La Ciudad de Buenos Aires todavía no le ha dado respuestas adecuadas a dos desafíos ecológicos básicos, formulados ya por la Ley de Basura Cero.
El primero es reducir la cantidad de desechos producidos y el segundo es aumentar la proporción de residuos reciclados.
Además de mejorar la limpieza del espacio urbano, estos dos objetivos deben ser contemplados para avanzar en el nuevo régimen de contratación de empresas recolectoras, el cual ha comenzado a discutirse. Por otro lado, la magnitud económica de los contratos de recolección de basura -totalizan un 8% del presupuesto de la Ciudad- obligan a que se realice un proceso transparente y participativo. Lamentablemente, el cercano vencimiento de los contratos vigentes y el impedimento de prorrogarlos salvo que esté en trámite el proceso licitatorio, seguramente incidirán en la premura gubernamental, la cual también es el resultado de una tardía puesta en marcha de la mecánica de contratación y del previo debate público de los pliegos. Las autoridades han previsto un nuevo contrato por cuatro años, lo cual implicará que no intervenga la Legislatura, aunque esto no hace más que profundizar la necesidad de transparencia.
Uno de los aspectos del proyecto oficial es instalar contenedores por tipo de residuo, para reciclarlos. También es necesario difundir la conciencia de reciclar la basura con un sis tema de promocion y sanciones. Hoy en la Capital se estima que apenas se recicla un 9% por cada kilo de basura, mientras que en Londres alcanza el tercio.
Un nuevo régimen de recolección incluirá el reciclado, una tarea pendiente en Buenos Aires. En el futuro contrato no intervendrá la Legislatura, lo que afecta la transparencia.
Fuente: clarin.com
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