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lunes, 21 de febrero de 2011

Los pobres de la Tierra: la especie más amenazada

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Sijii Varghese SJ - Sacerdote jesuíta

Un día, mientras hojeaba los periódicos, me encontré con un artículo de la revista Frontline. En su portada mostraba la fotografía de una mujer llorando y junto a ella un niño de pie sujetando la fotografía de su padre.
Incapaz de pagar la deuda contraída a causa de las malas cosechas provocadas por la extrema sequía, el padre se había suicidado. El artículo de primera plana, titulado Trampa mortal, retrataba la agonía de otros cientos de familias campesinas de Andhra Pradesh desesperadas por su incapacidad para hacer frente a su endeudamiento, y que no podían soportar más la miseria del campo. Este artículo, también destacaba la trágica historia de 26 granjeros endeudados que habían vendido sus riñones para poder seguir manteniendo a sus familias. Un número reciente de la misma revista (8 de septiembre de 2006) que mostraba en su portada el artículo Vidas marchitadas sobre los suicidios de granjeros de Maharashtra, sacaba a la luz la escandalosa noticia de que se produce el suicidio de un granjero arruinado cada 8 horas; estos graves endeudamientos se producen por la disminución de las cosechas a causa del cambio climático. Según datos oficiales, el número de granjeros que se han suicidado en la India entre 1997 y 2007 es de 182.936, a lo que se añade que cerca de 8 millones de personas han abandonado el campo entre los censos de 1991 y de 2001 (P. Sainath, The Largest Wave of Suicide in Counter Punch, 12 de febrero de 2009).


Demasiado pobres para seguir viviendo

Un tercio de la población mundial vive en una pobreza multidimensional (MPI, UNDP,Multidimensional Poverty Index United Nations Development Programme 14 de julio de 2010). Con la degradación medioambiental, el número de personas que pasan hambre en el mundo está creciendo vertiginosamente. Cerca de 923 millones de personas pasan hambre, señal indiscutible de la forma más grave de pobreza. Cada año mueren en el mundo 8 millones de personas debido a que son demasiado pobres para poder seguir viviendo. Al menos 16.000 niños mueren cada día de enfermedades relacionadas con el hambre: ¡un niño cada cinco segundos! Lo trágico es que cerca del 90% de las personas que pasan hambre en el mundo viven en el sur de Asia y en África. Más del 50% son campesinos dedicados a producir la comida que alimenta al mundo.

Dos quintas partes de la mortalidad infantil están relacionadas con un entorno insalubre, y cerca de 1,7 millones de muertes prematuras pueden atribuirse al consumo de aguas no potables y falta de higiene y sanidad. De cinco a seis millones de personas, en su mayoría niños, mueren cada año a causa de la polución ambiental y de enfermedades provocadas por agua contaminada. Según el Banco Mundial y los estudios de la OMS, se estima que cada año 3 millones de personas mueren prematuramente de enfermedades relacionadas con el estado del agua y 2 millones mueren por su exposición al humo de las estufas que hay en sus casas. Prevenir los riesgos medioambientales podría salvar las vidas de millones de niños.

El cambio climático: una ira que se desata sobre mujeres y niños

Actualmente hay en el mundo más de 45 millones de refugiados y personas desplazadas, de las que el 80% son mujeres y niños (CG 34, D. 3). Según Vandana Shiva, una activista medioambiental, tan solo en la India entre 50 y 60 millones de personas se han visto privadas de su medio de vida a causa de los proyectos de desarrollo puestos en marcha desde la independencia. Al menos el 20% son Dalits, y otro 20%, son con frecuencia personas pobres sin tierras como, por ejemplo, las comunidades de pescadores. El 40% son tribales, que casi no superan el 8% de la población del país y que se han convertido en prisioneros medioambientales dentro de su propio territorio.

El agua, conocida hoy como el "oro azul", se ha convertido en el principal problema del siglo XXI. Actualmente, cerca del 20% de la población mundial no tiene acceso a agua potable y el 40% no dispone del agua suficiente para llevar una forma de vida adecuada e higiénica. Las Naciones Unidas calculan que existen 26 países con una población de 232 millones de personas que sufren de escasez de agua. Más de 2,2 millones de personas mueren cada año por beber agua contaminada y vivir en condiciones antihigiénicas, y en la mayoría de los casos las víctimas son la gente pobre. Cada tres minutos muere un niño pobre de la India a causa de la diarrea provocada por beber agua contaminada (CSE-Centre for Science and Environment, Delhi). En esta situación, son las mujeres las que, pese a ser las guardianas del agua y los recursos de la tierra, soportan una parte desproporcionada de la carga que supone la escasez de agua, de la contaminación del agua y del agotamiento de los recursos naturales. Según un estudio realizado por UNICEF y WWF, las mujeres del ámbito rural pobre de la India, emplean más de 8 horas al día en buscar agua y reunir combustible y forraje. Ante tales condiciones de vida resulta lógico que por lo general sean las chicas las que se vean obligadas a quedarse sin educación.

