienes son los incluidos?”
El dato
22 por ciento de las personas viven en situación de pobreza en las regiones del NEA, en donde se incluye a Misiones
Fuente: territoriodigital.com
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