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jueves, 11 de noviembre de 2010

Una carpa que es un proyecto de vida

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Por Micaela Urdinez


La ONG forma a chicos y jóvenes de zonas de bajos recursos en acrobacias y destrezas, con una marcada impronta cultural.
 
No hace falta un telón que se abra, un escenario pomposo ni un auditorio que se deshaga en aplausos. Los diez jóvenes que se cuelgan de telas, trapecios, hacen acrobacias y malabares en un galpón de Parque Patricios constituyen un espectáculo en sí mismos. Cada uno practica su rutina sabiendo que forma parte de una obra colectiva y que comparten una pasión común: transformar las artes circenses en su medio de vida.


Ellos integran el Circo Social del Sur, que impulsa el desarrollo de capacidades y potencialidades de jóvenes de bajos recursos a través de la cultura y el arte circense.

A mediados de la década del 90, Mariana Ruffolo ?fundadora de la institución, con formación circense? empezó a dar talleres de zancos en un comedor de Florencia Varela. Como los chicos se entusiasmaban, los repitió en el comedor Amor y Paz de la villa 21-24, de Barracas, donde sumó malabares y acrobacias de piso.

"Habíamos empezado con actividades dirigidas a chicos, pero ampliamos el horizonte a jóvenes y sumamos otras disciplinas. En 2002 nos conformamos como ONG y no paramos hasta hoy", cuenta Vanesa Zambrano, coordinadora del Circo Social del Sur. Con sus talleres de iniciación se acercan a 300 niños y jóvenes de la villa 21-24 y de Ciudad Oculta. Con zancos, aros, cuerdas y monociclos, crean espacios comunitarios de pertenencia, aprendizaje y participación.

"La idea es generar una propuesta lúdica para chicos y jóvenes. El arte es para ellos muy motivador, y es una forma de trabajar valores positivos como el respeto, el cuidado del cuerpo y el trabajo en equipo. Para hacer circo, tenés que estar bien físicamente; éste es un modo de prevenir adicciones, el alcohol, y promover una sana nutrición. El cuidado del cuerpo es fundamental porque es lo único realmente tuyo y una herramienta de trabajo", agrega Zambrano.

Es una propuesta sana, lúdica y creativa. De la necesidad de una salida laboral de los jóvenes nació la idea de formarlos como artistas o profesores. "Una vez que participan, como mínimo, dos años de las actividades, pueden acceder a una preprofesionalización, los que quieren dedicarse al circo, o a formación de formadores, con un perfil más pedagógico", dice Zambrano. Hay 36 jóvenes capacitándose en estas nuevas aptitudes.

Su sueño es contar con un espacio propio para poder desplegar un espectáculo a fines de año. Ya recibieron financiación para comprar una carpa de circo que aún no tienen dónde montar. "Poder plasmar todo el trabajo que venimos haciendo en una obra sería espectacular. Hasta ahora, el circo está circunscripto a salas pequeñas y eventos empresariales, pero no pegó el salto a un espacio como la carpa. Queremos que pase de ser un proyecto social y educativo a una propuesta cultural que culmine con un espectáculo", sostiene Ruffolo.

Además de materiales de circo, ropa deportiva, zapatillas y hierros para la carpa, piden la donación o comodato de un predio en la ciudad, con buena ubicación y accesible, para que el público pueda apreciar el talento de estos jóvenes. Contacto: 4911-6349, 156-481-8087 (Pablo), http://www.circosocialdelsur.org.ar/

Fuente: lanacion.com.ar

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