Cecilia Zolezzi - Fundación LA NACION A las 15 de un jueves de invierno, en la Asociación Florecer del barrio Sol y Verde, en José C. Paz, hay cientos de chicos jugando al fútbol callejero. En el centro de la escena, un mural pintado por niños y adultos dice: "El barrio que queremos es posible... Todos juntos".
Esto que, en principio, parece un simple mural, es mucho más que eso: simboliza el espíritu de esperanza que moviliza a toda una comunidad y que inspira una obra que brinda educación, capacitación y contención a más de 600 personas.
La Asociación Florecer nació hace 25 años a partir de una necesidad, pero, sobre todo, de una respuesta generosa y comprometida de un grupo de jóvenes que se animó a llegar hasta los fondos de José C. Paz y en una casilla de madera empezó a escuchar las necesidades de la gente.
"Así empezamos: viendo la necesidad", reflexiona Elvira Balina, voluntaria e integrante del grupo de fundadores de Florecer. Esa capacidad que tuvo este grupo de jóvenes de ver y escuchar, sumada a una férrea vocación de entrega y servicio, fue dando lugar a múltiples programas y acciones: los talleres de oficios y de arte; las actividades deportivas y recreativas; el apoyo escolar; los microcréditos, y los programas de salud y nutrición, entre otros.
"Creo que mi vida no sería la misma sin Florecer", cuenta Jesica, una joven del barrio, actual secretaria. Hace diez años se acercó a la asociación para cursar un taller de computación y, gracias a Daniel, su profesor, se animó a soñar con un futuro mejor. Se recibió de analista de sistemas y hoy estudia ciencias de la educación.
Historias como la de Jesica hay muchas. Por ejemplo, Alicia, que logró salir de una situación familiar de violencia y ayudar a otras mujeres. Hoy estudia políticas sociales en la Universidad de General Sarmiento. También Margarita, que a los 56 años se animó a empezar la escuela a través del programa de alfabetización y aprendió a leer y a escribir.
"Todo se decide y se comparte en grupos. El eje de nuestra labor es el afecto, los valores del trabajo, del esfuerzo, de que juntos podemos hacer algo", explica Ana Barroso, co-coordinadora del centro recreativo Todos Juntos, donde se desarrollan los talleres de arte y las actividades deportivas.
Alejandro Casal es uno de los tantos voluntarios que participan de manera activa en la asociación. Forma parte de un grupo de padres del colegio San Martín de Tours, que, junto con las alumnas del colegio, apoya la labor de Florecer. "Los chicos buscan estar en un lugar donde se los trata bien, se los cuida, se los escucha y respeta", cuenta.
El fútbol callejero es, sin duda, uno de los programas que más chicos atrae en este barrio de calles de barro y casitas humildes. No hay árbitro porque aquí los propios jugadores son los que acuerdan las reglas. Gustavo opina que este deporte es una herramienta fundamental para la contención, la educación y la socialización de los chicos, dado que "promueve valores como la tolerancia, el respeto, la solidaridad, el trabajo en equipo y la participación".
Mensualmente, participan de torneos e intercambios en los que no sólo juegan al fútbol, sino también reciben talleres de formación y prevención. Estas salidas son muy importantes para ellos, ya que les da la posibilidad de conocer otros lugares y hacer nuevos amigos.
Para poder seguir brindando contención y formación a los chicos, Florecer necesita urgente dinero para comprar los lotes en los que hoy juegan al fútbol y cuyo dueño puso a la venta. Con el lema de "Necesitamos un lugar para crecer", la comunidad de Sol y Verde se puso de pie y demostró, una vez más, que está dispuesta a luchar para que los chicos no pierdan este espacio de contención y queden expuestos a los peligros de la calle. Para colaborar: 15-6209-3016 o 011-5508-9330, http:
/centrorecreativotodosjuntos.blogspot.com/2010/05/para-jugar-crear-y-disfrutar-en.html
o al email acflorecer@hotmail.com.
Fuente: lanacion.com
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