Hoy en día en las ciudades -aunque las zonas rurales no están exentas- se ha instalado un problema del que no somos conscientes y que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se cobra más de 6,5 millones de vidas al año en el mundo. Este enemigo invisible es la contaminación atmosférica.
La polución atmosférica es la introducción de partículas sólidas y gases en el aire, que resultan perjudiciales para el hombre, plantas o animales.
La emisión de carbono negro, ozonotroposférico y metano, producto de la contaminación por quema de combustibles fósiles, calefacciones por carbón, gasoil o gas natural, contaminantes emitidos por la industria, ya sea por emanación directa o por reacciones químicas en la atmósfera; la combustión ineficiente dentro de los hogares, que se produce por el empleo de tecnologías rudimentarias como la leña o el estiércol; o por sustancias químicas contaminantes presentes en los materiales de construcción y los productos para la limpieza, son factores humanos que generan -junto a factores naturales, en menor medida- la contaminación del aire que respiramos.
Se calcula que 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire con altos niveles de contaminación, tanto en zonas urbanas como rurales. Sin embargo, la afectación es desigual: Casi el 92% de las muertes relacionadas con la polución suceden en países con rentas bajas y medianas.También en estos casos, son los grupos más vulnerables los que deben soportar mayormente los prejuicios causados por la contaminación.
Latinoamérica, si bien no es una de las regiones con mayor contaminación, no está exenta del incumplimiento de los valores establecidos por las directivas de la OMS. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el nivel de PM10 fue de 26 u m3. (Es decir, 6 puntos más de los recomendados por la OMS).
Las consecuencias de la exposición a la contaminación del aire son altamente negativas para la salud. Las partículas contenidas en el aire contaminado causan problemas cardiovasculares, enfermedades respiratorias como el EPOC o el asma, accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón, entre otras. Además resulta peligroso para mujeres embarazadas. En Argentina son cerca de 15.000 las muertes por año a causa de la polución. La OMS ha informado que anualmente 85 chicos mueren en el país producto de enfermedades relacionadas a la contaminación del aire.
Sin embargo, no es solo la salud de las personas la que se ve afectada por la polución. Nuevamente es el medio ambiente el que sufre las consecuencias de la acción del hombre. Los contaminantes del aire son uno de los principales causantes del aumento de las temperaturas que hacen al calentamiento global y las problemáticas que de él se derivan.
Combatir la contaminación atmosférica es primeramente una responsabilidad de los Estados. Son las políticas estatales las que establecen las medidas para el cuidado del ambiente, de la salud y de la economía. Invertir en el cuidado del ambiente, por ejemplo, no debe ser percibido como pérdida en sentido económico. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la contaminación podría costar el 1% del PBI al mundo para 2060 a causa de los gastos en concepto de enfermedades, costos médicos y disminución de la producción agrícola (un equivalente a 2,6 billones de dólares al año).
La lucha contra la contaminación del aire es un trabajo conjunto entre el Estado (que debe facilitar e instar a la participación,brindando a sus ciudadanos información clara y accesible sobre cuestiones ambientales), y los ciudadanos, que deben cumplir con el conjunto de responsabilidades que le corresponde como sujetos miembros de la comunidad. La consciencia ciudadana es un elemento clave para el éxito en los planes de descontaminación atmosférica (CEPAL).
La OMS y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) dirigen este año una campaña promovida por Coalición del Clima y el Aire limpio, denominada “respira la vida” (breathelife2030.org) cuya meta principal es concientizar sobre la contaminación del aire, sus consecuencias dañinas, qué podemos hacer para mejorar la salubridad del aire y ralentizar el cambio climático de aquí al 2030.
Entre las soluciones planteadas por la OMS, podemos encontrar aquellas relacionadas con el transporte (redes para peatones y ciclistas o un transporte público eficiente); la promulgación de normas para disminuir la emisión de contaminantes (que no solo cuiden el medio ambiente, sino que también insten al mercado a la creación de mercancías más ecológicas); un desarrollo empresarial con mayor conciencia ecológica y control; mejoramiento del tratamiento de residuos y su posible aprovechamiento como energía ;el incremento de espacios verdes en zonas urbanas (jardines verticales, plazas, arbolado o huertos urbanos, terrazas verdes ).
Mar del Plata: la necesidad de estar atentos
Mar del plata, como ciudad cuya densidad poblacional ronda los 750.000 habitantes, con un parque automotor de aproximadamente 400.000 automóviles y que comenzó la temporada 2018 con la presencia de 250.000 turistas, debe empezar a ser vista como un futuro foco de polución atmosférica. A pesar de ello, Mar del Plata también se destaca por su gran extensión y su variedad de recursos naturales. Es por ese motivo que ha sido analizada su capacidad como productora de energías limpias y renovables (solar, eólica, geotérmica, hidráulica en pequeña escala y biomasa). Como ha explicado Karina Miglioranza (Especialista de la Fundación Bosque Nativos Argentinos para la Biodiversidad y Directora del laboratorio de ecotoxicología y contaminación ambiental de la Universidad Nacional de Mar del Plata), las ciudades intermedias como Mar del Plata (es decir, aquellas con una población menor a un millón de habitantes) “deben monitorear el aire ya que generan información, para luego brindar una guía para que el Estado tenga el acceso a establecer prioridades”.
Aún hay mucho potencial para aprovechar de la ciudad y al mismo tiempo cumplir con los objetivos planteados en la agenda de desarrollo sostenible del año 2015, donde los lideres mundiales plantearon una serie de metas globales con el fin de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos.
La adopción de hábitos amigables con el ambiente por parte de todos, significan un gran avance y producen un gran impacto positivo. La implementación de las tres R reducir, reutilizar, reciclar; la separación de residuos entre recuperables y no recuperables; el consumo responsable; la utilización de energías renovables; significan un esfuerzo menor para los habitantes, que tienen como consecuencia grandes resultados positivos para toda la comunidad, tanto para las presentes, como las futuras.
(*): Legislador provincial
Fuente: lacapitalmdp.com
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