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martes, 4 de mayo de 2010

Los sin techo en Buenos Aires

Cada vez se ven más hombres y mujeres -y en muchos casos familias enteras- que viven en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Los llamados "sin techo" son personas sin domicilio fijo ni trabajo permanente sumidas en el más terrible abandono, en ocasiones sin ningún tipo de vínculo con sus familiares. Muchos se pierden en el alcohol y terminan con serios problemas psiquiátricos, producto de largas estadías en los laberintos de las calles.

En los últimos años, no pocas víctimas de las crisis económicas del país pasaron a engrosar las filas de los sin techo. Entre ellas hay quienes vinieron a la ciudad porque habían quedado desempleados en sus lugares de origen y aquí no pudieron tampoco ocuparse. Otros se incorporan intermitentemente, como los cartoneros, que prefieren pasar algunas noches de la semana en plazas o en parques y no regresar a sus casas distantes del conurbano bonaerense. También están los que se han instalado definitivamente y se han convertido en parte del paisaje barrial, con sus alojamientos precarios de madera y cartón, sus sillas desvencijadas, sus colchones sucios y algún brasero para calentar lo que se consiga.
¿Cuántos son? Los registrados según relevamientos del gobierno porteño eran en 2006 casi 800; ahora serían 1400. El 75 por ciento de ellos, hombres entre 40 y 59 años. Sin embargo, según cifras de la organización Médicos del Mundo, habría más de 11.000, 3000 menores de 16 años y el resto, adultos.
De acuerdo con informes del Ministerio de Desarrollo Social porteño, el 67 por ciento se ubica entre el macrocentro y algunos barrios, como Recoleta, Retiro, Balvanera, San Cristóbal, Almagro, Parque Patricios, San Nicolás, Montserrat, Constitución y Barracas. Por lo común, se acomodan en los accesos de grandes edificios bancarios, de organismos del Estado o comercios.
¿Qué ofrece la sociedad civil para sacarlos de ese desamparo? Son numerosas las organizaciones que trabajan todos los días para mejorar, aunque sea un poco, su calidad de vida y recuperar su dignidad. Por ejemplo, el Servicio Interparroquial de Ayuda Mutua (Sipam) nació en 1988 -integrado por instituciones de las iglesias católica, metodista y anglicana- con la intención de compartir y complementar los recursos de las instituciones destinados a este grupo social. Hoy los asiste de manera integral (vivienda, alimentación, salud, empleo) para que puedan recuperar su autoestima y, con ello, el acceso a su promoción personal.
El hogar San José, con una trayectoria de 15 años, brinda contención a 800 hombres de 21 años en adelante que se encuentran en situación de alta vulnerabilidad. Ofrece las facilidades de comedor, servicio de duchas, biblioteca, ropería, taller de artesanías, cooperativa de trabajo, atención social y espiritual. Además, son 50 las personas que viven en el hogar. Durante 2009, el 62 por ciento de las personas atendidas mejoraron su calidad de vida, en tanto consiguieron una pensión, un trabajo o se revincularon con su familia.
Otra iniciativa que vale la pena mencionar es la publicación de una guía gratuita para personas en situación de calle en la ciudad de Buenos Aires, realizada por la comunidad San Egidio, una organización católica con sede en Roma y que contiene información acerca de dónde pueden comer, dormir, bañarse y curarse las personas que están en la calle.
Las acciones del gobierno local y los convenios con Cáritas y el Ejército de Salvación hacen que la mayoría de las personas que viven en las calles porteñas reciban lo indispensable desde las 17 hasta las 8 del día siguiente. Pero aún es mucho lo que falta.
Quien habita en nuestra gran ciudad no puede menos que sufrir ante el doloroso cuadro de quienes muestran que la indigencia está frente a los ojos. Porque más allá del importante trabajo de asistencia realizado por las ONG y las autoridades, muchas veces su ayuda no alcanza para modificar la situación de estas personas. La proximidad de las noches frías de invierno y las inclemencias del tiempo obligan a redoblar los esfuerzos para modificar esta triste realidad con urgencia. El rescate de esos náufragos "sin techo" es misión del gobierno y de toda la sociedad.
Fuente; lanaciòn.com

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