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Por Ismael Bermudez
Hoy los que vivimos en la Argentina vamos a ser censados por el INDEC, un organismo...
en el que la mayoría no confía y que está cuestionado hasta a nivel internacional. A eso se suma la crítica del Consejo Académico, que el propio Gobierno formó con especialistas de 5 universidades nacionales, por la falta de preparación de las tareas pre-censales. Posiblemente por este motivo los rectores de esas universidades aún no fueron recibidos por el ministro, Amado Boudou.
Para contrarrestar este descrédito, el INDEC presenta este censo como el de la “inclusión social” con el argumento de que se incorporaron preguntas sobre afrodescendientes, pueblos originarios, personas con discapacidad, argentinos migrantes e inmigrantes. Pero según advirtieron especialistas y organizaciones, la mayor parte de esa temática sólo serán relevadas en el formulario ampliado que no comprende a toda la población sino a un sector escogido de un análisis muestral. Además, agregan, el cuestionario tiene errores de diseño que limitan el alcance y la profundidad del censo. En definitiva, se trata de una “inclusión” más bien marginal, limitada, parcial y hasta de resultados dudosos.
Esta y otras falencias hubiesen podido ser subsanadas si se hubiera convocado a especialistas y técnicos del país y del exterior. Así, el diseño del Censo, fruto de una tarea colectiva, hubiera disipado cualquier duda y ayudado a concientizar a la población en la importancia de asegurar el éxito de semejante movilización nacional.
>Fuente: clarin.com
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