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sábado, 12 de febrero de 2011

Una zona en ebullición con autócratas, amplia pobreza y hambre de libertad

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Las protestas se multiplican en la región y amenazan cambiar el escenario. Menos de un mes después de que el mundo presenciara cómo...
 Túnez celebraba la caída del dictador Ben Ali, que había gobernado durante 23 años, las escenas de ayer en el centro de El Cairo ofrecieron una imagen más elocuente del nuevo poder de los pueblos árabes: una multitud jubilosa celebrando el fin del régimen de Hosni Mubarak.


La caída de Mubarak –uno de los sostenes de las políticas de Oriente Medio y de Occidente en la región durante casi tres décadas– sella otro momento histórico para el mundo árabe desde un país considerado por muchos como su centro político y cultural.

Lo que comenzó a fines de enero como una protesta tentativa contra un régimen atrincherado fue creciendo hasta convertirse en una insurrección popular que obligó a Mubarak a renunciar, algo que nadie imaginaba semanas atrás.

Pero esta “revolución del Nilo” plantea serios interrogantes sobre la estabilidad a largo plazo de otros regímenes de la región aliados a Occidente y podría reconfigurar significativamente la política estadounidense desde el Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico.

No hay garantías de que la ola reformista inunde pronto otro país. Un intento por despertar protestas en Siria este mes fue sofocado por las fuerzas de seguridad.

Pero la reverberación ya se hace sentir de otros modos en varias naciones de la región, dirigidas por gobiernos autocráticos que llevan años o hasta décadas en el poder, y donde la mayor parte de la población vive en condiciones de pobreza, sin empleo, mientras sus dirigentes ostentan grandes lujos y censuran a las voces disidentes.

En Arabia Saudita –otro bastión tradicional de los intereses de Washington en la región– un grupo de activistas de oposición dijo el jueves que solicitó al rey el derecho a formar un partido político, en un inusual desafío al poder absoluto de la dinastía gobernante.

“Usted sabe muy bien que en el mundo islámico se están produciendo grandes acontecimientos políticos y se presta atención a la libertad y los derechos humanos”, expresó el grupo en una carta al rey Abdullah, que fue uno de los más firmes sostenes de Mubarak.

El nuevo premier de Jordania, Marouf Bakhit, prometió esta semana continuar las reformas políticas demandadas por los manifestantes que forzaron al rey Abdullah II a reorganizar el gabinete.

La semana pasada, el presidente de Yemen, Ali Abdulá Saleh –aliado clave de EE.UU. que gobierna desde hace 32 años– cedió ante las presiones de los manifestantes y anunció que no buscará la reelección en el 2013 ni tratará de pasar el poder a su hijo.

Para hoy se espera una manifestación contra el gobierno en Argelia , pese a que fue prohibida. Y también en Libia se está convocando a una protesta contra el líder Muhamar Kadafi el 14 de febrero.

“Egipto tendrá un gran, gran impacto en la región”, pronosticó Salman Sheikh, director del Centro Brookings Doha en Qatar. “Es, como siempre ha sido, un desencadenante de lo que ocurre afuera. Pero es ilusorio intentar adivinar qué país será el próximo. El verdadero impacto se está viendo en las reformas en los países que sienten la presión”, agregó.

Fuente: clarin.com

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