Como resultado de sus carencias políticas, el PRO acude una y otra vez al ataque de los más débiles. Ya lo hemos visto reprimiendo a indigentes, cartoneros y docentes. Se aprovecha hasta el final un discurso que se ha instalado en las vísceras de las clases media y alta que consiste en tratar la inseguridad como el problema central de la sociedad. En esa dirección exacerba la función policial del Estado, en detrimento de otras áreas sociales fundamentales.
“La gente tiene miedo y necesita que extrememos todas las medidas que están a nuestro alcance”, argumentó antes de presentar la reforma del Código. El discurso suele ser revelador y ésta no es la excepción. Pone de manifiesto la noción limitada de gobierno con la que se maneja el PRO en general, y Mauricio Macri en particular. En sus poco más de dos años de gestión poco han hecho, salvo perseguir sistemáticamente con patotas mafiosas a sectores desprotegidos. Comprenden la pobreza como una simple cuestión de “espacio público” que es necesario “limpiar” y no como un verdadero drama social que requiere una solución a partir de políticas sociales consistentes.
Lo cierto es que la nueva iniciativa de reforma del código ciudadano saca a relucir los límites propios de Macri y el sector que representa. Obsesionados por el tema de la inseguridad, sus propuestas casi nunca se salen de eso. Reducen peligrosamente la gestión pública al armado de un Estado represivo. Plantean la lucha contra la inseguridad como sinónimo de lucha contra la pobreza, haciéndose eco del sentido común más burdo que confunde la vulnerabilidad social con el delito. En ese sentido, su “plan contra la inseguridad” no consiste en otra cosa que en una persecución sistemática de los sectores más desprotegidos, como si dar seguridad a los vecinos implicaría solamente despejar de pobres el espacio público.
Fuente: Co.Se.Ma. - Comisión de Seguridad de La Matanza
No hay comentarios:
Publicar un comentario