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Por Gabriel Profiti
La seguridad ciudadana, que hoy domina la agenda nacional, no es un tema únicamente de consumo interno, ni la Argentina es una isla en la que hay carta blanca para robar, secuestrar, traficar o asesinar.
En verdad, está peor que antes en el combate del delito y en situación más desfavorable que algunos de sus vecinos, pero también se encuentra mejor que otros países de la región, en un contexto donde la violencia es generalizada y se da un continuo crecimiento del crimen organizado.
Así surge de distintos informes internacionales revelados en los últimos meses cuyo denominador común es la alarma.
“En las Américas se verifican algunos de los índices más altos del mundo de crimen y de violencia. La tasa de homicidios cada 100.000 habitantes, que es un indicador universalmente aceptado para medir el nivel de violencia en una determinada sociedad, alcanzó el 25.6/100.000 promedio en América Latina”, señala un informe de Naciones Unidas fechado el último día del 2009.
El documento sobre “Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos” realizado por el Alto Comisionado de la ONU para DDHH y la Comisión Interamericana (CIDH) revela que “la tasa en Europa se registró en 8.9/100.000, mientras que para la región del Pacífico Occidental se ubica en 3.4, y en Asia Sur-Oriental 5.8”.
Además de la criminalidad y la violencia que afecta el derecho a la vida y a la integridad física de las personas, en la mayoría de los países del hemisferio se han incrementado los delitos contra la propiedad, como atracos o hurtos, consigna el informe.
La Argentina
De paso por la Argentina, el director de un organismo de Naciones Unidas situó la situación nacional en distintos ámbitos. Por un lado sostuvo que el nivel de violencia es elevado pero “no es nuevo” y por otro llamó la atención sobre “un aumento de la criminalidad organizada”.
“Una vez que esos grupos organizados tienen estructura pueden comerciar lo que quieran. Armas, personas, drogas. Pero para que haya estructura debe haber connivencia y esto es producto de la corrupción”, sostuvo el funcionario, quien pidió reserva de su identidad, en un diálogo con periodistas.
Su diagnóstico tanto en lo que concierne al delito común como al organizado coincidió en un punto con el que días atrás hizo a viva voz Néstor Kirchner: la corrupción en la Policía bonaerense.
En ese contexto, marcó como una dificultad adicional argentina su régimen federal, cuya competencia “llega a ciertos límites en las provincias”.
La advertencia no puede ser pasada por alto porque tiene el mismo germen tanto en la Argentina como en sus vecinos.
Según el informe de la ONU, gobiernos autoritarios y dictaduras militares que desconocieron obligaciones en materia de garantía de los derechos humanos, dejaron a la violencia como legado, mientras que el incremento de la pobreza y la indigencia han elevado los niveles de desigualdad y exclusión social, y han favorecido el aumento de la violencia y la criminalidad.
“No tenemos una democracia fuerte en la región. Basta ver lo que pasa con el crimen organizado en México, Guatemala y otros países. Ha penetrado en todos los niveles y hay mensajes de impunidad. La violencia es un eje que está cruzando toda la región y no se encuentran respuestas”, alertó el funcionario.
Una investigación especial del Grupo de Diarios de América reveló este año que los cárteles mexicanos de la droga, que mantienen una violenta ofensiva contra el gobierno de México, se han convertido en una de las mayores preocupaciones no sólo para Estados Unidos, principal mercado consumidor, sino también para las autoridades de casi todos los países de América latina.
De acuerdo con ese informe, publicado este año, el mapa actual de la ramificación del narcotráfico mexicano muestra que su influencia se extiende a 16 países de la región, y también en otros continentes.
En la Argentina, el tema llegó a la marquesina pública cuando fue descubierto un laboratorio de metanfetamina en Buenos Aires y ocho mexicanos fueron detenidos. Pocos días después se encontraron muertos a tres jóvenes a las que se relacionó con el tráfico de efedrina en un caso que se conoce como triple crimen.
Respuestas
“Hay que sacar a los funcionarios corruptos y tener funcionarios, policías y jueces especiales para el combate del crimen organizado, que a su vez estén especializados en materia financiera”, puntualizó el funcionario consultado por NA.
Además, habló de conciencia social para que la delincuencia no sea tomada con indiferencia. “En la Argentina hay un tango famoso”, remarcó el director de Naciones Unidas en alusión a Cambalache, donde el que no afana es un gil.
Naciones Unidas también propone como recetas aumentar el trabajo de inteligencia, fomentar leyes de transparencia pública y regionalizar el problema para que los presidentes adopten abordajes y respuestas comunes.
Como el principal sector vulnerable a la violencia son jóvenes y pobres se necesita un mensaje directo del Estado a esos sectores. “Por eso vemos positivo el programa social a cambio de educación”, dijo en alusión a la Asignación Universal por Hijo.
En cambio, la ONU desaconsejó las acciones de mayor mano dura como disminución de la edad imputable, el establecimiento de la pena capital o la afectación de militares al combate del delito. “Esto no ha generado soluciones donde se ha aplicado y ha incrementado las violaciones a los derechos humanos”, completó el enviado de la ONU.
Fuente: el-litoral.com.ar
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