Desde ayer los vecinos de esta ciudad que recolectaron mercadería y ropa junto a la subcomisión de básquet de Alumni, están en la localidad de Miraflores distribuyendo de manera organizada todo lo donado por los villamarienses.
Es por eso que la delegación de villamarienses optó por hacer una distribución equitativa y de manera personal.
"Es muy fuerte estar acá y ver todo lo que necesitan", dijo Flavio Ferreyra, uno de los villamarienses que está en el Chaco en misión solidaria.
El primer paso fue llegar a la Municipalidad para ponerse en contacto con un plano de necesidades. También participaron con un dirigente aborigen, Fabián Moreno, quien colaboró en orientar en los sitios donde más se necesita.
"Queremos que toda la gente que hizo su aporte en Villa María, sepa que la mercadería y la ropa están llegando a destino", acotó Ferreyra.
Cooperativas, la mejor opción
Desde hace 15 años, Moreno trabaja con la comunidad toba de Miraflores. "Tratamos siempre de ser orgánicos, de trabajar con la Municipalidad y el Estado nacional, pero no para hacer política partidaria, sino para garantizar que la ayuda llegue a destino."
De todas formas, sabe que la distribución de mercadería, soluciona un problema a corto plazo. "Nosotros estamos muy contentos con sus vecinos, porque se comprometieron a quedar en contacto para trabajar juntos en esta tarea de mejorar las condiciones de vida de nuestros hermanos tobas", agregó.
Dijo también que la comunidad está "feliz" porque en estos días llegará un grupo de trabajadores de la salud de Villa María -médicos y odontólogos que cada año realizan esta tarea social- porque cubrirán una de las necesidades más sentidas del pueblo toba.
"En lo que hace a la mercadería, estamos contentos, porque cada vez más están faltando alimentos en los comedores escolares, lo que permitía muchas veces que los chicos se quedaran en la escuela. Justo hoy -por ayer- vi por primera vez chicos aborígenes en la Municipalidad, pidiendo. Si el comedor tuviera lo mínimo, esos chicos estarían en la escuela, pero antes tienen que llenarse", agregó.
Moreno señaló que una de las tareas que hasta el momento fue más efectiva y fructífera en lo que hace a las acciones a largo plazo, fue la formación de cooperativas. "Tenemos varias cooperativas de ladrilleros, que es una tarea que los tobas hacen bien y al hacerlo de manera asociada, se ven mejores resultados", indicó, destacando el apoyo del Gobierno nacional para esa actividad.
Frontera agrícola
La pobreza y el abandono histórico de los aborígenes en Argentina, se vio agravado en el Chaco por la extensión de la frontera agrícola. "Hoy no hay casi algarrobos, y esa planta era vital para nuestro pueblo", dijo.
Como nutriente, la chaucha del algarrobo servía para alimento y para la elaboración de derivados, como la harina. "Hoy no podemos hacerlo, por eso estamos trabajando en reforestación, aunque es una tarea muy difícil y a muy largo plazo, pero indispensable."
Ese grupo de tobas contaba con una extensión de alrededor de 10 mil hectáreas, con posesión pero sin papeles de pertenencia, como ocurre con la mayoría de las comunidades aborígenes. "Acá ha venido gente que cambia 100 hectáreas por una torta dulce", explicó Moreno, para dar cuenta que hoy pueden utilizar alrededor del 30% de lo que poseían hasta hace unos años. "El resto, quedó para los criollos y gringos que sólo se dedican a la agricultura", dijo.
Agregó que tampoco tienen las escrituras de esas 3 mil hectáreas que hoy ocupan, recordando que ésa es una vieja lucha de la comunidad aborigen y que todavía no han conseguido ver los resultados.
Pese a tanto olvido, la solidaridad de los villamarienses pudo abrir una luz de esperanza para esa comunidad que espera que todos los argentinos sepamos tratarlos, considerarlos y respetarlos como hermanos.
Fuente: eldiariocba.com
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