Mientras el gobernador Daniel Scioli y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, se pelean por la basura generada por la ciudad de Buenos Aires, la cooperativa de cartoneros El Ceibo, que trabaja en la zona de Palermo, fue seleccionada como uno de los cinco ganadores de un concurso internacional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que premia a proyectos sociales exitosos.
“Para nosotros es un gran reconocimiento después de tanta lucha y como una gran oportunidad para visibilizar el proyecto socioambiental en todo el mundo. Tenemos el objetivo de que nuestra experiencia pueda ser útil para otras organizaciones y fomente la concreción de emprendimientos similares que impulsen el desarrollo y empleo digno con especial atención en la preservación ambiental”, dijo a Crítica de Argentina Valeria Corbalán, secretaria de la cooperativa que, como todos, comenzó con la separación de los residuos en la vereda.
El Ceibo obtuvo el tercer premio tras un proceso de selección de 200 proyectos. “Nosotros enviamos un texto contando nuestra historia, objetivos, los resultados que hemos obtenido hasta ahora, el modo en que pasamos de la exclusión a la inclusión social y la esencia y valores de nuestra cooperativa”, detalló Corbalán.
Todo comenzó en 1997, cuando un pequeño grupo se propuso “dignificar la tarea del ciruja, básicamente dejar de revolver la basura en la calle” y le dio cuerpo a la figura del promotor ambiental, quien se encarga de capacitar a los vecinos para que el proceso de reciclaje comience por ellos con el compromiso de separar los “residuos secos” en sus viviendas. El promotor también acuerda el día y la hora en que el recuperador pasará a retirar la basura, que trasladará al galpón que en el barrio de Retiro funciona como centro de acopio. Allí clasifican los residuos para comercializarla a las empresas de reciclaje industrial. Con una flota compuesta por un camión y una camioneta, los trabajadores de El Ceibo recolectan por día unas 10 toneladas de papeles, plásticos, metales, aluminio, papel, cartón, trapos, vidrio, tetrabrick, ropa, muebles, electrodomésticos, entre otros, que aportan el tres por ciento a la suma total de basura reciclada en la ciudad.
“Además de generar empleo autogestionado y salarios estables, realizamos una labor social y ambiental vital. Fomentamos el reciclaje de forma directa, así como el ahorro de energía y recursos no renovables. En muchos lugares del mundo, esta tarea es llevada a cabo por grandes empresas que le cobran importantísimas sumas de dinero a su gobierno. A nosotros nadie nos paga nada por el servicio”, dice la cooperativa en un comunicado en el que dio a conocer el premio que les dio la ONU. “Nos resulta alarmante que mientras en nuestro lugar de origen no se nos tiene en cuenta, una entidad como la ONU premie nuestra labor y nos invite a un evento internacional”, concluyeron.
Fuente: Crítica de la Argentina
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