En la CABA hay paradores y hogares donde pueden encontrar techo y alimento quienes carecen de uno y de otro: existe el programa Buenos Aires Presente (BAP), al que pueden recurrir quienes carecen de techo. El número de plazas que se ofrecen (1800) sobrepasa la demanda y, llegado el invierno, se aumenta hasta 2200. Sin embargo, entre los potenciales ocupantes hay quienes prefieren permanecer en la calle, porque se sienten más libres sin tener que cumplir con las normas que rigen en esos alojamientos. Los que se ven por la calle reciben ayuda de gente generosa de varias iglesias y de tres ONG, Haciendo lío (www.quieroayudar.org/Ong/Haciendo-Lio), Fundación Sí (www.fundacionsi.org.ar) y Caminos Solidarios (www.facebook.com/CaminosSolidariosArgentina), que distribuyen raciones de sopa caliente, infusiones, galletitas y chocolate. La ocasión del encuentro crea diálogo y vínculos, un aporte psicológico tan necesario como los alimentos para los que viven sin afectos y amistades.
Esta acción que cumplen organismos públicos y la acción privada, así como instituciones religiosas, debe ser apreciada por todo lo que implica como esfuerzo volcado en beneficio de personas que padecen la indigencia, la declinación física y la soledad, aunque vivan en un medio urbano, pero no es suficiente: como sociedad, no podemos ser indiferentes frente a esta dura realidad que nos interpreta como seres humanos. No podemos, en palabras de Juan Carr, hacer como si fueran invisibles.
Fuente: lanacion.com.ar
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