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viernes, 16 de abril de 2010

Sandra Crucianelli, periodista de investigación y académica argentina: “Cuanto más se prohíbe una noticia, más tiende a difundirse”

Por: Arlen Cerda

La periodista de investigación y académica argentina Sandra Crucianelli asegura que en el mundo entero, y particularmente en la región latinoamericana, está surgiendo un fenómeno paralelo al crecimiento de la censura o autocensura en los sistemas de gobierno, como Cuba y Venezuela, donde el Internet y las redes sociales se han convertido en una plataforma activa de protesta.

A mediados de marzo último el presidente venezolano Hugo Chávez, promotor del llamado Socialismo del Siglo XXI, al que se ha sumado el gobierno del nicaragüense Daniel Ortega, alarmó nuevamente a los defensores de los derechos humanos y de la libertad de expresión en su país y a nivel mundial, al criticar el uso del Internet y las redes sociales en Venezuela, donde los portavoces de la oposición han creado una amplia plataforma de protesta contra su mandato de once años.
El mandatario venezolano incluso instó a sus seguidores a combatir por todos los medios, incluido internet, a los detractores de la “revolución bolivariana”.
“Ellos (la oposición) atacan mucho por ahí. Y por ahí también hay que contraatacar ¿verdad? Por todas estas páginas de Internet hay que contraatacar”, dijo Chávez, también interesado en la regulación de la televisión por cable o suscripción, tras ya controlar la emisión de licencias de operación en televisión abierta y radiofónicas que en el 2007 le permitió cancelar a Radio Caracas de Televisión (RCTV) y más tarde a treinta radios.
La periodista argentina Sandra Crucianelli, especializada en periodismo de investigación y de precisión, ve un fenómeno paralelo a la intención de los gobiernos de controlar el ejercicio de los derechos a la libertad de expresión, información y prensa. Es un problema que también observa en Cuba, bajo el régimen castrista.
“El fenómeno que se está observando es que en cuanto más censura o autocensura hay en un sistema de gobierno, si hay accesabilidad a las redes sociales, la participación en estas redes sociales (como Facebook o Twitter, por citar las más comunes) va a ser mayor”, analiza Crucianelli.
La periodista ofreció a colegas nicaragüenses un taller sobre Herramientas digitales y redes sociales para periodistas: La construcción de la agenda ciudadana, organizado por la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH). Tras el taller, LA PRENSA conversó con Crucianelli.

¿Cómo se explica esa relación entre el crecimiento de la participación, denuncia o activismo en Internet y las redes sociales en regímenes o gobiernos donde crece la censura o autocensura?

Es directamente proporcional. A mayor censura, mayor participación en los bloggers (espacios gratuitos para la publicación de blog o bitácoras), en las redes sociales. En cuanto más restringida esté la información, más va a buscar la gente encontrar la manera de decir las cosas.

¿Qué es lo que ocurría antes del crecimiento de esas redes o bloggers? ¿Y qué se puede esperar?

Alguna vez se dijo que el silencio hace daño y eso tiene su correlato en la realidad. Las comunidades necesitan expresar lo que pasa. Contar qué es lo que está ocurriendo desde su perspectiva. Lo que se veía en la década del setenta (toma como referencia el inicio de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile) es que antes, cuando había mucha censura la información pasaba a ser privada o casi clandestina. Solamente un pequeño grupo de personas la compartía. Hoy, con el uso de las redes sociales y el Internet, la difusión de noticias, la diseminación de noticias, Twitter, es casi imposible pensar en un sistema de comunicación como en la década del setenta. Hoy la gente va a encontrar la manera de difundir la noticia. De hecho, el movimiento bloguero que se está viviendo en Cuba y también la participación popular que se está viendo en Venezuela y en otros países también de alguna manera dan fe de esto.
En China todavía el proceso es más lento, porque los controles son el acceso a Internet que son mayores y no hay una cercanía tan grande, (como) en el caso de Cuba con la cercanía a Estados Unidos que con un teléfono celular satelital o a través de WiFi sea posible el envío de información. Pero sin duda es un proceso que va a llegar.

A mediados de marzo el presidente de Venezuela Hugo Chávez criticó el uso de Internet para la crítica en contra de su gobierno. Dijo: “Internet no puede ser una cosa libre donde se haga y se diga lo que sea, cada país tiene que poner sus reglas”. ¿Cree que van a crecer ese tipo de actitudes y las restricciones de parte de los gobiernos?

