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La realización del Censo 2010, programado para el próximo miércoles 27, plantea una situación inédita derivada del temor de la población por la inseguridad.
En las últimas semanas comenzó a circular la información de que mucha gente tenía miedo de recibir a los censistas y de que, incluso, no participarían en el crucial relevamiento de datos. El Gobierno, que en un primer momento desestimó este estado de ánimo, debió asegurar que las actividades estarían custodiadas por miles de efectivos de fuerzas de seguridad y de las Fuerzas Armadas, promover que en los edificios de propiedad horizontal las consultas se realicen en espacios comunes, organizar la toma de datos en las villas de emergencia por organizaciones de los propios lugares y, finalmente, informar públicamente que no es necesario que el censista ingrese en las casas.
Este cuadro contrasta con el de censos anteriores, en los cuales la población colaboraba en forma en forma entusiasta y hospitalaria con los censistas. Y a esto se agrega la desconfianza sobre la calidad del trabajo, la cual ha sido puesta en cuestión por especialistas en el tema y que surge también de la pérdida de credibilidad del INDEC, encargado del Censo.
Se trata, por lo tanto de un clima penoso que puede afectar el relevamiento de información crucial para el conocimiento de la sociedad y para el desempeño del Estado, de los investigadores sociales y de las empresas. En necesario que el Gobierno atienda esta situación reforzando los mensajes de seguridad y los operativos destinados a garantizarla el día del relevamiento.
La inseguridad puede afectar la realización del Censo 2010. Es necesario que el Gobierno refuerce el mensaje de seguridad y la garantice el día del relevamiento.
Fuente: clarin.com
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