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De acuerdo con las más recientes estadísticas oficiales, hay...
en la Argentina 15.281.000 personas que trabajan, como obreros, empleados, cuentapropistas, profesionales o patrones. La mitad de ese total gana menos de 1.800 pesos mensuales, en tanto que sólo 3 millones de ellos recibe más de 3.000 pesos por mes.
De este modo lo expone el INDEC en las últimas cifras sobre distribución del ingreso, correspondiendo al segundo trimestre de 2010.
En tanto se discrimina que de esos algo más de 15 millones de ocupados, el 76% -es decir 11,6 millones- son asalariados, de los cuales 4,3 millones no están registrados y por lo tanto desempeñan sus labores en negro, mientras que 3,7 millones son profesionales, autónomos o monotributistas.
El promedio total de los trabajadores comprendidos en todos los rubros es de 2.171 pesos, existiendo enormes diferenciaciones, ya que el 60% tiene ingresos por debajo de ese promedio, recibiendo un tercio de los ingresos totales. En tanto el 20% que más ingresos tiene se reparte el 45% y el 80% se distribuye entre unos 12 millones de personas.
De acuerdo con las estadísticas, en los tres últimos años y tomando como base los ingresos nominales, se produjo una suba del 90%, razón por la cual en promedio pasaron de 1.500 a 2.171 pesos, manteniendo paridad tanto entre los registrados como los no registrados.
Considerando esos datos, la desigualdad salarial se encuentra hoy en niveles parecidos a la que existía a comienzos de 2008, aún con la incorporación del pago de la asignación universal por hijo.
Otro aspecto a considerar es la diferenciación que existe por género, ya que la mitad de los varones con trabajo gana menos de 2.000 pesos, pero esa misma relación para las mujeres desciende a 1.500 pesos, debiéndose en parte a que estas últimas trabajan un promedio de 33 horas semanales contra 44 de los hombres, aunque de por sí existe una diferenciación en el pago, de acuerdo con el sexo. Además, las mujeres tienen un brusco descenso en el promedio, en virtud de su elevada participación en las tareas domésticas, rubro en el cual los ingresos son muy bajos, y donde el 85% trabaja en la informalidad.
Una de las cuestiones a tener en cuenta es que aún trabajando, hay amplias franjas que siguen inmersos en la pobreza, por lo cual trabajo no es sinónimo de prosperidad, debido a los bajos sueldos que se pagan.
De tal manera es que el 30% de los trabajadores, unos 4,5 millones de ellos, tiene como ingresos fijos menos de 1.200 pesos mensuales, muy por debajo del valor de una canasta familiar básica. Es decir, de una canasta ajustada a la realidad, ya que la del INDEC está en 1.186 pesos, contabilizando una inflación mínima.
Estos valores que se mencionan en los salarios, son los declarados por las empresas, por lo cual y aún sumando el aporte de otros ingresos en las familias, se puede sacar la conclusión que en la tercera parte de los hogares se dispone de menos de 2.000 pesos mensuales.
Este del salario, junto a la baja inflación que admite el INDEC, son dos temas clave para la radiografía de la pobreza y la indigencia, con lo cual las estadísticas oficiales logran disimular los números, admitiendo hoy por ejemplo apenas 12% de pobreza, cuando en realidad hay generalizada coincidencia en que es tres veces mayor.
Así tenemos que para el INDEC, en el mes de agosto una familia tipo - dos adultos y dos niños en edad escolar- podía alimentarse con 545 pesos, y sin caer en la pobreza vivir con 1.186 pesos, lo cual queda muy en evidencia que no tiene nada que ver con la realidad. En general, las consultoras privadas e incluso algunos organismos públicos provinciales, estiman que en este momento la canasta mínima para no caer en la pobreza debe ser de 3.000 pesos para una familia tipo.
También aquí todo prácticamente se triplica, cuando confrontan números del INDEC y del resto de consultoras.
Fuente: laopinion-rafaela.com.ar
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