► Bienvenido a nuestro sitio web, esperemos te guste y nos visites recurrentemente ◄

martes, 14 de septiembre de 2010

Más gestos solidarios

Imprimir

Por Paul Bloom PROFESOR DE PSICOLOGIA, UNIVERSIDAD DE YALE

El Centro de Salud y Filantropía del Boston College estima que los estadounidenses donarán unos 250.000 millones de dólares para caridad en 2010, varios miles de millones más que el año pasado.
La gente dona sangre a desconocidos, viaja en misiones humanitarias a lugares como Haití y Sudán, y arriesga la vida luchando contra la injusticia en otros destinos.
Hay una lógica de adaptación en el hecho de ser buenos con las personas con las que interactuamos constantemente: hoy por ti, mañana por mí. Pero no hay rédito darwinista alguno en sacrificar recursos por desconocidos anónimos, sobre todo por los que viven en lugares remotos.
La explicación de nuestra moralidad extendida procede de la inteligencia, la imaginación y la cultura.
Hay una fuerza poderosa que es el uso del lenguaje para contar historias. Éstas pueden llevarnos a pensar en personas lejanas como si fueran amigos y familiares.
Las experiencias indirectas generadas por las tragedias griegas, las series televisivas y los artículos de los diarios han desempeñado un papel importante en la expansión del alcance de la preocupación moral.
Otro factor es la extensión de las ideologías, tanto seculares como religiosas, que nos alientan a preocuparnos por personas distantes, que nos convencen de llevar nuestra bondad más allá de nuestro círculo inmediato.
Como destacó Robert Wright, a medida que la gente se hace cada vez más interdependiente se va extendiendo el alcance de la preocupación moral.
Los efectos de nuestra bondad no son una suma cero. La vida de los receptores de caridad mejora, pero quienes la proporcionan también se benefician. Ser buenos hace que nos sintamos bien.
De hecho, un reciente estudio determinó que mandar dinero a otros es más gratificante que gastarlo en uno mismo.
No se trata de un mero placer inmediato: los que donan dinero y tiempo a otros tienden a ser mucho más felices que quienes no lo hacen. El descubrimiento paradójico es que un gran truco para ser feliz es olvidarse de la propia felicidad y tratar de aumentar la felicidad de otros.
Fuente: clarin.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario