En este marco, las universidades, como responsables fundamentales de producir esa educación, y tal como las comprendemos, comparten tres finalidades esenciales: La transmisión de conocimientos en el más alto nivel, la generación de nuevos conocimientos y la búsqueda de la verdad.
En esta línea, las Universidades son instituciones de educación permanente, que deben contribuir a brindar educación para todos, a lo largo de toda la vida, creando, conservando y transmitiendo el conocimiento de las cuestiones sociales, culturales y científicas fundamentales.
Está obligada a formar ciudadanos éticos y activos, con pensamiento crítico y comprometidos con valores universales tales como la igualdad, la solidaridad, el respeto a la dignidad de las personas y la defensa de los derechos humanos, de la paz, de la libertad y de los valores de la democracia, lo cual debería contribuir a la asunción de responsabilidades sociales crecientes.
Se trata de que la Universidad forme científicos, tecnólogos, profesionales, docentes, intelectuales y artistas con la sensibilidad, el conocimiento, la habilidad y la experiencia adecuados para ejercer con eficacia sus destrezas, capaces de aprender a aprender a lo largo de toda la vida, y conscientemente orientados en sus valores ciudadanos, bien informados y profundamente motivados, provistos de sentido crítico y preparados para analizar y buscar soluciones a los problemas de la sociedad en un mundo básicamente cambiante.
En este proyecto se inscribe nuestra Universidad Pública, identificada con valores como el saber, la libertad, la creatividad, la responsabilidad individual, la tolerancia y la participación, tratando de ser cada vez más científica y a la vez más comprometida socialmente, de estar más relacionada internacionalmente y más involucrada localmente.
Nuestro modelo es el de una universidad abierta a todas las ideas y a todas las discusiones, cuyo cometido esencial sea la enseñanza, validada por la investigación, la transferencia y la extensión y al servicio de una mejor calidad de vida para toda la sociedad.
La Universidad que promovemos en consecuencia, estrechamente vinculada con las circunstancias locales, aunque plenamente comprometida con la búsqueda universal de la verdad y el avance del conocimiento, es fundamentalmente un ámbito para pensar, tener ideas y discutirlas, y un espacio de inquietudes, rechazos, audacias, escrúpulos y esperanzas.
Nuestra Universidad no sólo debe desarrollar un proyecto académico, debe fortalecerse como un proyecto sociopolítico que se caracterice por tener capacidad de impulsar el cambio; por asumir una actitud de liderazgo en ese cambio y por lograr consolidarse como un factor social, que desde la reflexión y la crítica, le aporte ideas y soluciones a los problemas que afrontan nuestra región, nuestro país y nuestro continente.
Pensar una nueva dimensión social del quehacer universitario es plantear una nueva oportunidad para la política, y éste es el desafío para nuestros días frente a la complejidad de los retos globales presentes y futuros.
Nuestra Universidad debe aumentar su capacidad para transformarse y provocar el cambio, para atender las necesidades sociales y fomentar la solidaridad y la igualdad; para preservar y ejercer el rigor y la originalidad científicos con espíritu imparcial y para colocar a los estudiantes en el primer plano de sus preocupaciones, en la perspectiva de una educación a lo largo de toda la vida.
Esta Universidad no puede eludir su responsabilidad de ser una ‘organización inteligente’: es decir una organización que aprende, que cambia, que se adapta, que se transforma y que se proyecta creativamente hacia el futuro.
La transformación institucional se representa en un proceso de cambios basados en una franca autocrítica, una visión compartida, una misión renovada, un conjunto de objetivos estratégicos y una gestión eficaz. Requiere de competencias tales como la capacidad de detección de necesidades, de concertación de alianzas, de negociación de conflictos y de anticipación de problemas.
La construcción institucional es un proceso que lleva tiempo y que requiere diálogo. Que es, además, acumulativo, asentado en la memoria, en la reflexión y el pensamiento crítico, pues el cambio que buscamos no es la sumatoria de actos discretos sino de hechos encadenados.
Condicionantes y características contemporáneos de la educación superior
El desarrollo de las Universidades y el fortalecimiento de la educación superior, constituyen un elemento insustituible para el avance social, donde la dinámica del conocimiento obliga a las sociedades a poseer la inteligencia colectiva que les permita apropiárselo, utilizarlo y extenderlo, dentro de los márgenes de incertidumbre, riesgo, inestabilidad y cambio que caracterizan los emergentes del presente. En este sentido, la ciencia y la tecnología juegan un papel de primer orden en cuanto a la exploración, interpretación y aplicación del conocimiento disponible en los nuevos frentes.
