Extracto del 4º Informe del barómetro de la Deuda Social de la Infancia, presentado en la Universidad Católica.
El barómetro de la Deuda Social de la Infancia es un programa de investigación que desarrollan el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina y la Fundación Arcor, desde el año 2006 hasta la actualidad. Una apretada síntesis de las conclusiones del trabajo expuesto en la sede Puerto Madero de universidad, es la siguiente:
En los últimos años las familias parecen haber experimentado cambios positivos, en términos de hábitat de vida, capacidad de consumo, inclusión laboral, y protección social.
Los cambios positivos también se advierten en algunas de características de la oferta educativa (en la enseñanza de un segundo idioma, o de computación), si bien dichos progresos aún se encuentran asociados a profundas desigualdades sociales.
No se reproduce la mirada positiva en los procesos de crianza y socialización, probablemente porque para ellos es requerido un cambio estructural de las estructuras de oportunidades.
Pese a lo mencionado en cuanto a los indicadores del nivel de vida material, y su indiscutible mejora en los últimos años, los derechos mínimos están lejos de cumplirse para la niñez y adolescencia en cualquiera de las dimensiones consideradas (condiciones materiales de vida, crianza, socialización y formación).
Las conclusiones de este trabajo están basadas en la encuesta de la Deuda Social Argentina, realizada sobre hogares, que desde el 2004 releva datos en grandes centros urbanos de la Argentina. A partir del 2006, incorpora un módulo que busca medir el grado de cumplimiento de los derechos del niño.
Condiciones materiales de vida
En este espacio se han podido advertir tendencias muy positivas en aspectos estructurales que cambian la calidad de vida de los hogares, como el acceso a agua corriente y cloacas, y al gas por red.
En 2009, en los grandes aglomerados urbanos de la Argentina, 3 de cada 10 menores de 18 años residía en una vivienda con 2 o más problemas en su hábitat (no tenía acceso al agua corriente, o no tenía cloacas, o no tenía gas por red, o estaba en cercanía de fábricas contaminantes y basurales, o en condiciones de hacinamiento). Si bien esto dista mucho de lo ideal, el progreso frente al 2004 es significativo.
En 2009, el 55% de los/as niños/as y adolescentes vivía en hogares que habían tenido que restringir sus consumos alimentarios, en cantidad y/o en calidad. Aproximadamente, un 28% se encontraba en situación de riesgo alimentario.
Probablemente, como efecto de la asignación universal por hijo la incidencia del riesgo alimentario sea significativamente menor en 2010.
Junto a la recuperación económica, tendieron a producirse correcciones en el mercado de trabajo que repercutieron en el nivel de empleo y la calidad del mismo. En este marco, se incrementó entre 2006 y 2008 la cobertura de salud a través de obra social, mutual o prepaga. Si bien se advierte una leve caída en los niveles de cobertura en el período 2008-2009 como efecto de la caída del empleo estable, el balance general es positivo
Procesos de crianza y socialización
En este estudio se suele trabajar un conjunto de indicadores de estimulación social y emocional: el “festejo del cumpleaños”, “haber sido receptor de cuentos e historias orales”, y el “compartir cama o colchón para dormir”, o si los niños/as suelen realizar “actividades artísticas y/o deportivas” extra-escolares.
En general, lo que se observa en todos estos indicadores es su poca capacidad de variar y su carácter estructural.
Los niveles de incidencia del déficit son muy similares entre 2007 y 2009.
Entre los menores de 5 años, en 2009, 15% no de le suele festejar el cumpleaños; 40% no suele ser receptor de historias orales, 24% comparte cama o colchón para dormir.
El déficit de inclusión de los/as niños/as y adolescentes en actividades de formación y socialización informales en el campo de las artes y los deportes no experimentó cambios significativos en los últimos tres años.
Internet: es la única forma de socialización de las consideradas que ha experimentado cambios en el último tiempo, como espacio de acceso al conocimiento y vínculo con otros a través de las llamadas “redes virtuales”. Aunque aquí también las brechas de desigualdad son aún muy significativas.
Casi 5 de cada 10 niños/as en edad escolar no tienen biblioteca familiar en su hogar, y se estima que 4 de cada 10 adolescentes no tienen acceso a libros en el ámbito de su hogar. En el acceso a este recurso las desigualdades sociales son muy importantes.
El déficit de espacios artísticos donde desarrollar y formarse en el campo de la música, la plástica, el teatro, y otras expresiones alcanza al 50% aproximadamente de los adolescentes y niños/as en edad escolar. El déficit es menor en centros deportivos (39%).
Alrededor de un 27% de los/as niños/as y adolescentes vive en barrios en los que no hay espacios verdes como plazas o parques.
Procesos de formación
La escolarización a temprana edad (entre los 2 y 4 años) alcanza a casi 6 de cada 10 niños/as en las grandes ciudades de la Argentina. En los últimos tres años se ha incrementado la inclusión educativa en este grupo de edad, en tanto pasó de un 49% en 2007 a un 55,5% en 2009.
El nivel de cobertura en la sala de 5 años es casi total, así como en el nivel primario.
En el nivel secundario, la no asistencia se estima en torno al 9% en las grandes ciudades en 2009, y no se registraron variaciones desde 2007. El déficit educativo en los primeros años del secundario (1º y 2º año) alcanzó en 2009 el 17%, y en los últimos años (3º, 4º y 5º año) el 41,5%.
El déficit educativo guarda una alta correlación con la estratificación social, se registra en mayor medida en los varones que en las mujeres, en el nivel secundario, así como entre los niños/as y adolescentes que realizan trabajo doméstico intensivo y/o ayudan a un familiar o conocido en un trabajo.
Se registran progresos en los indicadores de enseñanza de computación y un segundo idioma: se pasó de 52% de déficit en 2007 a 38% en 2009 en el caso de la enseñanza de un segundo idioma, y de 57% en 2007 a 48% en 2009 en el caso de la enseñanza de computación, entre los niños/as en edad escolar.
Fuente: infanciahoy.com
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