Caos climático

El cambio climático es el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad hoy. Con la aparición de fenómenos meteorológicos extremos, varias enfermedades han comenzado a extenderse y el cambio climático ha pasado a utilizarse como arma en la batalla política entre los países ricos y los países pobres. Esto incrementa el impacto sobre la ya apremiante situación de los pobres. Con la elevación de medio grado de la temperatura global, la media se aproxima al nivel más alto en 10.000 años desde la última era glaciar. Con el deshielo de los glaciares, el nivel global del mar se ha elevado entre 10 y 25 centímetros. La gente que habita zonas bajas como Bangladesh vive bajo el temor de importantes inundaciones. Islas como las Maldivas se enfrentan a la amenaza de ser tragadas por el mar. Una subida de un metro del nivel del agua, provocaría el desplazamiento de cerca de 7,1 millones de personas a lo largo de 6.000 km. de la densamente poblada línea costera de la India, en su mayoría gente muy pobre.

El calentamiento global ya ha hecho saltar las alarmas en muchas partes de la India atenazadas por la sequía, mientras el glaciar Gangotri en el Himalaya disminuye su tamaño a una velocidad de cerca de 30 metros al año. Hace tres meses, el gobierno de Bihar, en la India, declaró a sus 38 distritos como zona azotada por la sequía cuando el país registró un descenso de cerca del 25% en la caída de lluvias en ese año. Cerca del 50% de los 83 millones de habitantes del estado viven por debajo del umbral de la pobreza y dependen de la agricultura para sobrevivir (NDTV News 3, noviembre de 2010). Por otro lado, si el calentamiento global continúa, habrá un exceso de caudal en los ríos, como ejemplifica claramente el caso de las inundaciones del río Koshi en la India. Durante las últimas inundaciones en Bihar, 20 millones de personas se vieron afectadas, en su mayor parte pobres. En algunas partes del mundo el invierno llega más tarde, y la primavera con dos semanas de antelación. En el transcurso de los últimos 30 años, el invierno en el norte de la India se ha acortado de forma sustancial, pasando de cinco meses a tan solo dos. Los cambios en la temperatura y en las precipitaciones afectan directamente a la agricultura y la seguridad alimentaria. La mayor parte de las economías en desarrollo tienen un elevado índice de dependencia de los sectores sensibles a la climatología como son la agricultura, la explotación forestal y la pesca. Los países pobres y en vías de desarrollo con más del 65% de su población dependiente de la agricultura son los más afectados por el cambio climático. Hoy, los campesinos de la India se están dando cuenta de que ya no pueden depender por más tiempo de la agricultura como forma de vida. Frente al cambio climático, ya no pueden predecir como antes el tiempo que va a hacer y, en consecuencia, tampoco pueden organizar sus cultivos. Así, por ejemplo, los mangos de Orissa, en la India, por lo general empezaban a florecer en noviembre, mientras los árboles de Mahua florecían en febrero. Actualmente, en la mayoría de los lugares, tanto el mango como el árbol de Mahua ya muestran flores en septiembre. El último verano, se suicidaron una media de siete granjeros al día debido a la disminución de las cosechas provocada el cambio climático.

Los pobres de la Tierra, 'la especie más amenazada'

Puede que hoy día las criaturas más amenazadas no sean solo las ballenas y los tigres, sino también los pobres, condenados a morir antes de tiempo debido a la creciente degradación medioambiental. Irónicamente, al contrario que ocurre con otras especies en peligro de extinción, el índice de mortandad entre los pobres está aumentando, ya que la naturaleza es su única tabla de salvación. Cuando el medio ambiente se degrada o su accesibilidad a los recursos naturales queda limitada o suprimida, toda su vida se ve amenazada, una afirmación que reitera Warren Evans: "Las personas pobres son los primeros en sufrir a causa de un entorno contaminado... Los riesgos medioambientales para la salud -como el agua contaminada, la sanidad insuficiente, la polución atmosférica tanto interior como exterior, la exposición química y el impacto del cambio climático -influyen de forma significativa en el bienestar de millones de personas pobres", (Warren Evans, director del Departamento Medioambiental de WB).

