Por Sibila Camps
En América Latina, la violencia contra los niños no tiene fronteras culturales, educativas ni económicas”, afirma Marta Santos Pais, representante del Secretario General de la ONU sobre Violencia Contra los Niños.
Sin embargo, los chicos de clase baja están más expuestos a sufrirla porque, dice, muchos los ven como “ un peligro social” .
Esta afable abogada portuguesa lleva muchos años siguiendo de cerca y proponiendo estrategias para eliminar las infinitas formas de maltrato contra las chicas y los chicos, que es “profundamente invisible y socialmente aceptada” , y que además se producen “en contextos que incitan a no denunciar” . Participó esta semana en la XII Conferencia Iberoamericana de Ministras y Ministros y Altos Responsables de Infancia y Adolescencia. Allí conversó en exclusiva con Clarín .
En ese repertorio de agresiones, Santos Pais destaca “la manipulación de los niños vinculada a actividades delictivas” , ya que, dice, “la violencia contra la niñez es reflejo de la violencia en el contexto social, de inestabilidad política, donde las armas son aceptadas como algo cotidiano” .
La experta se refiere en especial a la asociación fácil, en nombre de la inseguridad, entre adolescencia y delincuencia.
“Muchas veces la falta de datos es manipulada, y eso hace que los niños, sobre todo los de grupos sociales más desfavorecidos –porque no van a la escuela, están en la calle, en su familia no tienen empleo–, sean vistos como un peligro social. Y esto, a su vez, genera una actitud de miedo, y la percepción de que son una causa de inestabilidad. En realidad son víctimas de la falta de inversión en los sectores sociales más desprotegidos (por ejemplo, en una educación de calidad, accesible, donde se promueva la diversidad)” .
“En algunos países existe la percepción de que hay que bajar la edad de imputabilidad o aumentar las penas, para que estas causas sigan un proceso de cárcel, lo que conduce a la criminalización y a la estigmatización de los niños y jóvenes pobres –recuerda la funcionaria–. La tasa de responsabilidad de los adolescentes en crímenes severos es insignificante, pero el mito se creó, y ayuda a inspirar soluciones que no sirven”.
¿Qué es lo que sí sirve? “Invertir –Santos Pais subraya la palabra– en prevención apoyando a las familias, en empleo, en educación de la primera infancia, para que los niños más desfavorecidos puedan reducir la disparidad”.
Y pone el acento en “garantizar una educación de calidad, inclusiva, tolerante y que aliente la diversidad, donde todos puedan desarrollar al máximo sus dotes. Aún en período de crisis, la educación es clave para limitar su impacto social y duración”.
A la funcionaria la desvela la violencia sexual, ya que “a nivel global, más de 150 millones de niñas y 70 millones de niños son violados o abusados sexualmente cada año” , en su gran mayoría, por personas de su entorno más cercano. Sin embargo, “en algunas sociedades es muy difícil de debatir” , admite, ya que funciona como “un tabú social –’Eso se puede resolver en la familia’, dicen–, lo que ayuda a perpetuar el abuso” .
Santos Pais ofrece un amplio repertorio para abordar el problema: “Dar visibilidad a los casos, sin crearles más riesgos a los niños; hacer una investigación muy seria, para trasmitir a la sociedad la confianza de que serán castigados. Sensibilizar a las familias y a las comunidades, y usar la escuela como plataforma y en la primera línea de prevención. Utilizar los medios de comunicación –por ejemplo, en telenovelas– para retirar el estigma y ampliar la responsabilidad social .
Y ayudar a que las leyes y normas se conozcan, y que los niños sepan dónde pedir ayuda”.
Fuente: clarin.com
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