Si la corrupción es inherente a nuestro ADN es una pregunta que se han hecho muchos analistas para tratar de explicar por qué somos recurrentes en determinadas conductas.
La utilización del dinero público para el enriquecimiento de unos pocos ha vuelto a surgir con fuerza, una vez más.José Luis Espert es un economista reconocido que, lejos de hablar de la corrupción sólo cuando algún caso resonante ocupa las primeras páginas de los diarios, realiza una constante campaña contra la malversación de inmensas sumas de dinero por parte de los gobiernos, tanto nacionales como provinciales. Por eso Noticias & Protagonistas buscó una vez más su análisis sobre este mal nacional que se repite hasta el cansancio.
Noticias & Protagonistas: Muchas veces, por este mismo medio, usted alertó sobre las organizaciones que, manejando dineros públicos, cometían delitos. Después del escándalo de Schoklender, ¿qué piensa que hay que hacer para que no se roben la plata de todos?
José Luis Espert: El dinero público es el que la gente aporta con sus impuestos, y el Estado argentino ahora recauda como nunca en los últimos doscientos años. Desde que nacimos como país independiente, ningún gobierno recaudó tanto como el de hoy. Además, en dos siglos, pocas veces hubo un discurso tan vinculado con lo social como éste, y sin embrago sigue habiendo pobreza. Por lo tanto, en el mejor de los casos estamos ante un gran clientelismo político, y en el peor de los casos ante casos de robo y corrupción. La plata para realizar políticas sociales está, para terminar con la pobreza y la indigencia también; pero hay chicos que se mueren de hambre en las provincias del norte porque se la usa mal o se la roba.
N&P: ¿Qué hay que hacer para terminar con esto?
JLE: Es complejo ver qué hay para hacer, no sé si está al alcance del ADN argentino; requiere de demasiados cambios culturales y no es fácil cambiar la cabeza. Por de pronto hay que empezar por algo fundamental: antes que educar a la gente, usted no puede tener como gerentes del país a delincuentes. Esto sucedió ayer, sucede hoy y desde hace décadas en este país, donde la cosa pública está en manos de delincuentes. Hubo corrupción con Menem y con Néstor Kirchner, o la que hay ahora con Cristina Fernández, que es deleznable. ¿Cómo se hace para evitarlo? Yo creo que ayudaría una reforma política que requiera mérito para dedicarse a la vida pública. ¿Cómo hacerlo cuando los que lucran con esto están infectando los tres poderes? Al final uno sigue una cadena de preguntas y no tiene respuestas.
N&P: Usted mismo lo confirma; ocurre desde hace años, ya que sucedió con Menem y con otros, y la estructura para robar no sólo sobrevive sino que se vuelve más importante porque hay más recursos…
JLE: Hoy, la cantidad de gente que vive de la plata pública es mayor que en los ‘90, y en aquel momento era mayor que en los ‘80 y en los ‘70. Pero hoy es récord en la historia. Cualquiera tiene un pariente, aunque sea lejano, que vive de algún conchabo del Estado. Hasta que no entendamos que el subsidio es denigrante para el hombre porque le quita la autoestima de ganarse el pan con su trabajo y su estudio, mientras no se entienda que es malo en sí mismo, porque lo mejor para una sociedad es que la gente se sienta digna ganándose el dinero por su cuenta, estamos fritos.
N&P: ¿Por qué los gobiernos no trabajan para generar oportunidades?
JLE: Porque este es el problema del populismo: no le importa la gente, no le importa la pobreza, no le interesa los indigentes, le importa usarlos con fines políticos. Les extraen la autoestima, se la roban, para que dependan de la plata pública. Esto trae como consecuencia una presión impositiva salvaje contra otros sectores. La dirección provincial de rentas o la AFIP ejercen una presión tremenda: cuidado con atrasarse una cuota o no pagar una patente. Pero si son tan agresivos y obsesivos para salir a cobrar, ¿por qué no ponen el mismo empeño en brindar información a la gente que paga sus impuestos sobre qué se hace con esa plata? Esas son falencias culturales…
N&P: El Estado bonaerense nos sigue cobrando impuestos cuyo destino es incierto. A fines de 2008 había recibido $4.300 millones, pero todavía hoy no sabemos adónde fueron…
JLE: Esto hay que seguirlo por los medios, las radios, la TV, los diarios, que son los que deben plantear el debate. Hay que reavivar el tema de qué se hace con el dinero de los impuestos y de por qué sigue habiendo pobres. Basta, hay que poner las cosas en claro, si hasta hacen dinero con el tema de los desaparecidos. Además, es lógico que con tanta plata estemos infectados de corrupción; el dinero que se maneja bien es el que se gana con el trabajo genuino. Fíjese lo que pasa con los griegos y los portugueses, ¿qué hicieron con la plata? La que viene de arriba, de prestado, de financieras truchas inadecuadas y corruptas, ahora no la pueden pagar. La plata digna es la del trabajo y la plata pública tiene que ser mínima y destinada a los más pobres, a su salud, a su educación. El tamaño del Estado tiene que ser mínimo; uno grande sólo hace negocios corruptos mientras se sigue muriendo gente de hambre.
N&P: Un artículo de la Deutsche Welle le aconseja a los griegos seguir el ejemplo argentino, es decir, desenganchar a Grecia del euro. ¿Cuál es su opinión?
JLE: Es probable que no tengan muchas alternativas, por lo menos necesitan reacomodar su deuda. Eso no implica imitar el mamarracho argentino. Yo creo que se hace muy mal en ponernos como ejemplo, porque nosotros hicimos un desastre estafando a los ahorristas, y siete años después se estafó a los que ahorraban en el sistema de capitalización porque una ideología les dio sustento para robarles a los ahorristas y a la clase media. Los K piden memoria; bueno, el peronismo, bajo la etiqueta del menemismo, obligó a los empleados a ahorrar en las AFJP, y el mismo peronismo, con otro ropaje, le robó la plata a esa gente.
N&P: ¿Qué deben hacer entonces?
JLE: Los griegos deben reestructurar la deuda, pero no estafar a los depositantes y mucho menos salir del euro. Si no reestructuran su deuda van a terminar en medio de un desastre como la Argentina; lo que no se corrige a tiempo termina mal. Hay una progresión: más vale que en épocas de vacas gordas -como el período 1996-2005 en Grecia- se ahorre, se sea prudente, austero. Pero ahora deben reestructurar, porque si no esta situación termina en desastre en cualquier parte, en Grecia o en Marte.
Fuente: noticiasyprotagonistas.com
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