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viernes, 11 de junio de 2010

Bariloche: concientizar a los padres para erradicar el trabajo infantil

Por Valeria Vera


Una mexicana que vive en el país promueve un proyecto que busca contener a los chicos que remueven la basura en la ciudad rionegrina.
 
"Sólo conocés la problemática cuando estás dentro de ella", afirma, convencida, la psicóloga Elena Durón, cuando mira hacia atrás y realiza un balance del camino recorrido desde que se radicó en el país con un proyecto para ayudar a erradicar el trabajo infantil en Bariloche.
Es que esta mexicana conoce de cerca el significado de una frase que para algunos no representa nada en sí misma, pero que para ella está ligada al alma del proyecto que cultiva hace casi diez años con recicladores de basura de Río Negro.
El punto de inflexión personal y profesional que vivió apenas se instaló en el país coincidió con la inestabilidad que pesaba sobre la Argentina en plena crisis de 2001. Inserta en ese contexto, decidió capitalizar su experiencia en tareas comunitarias en uno de los lugares más insalubre de Bariloche.
Allí nació su debilidad por los niños, sobre todo, por aquellos que trabajaban junto a sus padres en los procesos de recolección y reciclaje de residuos. "En el basural me encontré con el mismo panorama desafortunado que ofrecen estos lugares a cielo abierto, pero también con una cantidad tan grande de niños que me impactó muchísimo. La crisis de 2001 atacó a todos los sectores e hizo que muchas de estas familias se volcaran a la basura para poder subsistir", recuerda en diálogo con lanacion.com .
Después de un extenso proceso, que incluyó ensayos y errores, Elena creó un modelo para abordar este problema mediante la promoción de cambios graduales de las actitudes impulsadas por los padres, que son los que habitualmente inician a sus hijos en el trabajo para paliar el hambre.
El primer paso del proyecto Petisos , cuya sigla encierra un juego lingüístico con los destinatarios y con el móvil que persigue, se basa en construir un vínculo de confianza con las familias para que puedan tomar conciencia y aprender sobre el impacto negativo que tiene la explotación para la salud, la educación y el desarrollo de quienes se ven sometidos a esta práctica. La metodología apunta a actuar dentro del basural para atender las necesidades no sólo del niño, sino de toda la familia que acompaña y permite esta situación.
"Hacemos una especie de contrato verbal con los padres y armamos una bitácora de esa familia sobre cómo se ven en la actualidad y cómo se quisieran ver en seis años y en un año. Vamos yendo paso por paso, como si se tratara de un verdadero trabajo artesanal", relata Elena.
"Somos muy cuidadosos a la hora de acercarnos. Jamás culpamos a los padres por la explotación porque esto les genera una gran angustia y culpabilidad. Entendemos que a veces ellos no pueden evitar que sus hijos trabajen, porque de lo contrario no comen", asegura. Y añade: "La idea es revertir justamente esa mirada y que comprendan que los grandes tienen que ser los proveedores económicos, no los chicos".
Estrategias. El planteo que propone la psicóloga se basa en estrategias que giran alrededor de varios ejes como la salud (por los riesgos de contaminación e infección que corren los niños al entrar en contacto con la basura); la familia y la comunidad (para que los padres comprendan cuáles son las implicancias que tiene que un chico trabaje); la escolaridad (que busca flexibilizar los equipos docentes para evitar la deserción escolar y lograr la reincorporación de los niños que dejaron la escuela); la educación a través del arte (propuestas de educación no formal que incluyen orquestas, danzas urbanas, música y repostería), y el juego (promover actividades para contener a los niños que ven vulnerado su derecho a jugar).
Después de casi diez años de presencia en la provincia, el proyecto, ideado para comunidades pequeñas, se está expandiendo hacia otros barrios de Bariloche y contempla crecer hacia otras zonas rurales de Río Negro. "El retiro del trabajo en el basural de algunos niños resultó paulatino, pero en lo que respecta a su incorporación logramos avances gracias a la concientización", sintetiza su principal impulsora.
Cifras alarmantes. Según un informe de la Conferencia Internacional del Trabajo, realizada en 2010 en el marco de la OIT, más de 200 millones de niños en el mundo trabajan y por lo menos 115, sólo siete millones menos que en 2004, están sometidos a sus peores formas.
De acuerdo con estos datos, en lo relativo a los niños entre 5 y 14 años en actividad económica, las regiones de Asia y el Pacífico, y América latina y el Caribe, registraron una disminución. Por el contrario, para el mismo grupo de edad, el número de niños explotados está aumentando en Africa Subsahariana. El problema es especialmente preocupante en esta región, donde uno de cada cuatro niños entre 5 y 17 años trabaja, comparado con uno de cada ocho en Asia y el Pacífico y uno de cada diez en América latina y el Caribe.
La agricultura es el sector que registra mayor incidencia de trabajo infantil, con un 60 por ciento. Sólo uno de cada cinco niños recibe un salario. Una abrumadora mayoría trabaja para su familia sin remuneración.
En la Argentina, no existen cifras actualizadas que permitan saber cuántos chicos trabajan. La última medición deriva de la encuesta sobre Actividades de niños, niñas y adolescentes (EANNA), elaborada en 2004, desarrollada en forma conjunta con el INDEC en el marco del Programa "Encuesta y Observatorio de Trabajo Infantil" acordado entre el Gobierno Argentino y el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de OIT.
El estudio reveló que este flagelo golpea con más fuerza entre los adolescentes de hogares más pobres. Más del 16% de los niños (de 5 a 13 años) realizaron trabajo infantil, mientras que el porcentaje entre los adolescentes (de 14 a 17 años) fue del 39%.
Este año, en la Argentina, la celebración del Día Internacional de Erradicación del Trabajo Infantil adquiere especial relevancia porque, en coincidencia con el día del Bicentenario, el 25 de mayo se modificó a 16 años la edad mínima de admisión al empleo

Dónde denunciar

Capital Federal: 0800-222-2224

Provincia de Buenos Aires: Subsecretaría de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires. Tel: (0221) 429-3600

Ministerio de Trabajo de la Nación: 0800-666-4100. Denuncias Laborales de la Dirección de Inspección Federal, Leandro N. Alem 628, Piso 5° piso.
Fuente: lanaciòn.com

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