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Por Ana Baron
La ONU era ayer un verdadero hervidero ¿Qué hacer para poner fin a la masacre en Libia?
Después de dos reuniones, el Consejo de Seguridad aprobó una declaración de condena exigiendo “un alto inmediato a la violencia”, pero no hubo consenso para adoptar una resolución más contundente , ni mucho menos para aplicar sanciones. “Están disparando contra toda la gente que está en las calles de Trípoli”, imploró el embajador adjunto de Libia ante la ONU, Ibrahim Dabbashi, quien como otros diplomáticos libios, se dio vuelta y exigió la dimisión de Kadafi, a quien acusó de “genocidio”.
Durante la sesión del Consejo hubo quejas muy fuertes, simpatía con respecto a Dabbashi y actitudes muy frías con respecto a su jefe, el embajador Abdurrahman Shalgh, quien permanece fiel al régimen.
Nadie se atrevió, sin embargo, a ir más allá de la retórica de la condena. Ni siquiera el presidente Barack Obama, quien si bien no pidió nunca la renuncia de Mubarak, lo primero que hizo cuando estalló la crisis en Egipto fue alinearse públicamente con los manifestantes. Esta vez permaneció en silencio. Su secretaria de Estado, Hillary Clinton, se limitó a decir que el “baño de sangre” es “completamente inaceptable” y “tiene que parar”. Luego agregó que “en la medida en que logremos entender mejor lo que realmente está pasando –porque la comunicación ha sido bloqueada y estamos intentando reunir la mayor información posible– tomaremos medidas apropiadas. Trabajaremos en consulta con la comunidad internacional”, dejando en claro que Washington no actuará esta vez unilateralmente. Una fuente en el Departamento de Estado dijo que EE.UU. no adoptará una posición distinta hasta que no puedan sacar a los 1.500 estadounidenses que todavía están en Trípoli. Existe un gran temor de que Kadafi los utilice de rehenes. En el Congreso sin embargo, los líderes de las comisiones de Relaciones Exteriores, la diputada republicana Ileana Ros Lehtinen y el senador demócrata John Kerry, coincidieron en afirmar que es necesario aplicar sanciones. Kerry urgió a las petroleras a interrumpir inmediatamente sus operaciones “hasta que la violencia contra los civiles no sea cesada”.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon conversó por teléfono ampliamente con el líder libio y le expresó su preocupación por la escalada de violencia y destacó la urgencia de ponerle fin de inmediato.
Fuente: clarin.com
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