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sábado, 15 de mayo de 2010

(Paranà, Entre Rios) “La democracia sola no puede solucionar las pujas distributivas”

El diálogo con Pablo Bulcourf, uno de los especialistas en temas políticos que abrió la conferencia sobre “Luces y sombras de la democracia”, arrojó algunas claves para mejorar el sistema vigente. “Los mecanismos semidirectos de participación se alojan mejor en las pequeñas comunas”, resaltó.

Los profesores e investigadores Beatriz Dávilo y Pablo Bulcourf inauguraron el jueves el ciclo de conferencias “Apostillas para el diálogo político”, organizado por el Concejo Deliberante de Paraná en forma conjunta con instituciones académicas locales como la Universidad Nacional de Entre Ríos y la Universidad Católica Argentina.
El tema de esta primera conferencia fue “Luces y sombras del sistema democrático”. Antes de inaugurar el ciclo de charlas, EL DIARIO pudo entrevistar a Pablo Bulcourf, un especialista en temas de democracia, seguridad pública y derechos humanos. Las preguntas apuntaron a despejar y profundizar el concepto de democracia y analizar la responsabilidad de los distintos actores sociales y en particular de los medios de comunicación, en la construcción de una mejor calidad de este sistema político vigente, entre otros temas.
“Una sociedad compleja es una sociedad conflictiva y la democracia es la forma menos violenta de procesar esos conflictos. Las sociedades son diversas; tenemos puntos de vista diferentes, no tenemos la misma escala de valores para temas prioritarios por ejemplo, y el régimen democrático es lo que los occidentales hemos construido como la manera más propicia de procesar esos conflictos”, definió Bulcourf al tiempo que cuestionó tanto mal uso de este concepto: “Muchas veces llenamos la noción de `democracia` con muchas apelaciones y eso es un error porque es una dimensión de la relación entre la política y la sociedad. Hay cuestiones como pujas distributivas o el rol del Estado, que no necesariamente va a solucionar la democracia”.

CALIDAD INSTITUCIONAL. A 27 años de democracia en la Argentina, la pregunta que siguió fue sobre la calidad de ese sistema y qué mecanismos es preciso corregir o empezar a implementar. “Cuando hablamos de mejora institucional, hay que darse cuenta que con determinados condicionamientos sociales adversos es difícil mejorar las instituciones democráticas”, disparó al tiempo que ejemplificó: “Uno puede tener elecciones libres y periódicas pero no necesariamente eso, en lo cotidiano, se traduce en una participación política ciudadana de tipo democrática. Por caso, la acción de mantener limpia una ciudad tiene que ver con lo que hace la gente, cada ciudadano y con lo que hace el Estado”.
La alusión al marco constitucional que impone la aplicación de mecanismos para mejorar el sistema democrático, no faltó en la entrevista.
“En nuestra Constitución establecemos mecanismos de democracia semidirecta que tardaron mucho en implementarse y hasta ahora, no hemos visto ninguna convocatoria a Plebiscito en nuestro país. La ley puede marcar la posibilidad pero no son las prácticas comunes de la ciudadanía las que se orientan hacia ese sentido”, advirtió este profesor e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes.
Asimismo destacó que estos “mecanismos semidirectos se pueden alojar mucho mejor a nivel municipal, en ciudades con poblaciones no muy grandes, como Paraná. La comuna puede ser un laboratorio de prácticas de situaciones de mayor participación. No obstante, la participación no es ni buena ni mala, hay que ver cómo se canaliza. Los regímenes fascistas y nazi eran de los que tenían más alto nivel de participación en la historia política mundial y creo que nadie quiere volver a repetirlos”, puntualizó.

Sombras.

—¿Qué otras sombras advierte en este proceso democrático argentino?

