Las nuevas tecnologías favorecen los procesos políticos democráticos, aportando información y facilitando la participación de la ciudadanía.
Todas estas exteriorizaciones son formas de participación, pero la principal de ellas se refiere a la intervención en la toma de decisiones, el control de la ejecución y el mantenimiento en el tiempo de las medidas tomadas.
Nunca hasta el momento presente, la ciudadanía había tenido tan fácil el acceso a las personas, a la información y al seguimiento de las actuaciones políticas. El acceso popular a las nuevas tecnologías ha supuesto una gran revolución en este sentido.
Gracias al uso cada vez más generalizado de las nuevas técnicas, especialmente las referidas a los medios de comunicación y a Internet, el espacio de participación y las posibilidades de intervención social son cada vez más evidentes y efectivas.
Sin embargo, este tipo de participación presenta el problema de no saber su alcance y hasta qué punto es decisiva. Parece que sólo los planes especiales implican activamente al ciudadano, quien puede expresar sus preocupaciones para incorporarlas en su decisión final. En este sentido, resulta fundamental que los ciudadanos estén totalmente satisfechos con su nivel de participación; en caso contrario, se desilusionarán, comprometiendo los fundamentos de un proceso democrático participativo.
Fuente: colectivossociedad.suite101.net
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