Armando Okada (74) es el nuevo presidente del Club Rotario de Balcarce. Descendiente de un japonés y una cordobesa, el dirigente habla de esta nueva etapa, de los desafíos que vienen y de la participación de la institución que preside en la realidad social de la ciudad.
Nunca imaginó el padre de Katsuo Okada que el viaje de Japón a la Argentina sería para siempre. Corría el año 1930, cuando persistía en su mente la idea de la vuelta a la tierra que lo vio nacer. Con tan sólo 24 años, primero llegó a Buenos Aires y luego recorrió cientos de kilómetros hasta llegar a Villa María, en la provincia de Córdoba. Allí se instaló y abrió su tintorería, oficio que distingue a la cultura nipona. Al poco tiempo, conoció a una cordobesa, se casó, y así estrechó lazos más fuertes con el país en el que cinco años después nació su hijo, Katsuo. Pero nunca se terminó de adaptar a las costumbres criollas y el idioma era una gran barrera. Así fue que decidió volver a Japón. Embaló todas sus cosas, vendió lo que tenía, y emprendió viaje con su familia. Pero esta vez el recorrido fue corto. Al pasar por la ciudad de Bell Ville, varios paisanos suyos lo pararon y lo convencieron para que se quede en la Argentina. “Ese día cambió el destino de mi padre y de la familia”, dice Katsuo Okada sentado en living de su casa mientras charla con La Vanguardia. Antes de ser elegido como nuevo presidente del Club Rotario de Balcarce, Okada resume parte de lo que significa el Rotary Club en la ciudad y a nivel mundial. Durante el reportaje, habló también de su intervención en el INTA Balcarce, y de los desafíos que vienen.
-¿Qué significa el Club Rotario? -Es muy importante. Recuerdo que fue el ingeniero agrónomo Mc Cargo quien me invitó hace 4 años a participar de esta institución. Así me fui vinculando con los distintos proyectos y fui aprendiendo cómo y de qué manera ayudar a los que más necesitan. A través de los proyectos de servicio, los clubes rotarios pueden mejorar la calidad de la comunidad local e internacional. Son innumerables los proyectos relevantes que pueden implementar los clubes verdaderamente consagrados al servicio. No obstante, no pueden abordar todos los problemas simultáneamente, porque eso resultaría imposible. Por otra parte, los programas de Rotary para estudiantes y jóvenes transforman la vida de quienes participan. Allí los jóvenes pueden obtener becas, viajar al exterior como participantes de intercambios culturales o ayudar a una comunidad mediante un proyecto de servicio. Este año me pidieron que fuera presidente, así que ahora estamos trabajando en lo que viene. Básicamente el Club Rotario es una entidad de bien público y con esa idea vamos a trabajar. Quienes tengan intereses personales o políticos difícilmente puedan pertenecer a esta institución ya que todo nuestro esfuerzo desinteresado persigue un solo objetivo: el bien de la comunidad. Por eso digo que los rotarios tenemos una misión que va más allá de lo institucional.
Fuente: diariolavanguardia.com.ar
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