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Por Guillermina Lazzaro
Los emprendedores sociales no conciben la posibilidad de cambio si no es a escala.
Esto tiene base en su ADN, que los impulsa a desarrollar soluciones innovadoras que puedan atacar los principales problemas sociales pensando globalmente y comenzando por una acción local.
Para que este cambio sea escalable debe ser sistémico. Ese es el ADN que define a un emprendedor social: su pensamiento sistémico.
Sólo a partir de visiones interdisciplinarias e intersectoriales podemos pensar en generar escala a largo plazo, de tal forma que las visiones particulares se enriquezcan a partir de las de otros. Pensar sistémicamente implica una mayor apertura teniendo como objetivo el largo plazo y la sustentabilidad del cambio social que se quiere lograr.
En este camino, los emprendedores sociales tienen que operar sobre distintas dimensiones que conllevan diferentes desafíos:
-Trabajar en terreno e incidir en políticas públicas. La mayoría de las organizaciones sociales que generan un gran impacto social advierten que necesitan incluir la incidencia en políticas públicas para lograr una verdadera transformación social.
-El combinar trabajo de campo concreto con incidencia en políticas públicas otorga legitimidad a la organización como un actor relevante y necesario. El desafío entonces es lograr ser parte del diseño de la política pública. Es esencial conseguir la distancia suficiente con el sector público para ser respetado como actor, generando una relación de confianza e igualdad que rompa el sistema clientelar.
-Trabajar junto con las empresas para dejar la visión filantrópica tradicional y pasar a pensar conjuntamente en la inversión social de largo plazo, creando relaciones de paridad.
Si pensamos en el cambio a escala, es necesario inspirar a otros. Desde Ashoka trabajamos para generar un ecosistema emprendedor que involucre a empresas, gobierno, medios de comunicación, universidades, hombres de negocios, jóvenes y la ciudadanía en general. Sumar a nuevos miembros a la causa; trabajar inspirando a nuevas personas con la misión de aumentar el área de influencia.
A su vez, generar redes de organizaciones, compartir información y tender puentes de colaboración es otra forma de sumar escalabilidad.
Para lograr este cambio a escala los emprendedores también necesitan estar atentos a desafíos internos. Uno de ellos es la flexibilidad a los cambios como forma de responder a una realidad cambiante. Adaptándose al contexto y pensando en maneras innovadoras de responder a las problemáticas.
La comunicación es otro gran desafío. La escala hace necesario comenzar a transitar por sistemas más sofisticados de comunicación para llegar a nuevos públicos.
Los emprendedores sociales también tienen que ser conscientes de la solidez de sus modelos y ser flexibles para poder demostrar una alta capacidad de trabajo con otros, sin por esto resignar la esencia. Es fundamental que piensen en la necesidad de una construcción colectiva vinculada con otros actores sociales, políticos y económicos.
La transformación social sólo se logra a escala. Requiere entonces visión de largo plazo, abordajes integrales, agendas multisectoriales e innovación permanente.
Fuente: lanacion.com.ar
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