PorMaría Arce, enviada especial a Johannesburgo
Los chicos son víctimas del 40 por ciento de las violaciones que ocurren en el país. Unicef lanzó una campaña aprovechando el Mundial: "Tarjeta roja a la explotación de menores" y abrió carpas especiales para chicos con la FIFA. Además organizaron un vuvuzelazo en contra de este delito.
En medio de la fiesta sudafricana, una serie de datos empañan el Mundial. Son los números sobre abuso y tráfico de chicos, números que avergüenzan al país y que el gobierno buscan revertir: se calcula que unos 60 niños por día son víctimas de violación. Y temen que con la Copa y la enorme llegada de visitantes esas cifras se disparen.
La preocupación es tal que desde el gobierno y la FIFA lanzaron una serie de iniciativas para alertar sobre este problema El secretario general, Jerome Valcke, pidió aumentar la vigilancia de los chicos. Y el mismo presidente sudafricano Jacob Zuma creó la Child Protection Week (semana de la protección infantil).
"El torneo tiene una magnitud tan grande que abre las puertas a que personas con malas intenciones intenten traficar niños y mujeres y explotarlos", dijo Zuma al presentar la iniciativa. "Les pido a los padres que tomen cuidados extra y se aseguren de supervisar y aconsejar a sus hijos todo el tiempo. Cuidemos a nuestros niños y podremos disfrutar de los partidos".
Un punto que complica el panorama es que durante el Mundial, las escuelas permanecerán cerradas y eso hace que muchos chicos, sobre todo, de las zonas más necesitadas pasen mucho tiempo en la calle y se vean expuestos a abusos sexuales, violencia y redes de prostitución y drogas que aprovechan el Mundial para hacer su abril.
Pero de la misma manera que la Copa genera temores, también es una oportunidad única para luchar en contra de la explotación infantil, en todas sus formas. Ese fue el lado positivo que quisieron destacar desde Unicef. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia lanzó una serie de iniciativas para evitar el maltrato de los "bajitos".
Las más llamativas son las carpas pensadas exclusivamente para los niños durante el torneo.
El Gobierno de Zuma habilitó los lugares y una serie de ongs y Unicef hicieron el resto. En los "Child Friendly Spaces" (Espacios amigables para chicos) los nenes reciben asistencia de especialistas que les explican sus derechos y -a través del fútbol y otros juegos- les advierten sobre los posibles abusos (ver video).
Son cuatro carpas en total y están todas dentro de Fan Fests, esos parques gigantescos con capacidad hasta para 40 mil personas que habilitó la FIFA para que la gente se junte a ver los partidos en pantallas gigantes, al aire libre.
En el Elkah Stadium Rockville de Soweto funciona uno de estos espacios (ver video). Aquí atienden a un promedio de 90 chicos por día. La carpa está preparada para dar primeros auxilios, asistencia psicológica, cuidados y cuenta con expertos en el manejo de situaciones de riesgo como el trato de niños alcoholizados, bajo el efecto de drogas o abusados.
Este programa de protección infantil apuesta fuerte al deporte. Los chicos juegan al fútbol y hacen otras actividades en un ambiente apropiado para ellos. Pueden ver los partidos con chicos de su edad y aprender sus derechos a través de charlas especiales.
Los chicos llegan solos o acompañados de sus padres. Se les coloca una pulsera con un número bajo el que se registran los datos del nene, sus papás y los teléfonos de contacto. En caso de que alguno se pierda, rápidamente puede ser identificado gracias a la pulsera. Un GPS casero, pero efectivo: el día de la inauguración del Mundial, se perdieron once chicos en los Fan Fests. Todos pudieron ser recuperados y llevados con sus papás en menos de dos horas.
Tarjeta roja al abuso de menores
La otra iniciativa de la ONU está inspirada en una campaña de la Organización Internacional del Trabajo, que utilizó a la tarjeta roja -tan temida durante un partido de fútbol y más en un Mundial- en una campaña como un símbolo en contra del trabajo infantil. Esta vez, Unicef decidió usarla y sacarle tarjeta roja a la explotación de menores.
Para eso mandaron a imprimir miles de tarjetas rojas para repartir durante el mundial con teléfonos de contacto ante emergencias con chiquitos. Además "empapelaron" con afiches lugares como parques, plazas, alrededores de colegios. Y se unieron a una de las empresas de telefonía más grandes de Sudáfrica -tiene 20 millones de usuarios- para que envíe mensajes de texto que advierten sobre la violencia.
En Soshanguve, a 45 kilómetros al norte de Pretoria, cientos de chicos se reunieron para decir ellos mismos "No" al abuso. Apelaron también al fútbol para advertir sobre este problema. A puro pulmón, soplaron sus vuvuzelas -algunas eran más altas que ellos mismos- como un huracán para llevar bien lejos el abuso de menores.
Fuente: clarin.com
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