Según una encuesta, para el 64,3% de la gente es deficiente. Los resultados del estudio, realizado...
por una universidad privada, coinciden con diagnósticos de organismos internacionales. Se cuestiona el nivel de los profesores y el desinterés de los alumnos. Enseñanza secundaria Un valor fundamental, el de la confianza, parece estar en retroceso cuando se le pregunta a la gente qué opinión tiene sobre la calidad de la enseñanza en los colegios secundarios. Eso se desprende de una encuesta realizada por la Universidad Empresarial Siglo XXI en las ciudades más importantes del país, titulado “Creencia de los Argentinos en las instituciones”. El diagnóstico del 64,3% de los entrevistados es severo: aseguran que los alumnos del nivel medio aprenden poco por diferentes factores entre los que se destacan el bajo nivel académico de los profesores, la falta de interés de los chicos y la falta de recursos enconómicos. Fuera de contexto, podría pasar por una conclusión aislada, pero los mismos resultados se acoplan a la luz de alerta encendida el año pasado por el informe Pisa, que destacó un declive inédito en la calidad educativa argentina, colocándola por debajo de los países de la región.
Más allá de esta presunta deuda, hoy comienzan las clases cuatro millones de adolescentes en casi todo el país.
La encuesta de Siglo XXI pone el foco sobre tres niveles de enseñanaza –primario, secundario y universitario–, pero la evaluación más crítica se da con el secundario. El 27,8% considera que la educación secundaria funciona muy bien o bien, mientras que el resto encuentra que la educación secundaria funciona regular, mal o muy mal.
Las razones son múltiples. Lo primero que sostienen los entrevistados es que el nivel académico de enseñanza es muy bajo (22,1%), seguido de la falta de interés en aprender por parte de los chicos (14,6%). Luego se destaca la falta de inversión de recursos económicos (9,7%) y la escasa capacitación de los docentes para enseñar (9,4%). También, en menor medida, que haya paros (9,1%), que los alumnos no respetan normas de buena educación (8,9%), el decaimiento del nivel académico respecto de años anteriores (8,1%), una política educativa inadecuada (6,8%) y contenidos desactualizados (3,6%).
En octubre pasado, el informe Pisa, que evalúa las capacidades en lectura, matemáticas y ciencias de los alumnos de 15 años en todo el mundo, le puso una mala nota a la Argentina: ubicó al país en el puesto 58 sobre un total de 65 naciones. La calificación disparó un debate sobre la calidad de la educación media y las reformas necesarias para hacerla más eficiente. Los especialistas consultados por Clarín coincidieron en que es necesario una reforma de las estructuras tradicionales.
La investigadora de Flacso, Inés Dussel, explicó: “La escuela secundaria se masificó. Es el país de Latinoamerica que más sectores pobres incorporó. Y eso generó desajutes. Pero creo que hay cosas para repensar. Hay escuelas que dan 18 materias por semana. Eso es un zapping que genera un vínculo poco profundo entre el alumno y el conocimiento”.
El ex ministro de Educación, Juan José Llach, agrega: “La calidad de la educación secundaria es realmente floja y está empeorando. Esto tiene que ver con el aumento de las escolarizaciones. Al secundario, llegan chicos que están menos preparados porque tuvieron una enseñanza inicial insuficiente”.
Pero Llach, además, está preocupado por otro aspecto: “Las competencias laborales –dice–. Como ahora la enseñanza media pasó a ser obligatoria, va a seguir aumentando la matrícula. Y muchos chicos terminarán sin haber adquirido ninguna competencia laboral. En el siglo XXI, tiene que haber adquisición de competencia laboral en el secundario”.
Claudia Romero, directora de Educación de la Universidad Di Tella, doctora en Educación, lo resume: “La secundaria hay que pensarla de nuevo. Como es hoy no asegura ni calidad ni retención. En vez de multiplicidad de materias y profesores hay que definir un currículum integrado, que incluya materias optativas y trayectos de formación ocupacional en actividades innovadoras. Es muy importante incluir sistemas de apoyo y tutoría y revisar cómo se organiza el tiempo de trabajo con los alumnos. También hay que repensar las formas de evaluación y acreditación.”
Fuente: clarin.com
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