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jueves, 15 de julio de 2010

(Argentina) Los temas centrales que no se abordan

por Adrián Ventura

El matrimonio homosexual es un tema importante para las parejas del mismo sexo, una minoría que pretende que se les reconozca un mayor grado de libertad. Pero ni ese asunto ni su solución nos deben distraer de los temas centrales de la agenda que necesita abordar la Argentina.

El matrimonio gay entró primero en la agenda de la Justicia, hace dos años, cuando el Gobierno no quería siquiera arrimarse a la cuestión. La Corte Suprema se negó a dar una definición para no sufrir desgaste y, por eso, quedó en manos de la política.
Así, el Gobierno planteó un debate polarizado y sin matices, que arrastró a la Iglesia a un terreno donde la política, que maneja principios más fluidos y menos dogmáticos, tenía más para ganar que para perder. El matrimonio Kirchner entendió que nunca logrará atraer a los sectores más conservadores, mientras que no puede darse el lujo de alejar a los progresistas que le quedan a su lado. Pero, más allá de ese cálculo, poco le interesa al Gobierno la suerte de las parejas homosexuales ni, menos aún, solucionar los dilemas de la adopción de menores (si en la Argentina sigue habiendo adopciones ilegales, es porque existen cuestiones irresueltas).

La Argentina tiene problemas políticos, legales e institucionales más profundos:

La corrupción estructural, que atraviesa a todos los partidos y a todos los gobiernos.
La degradación de la libertad de prensa. ¿Acaso pueden ser tildados los Kirchner de liberales, cuando intentan acallar a todos los medios independientes?
El deterioro de la calidad de vida. El Gobierno mantiene la inflación en un nivel elevado; aumenta el gasto público y sube la presión impositiva. Y, como paliativo, falsifica los índices del Indec; anuncia una anodina reforma del Impuesto a las Ganancias que no atempera el impacto del tributo en los sueldos y no busca una solución digna para mejorar el ingreso de los jubilados, que están obligados a hacer interminables juicios. Estos son problemas económicos, que no pueden ser solucionados por la Justicia pero esto precisamente los hace más delicados; la política tampoco los soluciona.
Los problemas del comercio exterior, principalmente con Brasil y con China, que están en crisis por las barreras arancelarias, paraarancelarias y por normas no escritas y arbitrarias.
La falta de inversión, por la inseguridad jurídica de no contar con reglas estables.
El matrimonio es importante, pero no puede ser una cortina de humo.
Fuente: lanacion.com

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