Estamos siendo testigos de cómo el agua, los bosques y campos, las bases primordiales de la supervivencia y fuente de la vida para los pobres, que conforman dos tercios de la población mundial, están siendo mercantilizadas, privatizadas y colonizadas, causando un daño suplementario al medio ambiente. Hoy, esta crisis medioambiental constituye una cuestión de supervivencia para muchas personas de todo el mundo, tanto para ellos como para su descendencia. Los dalits, cuyas vidas se han visto sometidas a la opresión social y cultural durante generaciones, se enfrentan ahora a nuevas amenazas planteadas por la destrucción gratuita del medio ambiente. Leonardo Boff defiende que el grito de la tierra es el grito de los pobres. Para él, "la Teología de la Liberación y el discurso ecológico tienen algo en común. Ambos salen de dos heridas abiertas. La herida de la pobreza rompe el tejido social de millones de pobres... la otra herida, agrede sistemáticamente a la tierra. Ambos, su reflejo y su puesta en práctica, tienen su punto de partida en un clamor... el clamor de los pobres por la vida, la libertad y la belleza (Éxodo 3:7), y el grito de la Tierra gimiendo bajo la opresión (Romanos 8:22-23)" (Leonardo Boff en Cry of the Earth, Cry of the Poor). Desafortunadamente, la comunidad humana ignora este inquietante grito. Los obispos de Filipinas cuentan con uno de los documentos más significativos sobre temas medioambientales titulado Lo que está ocurriéndole a nuestra maravillosa Tierra [What is Happening to Our Beautiful Land], en el exponen: "Nuestros granjeros nos cuentan que sus campos son menos productivos y se están volviendo estériles. A nuestros pescadores cada vez les resulta más difícil capturar peces. Nuestras áreas forestales y ríos denuncian a gritos su sufrimiento a causa de la erosión, la deforestación y la contaminación". Ignorar este clamor de la tierra es ignorar el grito de los pobres.

La Eco-Justicia: un elemento integral en nuestra opción por los pobres

La misión de establecer una sociedad ecológicamente justa puede plantearse bajo la óptica de la misión de la Compañía de Jesús de servicio a la fe, en la que la promoción de la justicia es un requisito absoluto (CG 32, D.4 #8). En este contexto, la opción de la Compañía a favor de los pobres se expresa a través de nuestra preocupación por proteger el medio ambiente. Las Congregaciones Generales plantean la misión de la eco-justicia de la siguiente manera: "Proteger la integridad de la creación subraya la creciente preocupación por el medio ambiente. El equilibrio ecológico y el empleo sostenible y equitativo de los recursos mundiales son importantes elementos de justicia" (CG 34, D.3 # 58). Esto nos lleva a hablar de una comunidad sostenible como de "una interrelación sostenible y respetuosa entre los distintos pueblos y culturas, el medio ambiente, y Dios que vive entre nosotros" (CG 34, # 59). El grito de la herida Madre Tierra, provocado por la destrucción sin precedentes de su medio ambiente a causa de la pérdida de la biodiversidad, la desertificación, el calentamiento global, la contaminación y el desplazamiento masivo de poblaciones causado por unas iniciativas de desarrollo enfermizas, resuena por todo el universo (CG 35, D3/33).

Nuestro compromiso de ayudar a establecer unas relaciones justas, nos conmina a ver el mundo desde el punto de vista de los pobres y los marginados, aprendiendo de ellos, actuando para y con ellos.

La Tierra cuenta con nosotros

Vivimos en una edad de incertidumbre, una edad que suscita al tiempo un sentimiento de esperanza y de profunda inquietud. Puede que en algún momento la mayoría de nosotros no estuviera convencida de que la protección del medio ambiente fuese tan esencial a nuestra vida. Pero hoy los avances y datos científicos nos obligan a hacer una pausa y reflexionar, conduciéndonos a tomar medidas para la curación de nuestro herido planeta, nuestro hogar. La opción por los pobres no puede ser completa sin el cuidado del medio ambiente. Si la opción por los pobres es un tema central en la misión de la Compañía, no podemos permanecer indiferentes y tibios ante lo que le está ocurriendo al medio ambiente.

Aunque los pobres son las víctimas más afectadas, todos nosotros, pobres y ricos, compartimos el mismo destino. Nuestro desarrollo antropocéntrico y nuestro estilo de vida consumista, ambos vástagos de la avaricia humana, son la raíz de esta crisis. Necesitamos de verdad una espiritualidad que se preocupe por la Madre Naturaleza, algo que podemos aprender de la espiritualidad y la forma de vida de los pobres y de los pueblos indígenas -tal vez la gente más eco-amigable de todas --, de la espiritualidad de "contribuir" y "cuidar" más que de consumir. Necesitamos redescubrir nuestra identidad como miembros de la comunidad de la Tierra, como ciudadanos de la Tierra, asumiendo nuestro papel como administradores de la creación de Dios.

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio contienen de manera intrínseca dimensiones e implicaciones cosmológicas y ecológicas para la misión de establecer relaciones justas con la Madre Naturaleza. En la contemplación para alcanzar el amor, cada uno de nosotros es enviado a salir por el mundo para encontrar a Dios en todas las cosas y propagar un mismo mensaje, el de la existencia del Espíritu desplegado a lo largo de toda la creación. La Madre Tierra cuenta con cada uno de nosotros. La misión de Jesús era la de anunciar la buena nueva a los pobres y liberar a los oprimidos, tal como se expresa en su 'manifesto' (Lucas 4:18). Ser fervientes portadores de esta misión, nos permite cargar con la responsabilidad de actuar como profetas ecológicos de la liberación y la reconciliación. Ya es momento de que actuemos juntos. "El hombre no ha tejido la red de la vida. No es más que una hebra de ella. Todo aquello que haga en favor de la red, se lo hace a sí mismo" (Jefe Seattle, 1854).

Fuente: adital.com.br

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