* Entidad sin fines de lucro, de gestión comunitaria y participación ciudadana *
martes, 20 de abril de 2010
Mendoza, Argentina: Experimentan un dispositivo "para que los ciegos vean"
El aula de la Facultad de Educación Especial y Elemental de la UNCuyo está plagada de obstáculos de distintas dimensiones. Federico Panella se mueve entre ellos con bastante autonomía.
Dice que captó el 'método de escaneo' rápido y no ve la hora de andar las calles mendocinas ayudado, ya no sólo por su bastón, sino también por el Telémetro Láser para Ciegos (TLC).
"Vos sentís las señales sonoras en un oído y en el otro. Eso te permite detectar los vacíos. Entonces sabés por dónde tenés que caminar", explica con entusiasmo este joven de 29 años, que se prepara para comenzar la carrera de Abogacía.
El TLC es un complejo mecanismo inventado por el mendocino Javier Fornés y Federico es uno de los siete no videntes que accedieron a participar de un proyecto de investigación en el Profesorado Terapéutico de grado universitario en Deficientes Visuales que busca determinar su eficacia.
Durante todo este año el TLC será puesto a prueba. De comprobarse su utilidad en la recogida de información del medio, esta Facultad le dará su aval y acompañará a su autor en la búsqueda de financiamiento para reproducirlo.
No es la primera ?creatura' de este autodidacta. Javier es una de esas mentes creativas que nunca se detienen, pese a tener que luchar todos los días con la desidia de un país -y una provincia- a la que parece no importarle la investigación.
Él se costea la materia prima de sus inventos, que ya son seis. Sólo para realizar este prototipo -tarea que le llevó un año- tuvo que sondear por todo el mundo para dar con los laboratorios que produjeran las piezas que necesitaba. Lo peor es que, después de tamaña tarea, la Aduana local le ha frenado costosos equipos por no saber de qué se trata.
"La idea es que la persona no vidente adquiera un sentido más", resume Fornés. Este innovador dispositivo posee la capacidad de medir las distancias y la ubicación de obstáculos de la cintura para arriba, por lo cual su función es complementaria a la del bastón.
Trabaja con una tecnología de láser infrarrojo y funciona escaneando el entorno de la persona cada 39 milisegundos (lo que puede considerarse casi tiempo real), y emitiendo sonidos para avisar sobre la presencia de un objeto diferenciando los oídos.
Lo explica mejor Cecilia Flores (18): "Vos sentís sonidos en distinta frecuencia que te indican a qué distancia tenés que frenar", indica. Apenas se enteró de la convocatoria, la joven se anotó enseguida para participar de la prueba. "Es muy interesante. Uno lee sobre estos avances tecnológicos, pero siempre te parecen lejanos, imposibles y muy caros", acotó.
La investigación recién está en sus etapas iniciales, pero los resultados parciales asombran al propio Fornés. "El uso del TLC requiere de un aprendizaje, pues lo que se pretende es unir la corteza auditiva con la visual y esto requiere de un tiempo de acostumbramiento. Al principio, la respuesta es consciente, pero después se internaliza el mecanismo y se vuelve consciente. Aquí hemos visto que este paso se está dando en muy poco tiempo", señaló.
La buena recepción permite al inventor soñar con una tercera instancia, ya más próxima a las neurociencias. "La plasticidad del cerebro es tal, que podrían nacer conexiones entre ambas cortezas, que generarían imágenes, con el eje de profundidad. Claro que no sería como las que vemos nosotros. Todo depende de su vivencia de espacio", explica Javier.
Desde la carrera, se mostraron cautos respecto a sus alcances. De todos modos, Mariela Fernando -la directora- dijo que esta herramienta podría dar una respuesta crucial al problema de la movilidad y autonomía del ciego. "El bastón sólo da cuenta de los desniveles o escalones, pero no de los obstáculos que están a altura media. Además, el TLC otorga información más distante, que permite anticipar el objeto", señaló.
"Hasta ahora me parece muy útil. Me genera mucha expectativa cómo resultará en la calle, en los sitios donde me muevo todos los días", comenta Ornela Pascualetti (26), quien todo los días asiste a la Escuela de Música de la UNCuyo, en pleno microcentro.
La estética no es algo que les preocupe. Sin embargo el aparato final estará disimulado tras unos lentes. En Europa también se estudian dispositivos para invidentes, pero a través de otros mecanismos. El costo de aquellos es de 10 mil dólares, mientras que el local rondaría entre los 100 y 200 dólares.
Fueente: infobae.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario