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El crecimiento del número de jóvenes que no estudia ni trabaja, así como la baja del número de estudiantes...
de entre 20 y 25 años, son señales de un serio deterioro social. Estas conclusiones surgen del trabajo de la consultora EPM sobre datos comparativos de TGI-IBOPE entre 2005 y 2010. Así, descendió un 15% la cantidad de jóvenes que estudia, con un claro sesgo económico, ya que el en los sectores bajos el descenso fue el 34% y en los medios del 18%, mientras que en el nivel alto aumentó un 7%. Esta elevación de la desigualdad educativa también se refleja en el acceso a la educación pública. Según cifras oficiales que comparan los años 2002 y 2008, las universidades públicas recibieron menos alumnos -pasaron de 305 mil nuevos inscriptos a 271 mil- y las privadas crecieron notablemente -de 53 mil pasaron a 94 mil. Además, se mantiene bajo el porcentual de egresados universitarios: un 12% de los estudiantes, muy por detrás de la tasa de 25% de recibidos de los países desarrollados.
Este cuadro muestra la consolidación de tendencias que agravan la inequidad social y comprometen, sobre todo, el futuro de los jóvenes provenientes de sectores bajos y medios. Además, se advierte que la crisis de la educación superior pública también se refleja en su impotencia para promover, retener y formar jóvenes provenientes de hogares no acomodados. De esta manera, avanza un proceso de exclusión social, el cual tiene como presupuestos factores económicos pero también la pésima calidad de la educación secundaria pública.
El aumento de jóvenes que no estudian ni trabajan y la reducción de jóvenes de bajos ingresos en la universidad son signos inequívocos de deterioro social.
Fuente: clarin.com
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