—Generalmente no funcionan adecuadamente los mecanismos de control hacia el poder político. Esto también obedece a la costumbre y a la práctica de la cultura a la que estamos habituados. Los argentinos creemos que la ley es para el otro, nunca para mí, eso se reproduce en los distintos estamentos.
Los políticos no surgen de un repollo, son altamente representativos de lo que existe en nuestra sociedad. Desde el 83 en adelante a los que ocupan el espacio de poder los elegimos todos, todos somos responsables.

—¿Qué panorama avizora entonces?

—En estos últimos 20 años el mundo ha cambiado vertiginosamente por el impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, la forma de participar, de comunicarnos, todo ha cambiado y eso también repercute en las formas de hacer política.
La participación callejera que caracterizaba a los movimientos sociales del siglo XX no tiene hoy las mismas formas de canalización. Creo que hay una deficiencia grande en el sistema educativo pero también en las formas de establecer parámetros básicos de la cultura que tienen su origen en las propias familias. Vivimos sociedades convulsionadas y no necesariamente la política puede terminar de procesar esas diferencias. Los políticos no van a tomar decisiones de última instancia si no hay cambios a nivel social. Buscar caminos de participación, consenso, es una tarea importante para establecer políticas públicas más amplias, que puedan contemplar a mayor cantidad de actores con intereses y valores diversos.

Las democracias de América latina

—¿Cómo ve a la Argentina en comparación con el resto de América latina en materia de democracia?

—Hoy en día podríamos decir que hay democracias como la chilena o la uruguaya que van hacia una profundización del aspecto republicano, respecto del eje democrático, liberal o de la participación política. En cambio países como la Argentina, Bolivia o Venezuela intensificaron el eje democrático de este conjunto de ideologías que confluyen en una democracia moderna.

Hay distintos tipos de democracia.

En estos últimos años Brasil se acerca a Uruguay o Chile y en el otro extremo, hay países que entraron a este supuesto socialismo del siglo XXI como Venezuela, Ecuador y Bolivia. En este último caso hay que tener en cuenta el multiculturalismo que caracteriza a esta población que durante siglos no pudo expresarse.
Si vemos todas estas democracias desde la mirada europea vamos a ver deficiencias en el sistema pero tenemos que aprender a analizar estos procesos desde la particularidad de cada pueblo. Es evidente que si Hugo Chávez logró una concentración de poder tan grande es porque del lado de la clase política se produjo un vacío muy grande que un liderazgo como el de Chávez pasó a cubrir.
Seguridad, inflación y empleo: el desafío no es sólo político

—Hoy más que nunca, lo que dicen o no los medios de comunicación parece estar en la agenda de los políticos, ¿qué rol deberían tener los medios en esta tarea de construcción política, de mejorar la democracia?

—La aparición de la sociedad de masas está vinculada a la aparición de los medios masivos de comunicación, en su momento la radio, la televisión, los diarios y ahora, las nuevas tecnologías, que nos ponen a disposición nuevas formas de participación y comunicación.
Cada vez más el rol de los medios resulta central en determinar la agenda pública. Hoy en día, es el periodista quien determina al político de qué va a hablar y cuánto.
En la actualidad, en los estudios de opinión pública se marcan tres grandes problemas de agenda: la seguridad pública, la inflación y el empleo. Son temas de desafío político pero no únicamente. Las soluciones no van a estar sólo en decisiones tomadas desde los gobiernos sino de las decisiones del resto de los sectores sociales.
Todavía la metáfora de la película Matrix, no existe. Los hombres estamos donde estamos porque nosotros tomamos nuestras decisiones, esto significa que hay una responsabilidad política, social e histórica sobre por qué estamos como estamos. Si existen los índices de desocupación que hay o la desigualdad social que existe, es porque muchos, pocos o algunos tomaron algunas decisiones y no otras. El problema de la responsabilidad en la toma de decisiones, que empuja a una sociedad hacia un lado u otro, es una responsabilidad de los sectores políticos pero también del resto de los otros sectores gremiales, empresariales, culturales, educativos, pero también de la ciudadanía a la hora de emitir su voto, u otros canales de participación.
Fuente: eldiariodeparana.com.ar

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