Sí. Va a ir creciendo. Pero a mayor restricción, mayor va a ser la respuesta. Si yo fuera un gobierno, o si un gobierno quiere ocultar información, lo último que haría es hacer esfuerzos concretos por ocultarla, sino más bien por liberarla, porque la gente pierde interés en la información. Cuanto más se prohíbe hoy una cosa, más tiende a difundirse y con más fuerza. La estrategia que utilizan estos países es mala. Además son países que no comprenden el mundo en el que vivimos.

¿Eso responde a un interés de intimidación hacia el ejercicio de esos derechos?

No solamente las intimida, sino que en algunos casos las pone presas, como pasa en Cuba. Pero ve que siempre encuentran la manera, porque hoy día un teléfono celular con Internet está al alcance de una persona, o un teléfono satelital, y cualquier persona puede transmitir vía Twitter en tiempo real lo que está pasando en un partido de fútbol.

¿Eso será posible ahorita?

Por supuesto que no son procesos comunicacionales fáciles. Lo que digo es que la reacción es directamente proporcional al daño que se pretende hacer; y si no lo hace la gente que tiene restricciones dentro de los países, lo hace la gente con los mismos ideales que está fuera de esos países.

¿De qué manera ese ejercicio que se realiza en las redes puede influir en la agenda de los medios de comunicación tradicionales?

Lo que ahí pasa ya está influyendo en la agenda de los medios tradicionales, porque muchas veces estos líderes comunitarios, que no son periodistas o reporteros, sino ciudadanos que reportan —a mí me gusta llamarlo así— que muchas veces tienen acceso a información que el común denominador de los periodistas no tenemos, como cuando son testigos de una situación.
Esto se dio en Honduras (en la crisis posterior a la destitución del ex presidente Manuel Zelaya, en junio del 2009) que muchas de estas personas en redes sociales habían sido testigos de los hechos de violencia, o lo que otras personas pudieron presenciar en el terremoto de Chile o cuando el tsunami arrasó un pueblo. Es imposible que un periodista esté en todos esos lugares, pero la tecnología hace posible recuperar eso, te podés conseguir primicias con la base del rastreo de la información en las redes sociales o teniendo una presencia muy fuerte en las redes sociales también.

¿Los medios deben tomar en cuenta lo que ocurre en ellas?

¿Y por que no? Si la duda es por la naturaleza de la fuente, aplica lo que ya sabemos. Los criterios de validación de fuentes son los mismos. Cuando alguien desconocido te informa de algo ¿qué haces? ¿Lo ignorás? No. Lo vas a corroborar. No porque salga en la Internet hay que publicarlo. Siempre hay que chequear y contrachequear las fuentes, pero no descartarlas.

¿Qué sugerencias tiene sobre este uso y crecimiento de las redes sociales? ¿Que más se debe de tener en consideración al involucrarse en ellas?

Mi sugerencia para los periodistas, los líderes de comunidad, las organizaciones de la sociedad civil es que tengan presencia en estas redes sociales. No con fines sociales, sino comunitarios, profesionales. No para hablar de sus asuntos privados, sino de cuestiones sociales, de los temas que les interesan. Pueden hablar de sociedad, de política en un marco de respeto y estando muy conscientes de que las libertades de uno terminan donde comienzan los derechos de los demás. En un marco de respeto, en el caso de los periodistas, sin involucrarse en cuestiones partidarias o cuestiones que podrían poner al periodista en un aprieto.
Esto es como un mundo de El Gran Hermano, donde todos miran a todos y todos estamos bajo un escrutinio, bajo la lupa del resto. Hay que tener cuidado. Observar ciertas normas, ciertas pautas, usar el lenguaje adecuado para no salir herido de la presencia en las redes o salir de copas con mis amigos y poner esa información, porque cualquier enemigo podría destruirnos. Lo mismo pasa con líderes comunitarios.

Siempre se ha dicho que en Internet uno puede ser lo que quiere, que cualquiera puede poner cualquier cosa. ¿Qué precauciones hay que tomar con eso?

Internet no es una fuente (de información). Es una herramienta, una autopista. Es como que dijéramos qué tan confiables son las carreteras y yo te pregunto qué es lo seguro en la carretera: los autos o los conductores. Son tres cosas distintas. Debemos hacer foco en las fuentes, las personas que están detrás de las organizaciones en esas carreteras, que es Internet y redes sociales. Con ese criterio tenemos que observar la confiabilidad de las fuentes, de la misma manera que nosotros corroboramos todo.
Fuente: laprensa.com.ni

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