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domingo, 2 de mayo de 2010

TRAS EL SISMO, UN SANTAFESINO OFRECE SU SOLIDARIDAD EN CHILE

El santafesino Carlos Sejas, miembro de Cruz Roja Argentina (CRA) y delegado de la Unidad Panamericana de Respuestas a Desastres (Padru con sede en Panamá) se encuentra en Santiago de Chile, desde marzo, coordinando la entrega de la ayuda humanitaria realizada por la Federación Internacional de la Cruz Roja (Firc) y la Cruz Roja Chilena.
 A pocas de horas de producirse el sismo en Chile, diferentes equipos de médicos, socorristas y Unidades de Respuesta de Emergencia (ERU) conformadas por profesionales y voluntarios de más de 20 países se desplazaron hacia Chile a colaborar en las acciones de rescate y emergencia, entre ellos se encontraba Sejas. “Cuando me enteré del terremoto, inmediatamente presumí que me enviarían a trabajar allí”, relata Carlos vía chat.
La formación del santafesino es el dato trascendental que lo llevó a desempeñarse en la tarea que hoy lleva adelante. Es que Carlos Sejas ingresó como voluntario a la Cruz Roja Santa Fe en las inundaciones de 1982 y, desde entonces, se desempeñó como voluntario, guardavidas, instructor en primeros auxilios y hasta dictó clases de socorrismo, rescate y atención pre hospitalaria en trauma (PHTLC) en la sede local.
Tras las inundaciones de 2003 en Santa Fe y la experiencia adquirida en la atención de la catástrofe fue designado por la CRA para capacitarse y formar parte del Equipo Regional de Intervención (RIT) dependiente de Padru. Desde entonces participó activamente en acciones de ayuda humanitaria como logista en Argentina, Bolivia y Chile, hasta ahora, siempre vinculado al tema inundaciones.

Situación actual

“A dos meses del sismo, aún hay regiones que parecen devastadas por una guerra. Todavía se hacen esfuerzos para encontrar a personas desaparecidas. Día atrás más de 300 miembros de la policía y las fuerzas armadas llevaron a cabo una búsqueda exhaustiva pero infructuosa en Pichilemu (Maule) para encontrar a dos niños desaparecidos”, comentó afligido.
Según el logista “el mayor problema es la falta de viviendas para las familias afectadas”. Si bien el Ministerio del Interior de Chile, lleva adelante el plan “Chile Unido Reconstruye Mejor”, los registros oficiales indican que se destruyeron 81.444 casas; 108. 914 tienen daños graves y 179.693 tienen daños menores.
“La reconstrucción es el gran desafío debido a que la eliminación de escombros sigue siendo un reto para todos los que estamos trabajando aquí”, comentó Sejas y agregó “con la participación de expertos científicos, ya comenzaron los debates sobre dónde y cómo se llevará a cabo la reconstrucción costera donde afectó el tsunami”.

El trabajo del logista

Desde que llegó a Chile (22 de marzo), Carlos se hizo cargo de la logística de la operación, que hasta ese momento lo venía realizando la ERU Logística Española integrada por cuatro personas. Él se quedó solo.
“El llamamiento que hizo la CR Chilena y Firc hasta este momento es de 13.086.822 francos suizos (12.898.800 dólares estadounidenses o 9.446.740 euros). Esa ayuda sirve para proporcionar artículos no alimenticios a 10.000 familias (50.000 personas), soluciones de alojamiento de emergencia para familias (50.000 personas), atención a la salud preventiva comunitaria para por lo menos 90.000 personas, y agua y saneamiento para hasta 10.000 hogares. Esta operación de ayuda humanitaria tendrá una duración de un año y se prevé que concluya el 2 de marzo de 2011”, informó el santafesino.
Su tarea consiste en recibir los aviones y barcos con la ayuda humanitaria que proviene de todos los países donantes, distribuir y entregar. “El chileno es muy recto, muy estricto, sobre todas las cosas muy respetuoso de las personas. Acá (en Chile) las personas no aceptan cualquier ayuda, sólo agarran lo que necesitan, lo que no, lo devuelven”, relata Carlos desde la bodega de almacenamiento en Santiago de Chile y advierte “esto sólo ocurre en países del primer mundo”.
Según el especialista, como en todo desastre, en el momento de impacto hay muchos voluntarios pero a medida de que todo comienza a volver a la normalidad vuelven a sus quehaceres. “Van quedando pocos voluntarios, esto retrasa las entregas y el trabajo en terreno; además aquí las distancias son largas, los caminos aún están intransitables, no podemos pasar con camiones muy grandes y la llegada de ayuda humanitaria a la población más alejada se complica”.
“El día de trabajo pasa muy rápido para los que estamos en Santiago, se arranca temprano y concluimos promediando la noche; pero los que están en las zonas de la catástrofe, el día es mucho mas intenso porque trabajan en contacto directo con las familias afectadas, allí el desgaste es mayor”.
Fuente: agenciafe.com

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