"El trabajo infantil suele asociarse a la no inclusión educativa, a la repitencia y el abandono escolar; todas situaciones que se consideran deficitarias en términos del derecho a la educación”.
Esto es lo que destaca el informe "El trabajo infantil-adolescente y la reproducción de las desigualdades sociales”, del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Aún con leyes y convenciones que prohíben el trabajo de niños y adolescentes, la actividad todavía es una realidad en las ciudades urbanas de Argentina. De acuerdo con la investigación, se estima que el 17% de los niños y de los adolescentes entre cinco y 17 años que viven en la zona urbana del país trabajan ayudando a sus padres en actividades domésticas o como empleados.
"Se calcula que el 6,9% realiza únicamente trabajos domésticos como cuidar hermanos, hacer la comida y atender diferentes aspectos del hogar (limpiar, hacer las camas, compras, lavar y planchar), el 8,7% realiza trabajos no domésticos y el 1,4% realiza ambas actividades, es decir tareas domésticas y no domésticas”, se destaca.
El estudio revela que el tipo de actividad ejercida por los niños y adolescentes tiene relación con cuestiones como sexo y condición socioeconómica. Los niños, por ejemplo, tienen el doble de posibilidades de ejercer actividades no domésticas que las niñas. Ellas, a su vez, son mayoría no sólo en el trabajo doméstico, sino también para realizar ambas actividades.
Según el informe, la proporción de niñas y mujeres en el trabajo doméstico es tres veces mayor que la de los hombres, y el 5,4% realiza actividades tanto domésticas como no domésticas. El porcentaje de niños en las dos actividades cae al 1,1%.
Diferencia parecida ocurre en relación con el estrato social. De acuerdo con el estudio, cuanto más baja la clase social, mayor la probabilidad de que niños y adolescentes realicen actividades domésticas y no domésticas.
La preocupación por el trabajo infantil no es exagerada. Además de que los niños y adolescentes pierden la infancia y la adolescencia realizando tareas destinadas a los adultos, la actividad perjudica la formación escolar y el desarrollo pleno del individuo.
"Se conjetura que en el marco de estos hogares el trabajo infantil co-ayuda a la reproducción de la pobreza, en tanto la temprana incorporación de los niños y niñas al mercado laboral incrementa la propensión al abandono escolar, al tránsito por procesos de formación deficitarios, así como compromete su salud, todo lo cual condiciona el desarrollo humano y social de la persona y promueve la reproducción inter generacional de la pobreza”, alerta.
Para leer el informe completo: http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo81/files/Bolet-n_trabajo_infantil_-_Bar-metro.pdf
Fuente: adital.com.br
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