En estos frentes, los cambios ya no sólo son necesarios, sino que son inevitables. Ninguna institución puede administrar la posibilidad de cambiar, su alternativa, no obstante, es intentar liderar el cambio en aquellos aspectos que la tengan como protagonista. Nuestra Universidad debe protagonizar ese desafío. Debe asumir la responsabilidad de interpretar, participar y aportar a ese proceso de cambio y debe, por lo tanto, crear nuevos espacios de conocimiento para contener la complejidad de cada una de estas exigencias, que interpreten que el concepto de “lo único” es para la necesidad y no para los medios que permitan satisfacerla.
Las preocupaciones centrales de la educación superior en la última década, en este contexto y en el marco de esta visión integral y holística del rol de la Universidad, se enfocan sobre aspectos fundamentales para su crecimiento, como la defensa de la calidad, de la relevancia y de la pertinencia social, en la búsqueda de la masividad en el acceso, en la permanencia y en la culminación con éxito de las carreras de grado y en la educación posterior a lo largo de toda la vida.
Se basan además, en la custodia de la autonomía universitaria, en el reclamo de presupuestos adecuados, en la inclusión institucional en la internacionalización de los procesos universitarios y en el acceso equitativo a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación; sin descuidar los variados factores que construyen esa conjunción desde la enseñanza, desde la investigación y la transferencia, desde la extensión y la integración social, desde las relaciones institucionales y desde la administración y gestión de la cuestión universitaria.
Desafíos y compromisos de la Universidad argentina
Estas condicionantes de las universidades contemporáneas que incluyen y enmarcan la realidad de nuestro país, dimensionan los retos de la Universidad Nacional de La Plata para los próximos años y los compromisos que ésta debe asumir para aportar al desarrollo nacional y al progreso social. Por lo pronto, ya no es suficiente abrir las puertas de la universidad pública al medio para ofrecer lo que sabemos hacer, ni tampoco con hacer lo que nos solicitan; hoy la Universidad debe hacer lo que es necesario.
Y esta condición reconoce un conjunto de desafíos y compromisos fundamentales que queremos y debemos asumir:
Consolidar una Universidad inclusiva que asuma un rol protagónico en la construcción de una sociedad en la que la educación, el conocimiento y los demás bienes culturales se distribuyan democráticamente, contribuyendo a la tolerancia y a la solidaridad, formando parte de las transformaciones sociales, y buscando una identidad propia en un desarrollo social sustentable.
Garantizar la formación de ciudadanos responsables, identificados con los mejores valores éticos de la cultura científica y humanística de nuestro tiempo e incrementar la cantidad de graduados altamente calificados; profundizando en su educación, la responsabilidad social de la ciencia y el valor social de los conocimientos.
Impulsar un modelo académico caracterizado por la calidad, la relevancia y la pertinencia de una enseñanza que ponga el acento en la reflexión, el discernimiento y la interpretación de la información.
Mantener un equilibrio adecuado entre las funciones de docencia, investigación básica y aplicada, transferencia y extensión, en instituciones que crezcan en diversidad, flexibilidad y articulación; promoviendo el incremento progresivo de una mayor dedicación docente, para asumir el compromiso constante que demanda la educación.
Desarrollar políticas de articulación con todo el sistema educativo para facilitar el tránsito del nivel medio a la educación superior, colaborando en la formación de sólidas bases cognitivas en los niveles precedentes, de tal manera que los ingresantes cuenten con los valores, las habilidades, destrezas y capacidades para poder adquirir, construir y transferir conocimientos en beneficio de la sociedad.
Avanzar en el control de la deserción, emergente de causales externas, en general socioeconómicas; de causales propias del sistema, como las devenidas de la masividad, de la insuficiencia de becas, de los sistemas de ingreso, de la orientación vocacional y del ambiente educativo; de causales académicas, como la formación previa, la escasa expectativa laboral, la falta de apoyo y la excesiva duración real en la formación de grado; y de causales personales, tanto actitudinales como motivacionales.
Avanzar éticamente en la distribución social del conocimiento, convirtiendo a la educación en un mecanismo de cohesión e integración social, pasando de los modelos disciplinares a los modelos transdisciplinares y generando nuevas carreras con propuestas formativas que respondan a los desafíos sociales, ambientales, culturales, tecnológicos, económicos y políticos requeridos por nuestra comunidad.
Promover la educación continua de los graduados y su vinculación permanente con la Universidad para la actualización o incorporación de nuevos conocimientos que les permitan un desempeño de calidad en su actividad profesional. Y también incrementar en forma significativa la cantidad de doctores integrantes de nuestro sistema de investigación básica y aplicada.
Incentivar la vinculación con el sector productivo, el Estado, los movimientos sociales y comunitarios y el conjunto de la Sociedad Civil, generando un ambiente propicio para los procesos de innovación científica y tecnológica necesarios para el crecimiento sustentable del país, promoviendo el desarrollo y la transferencia de conocimientos para el mejoramiento general del Estado y para la mayor integración de todos los sectores productivos.
Propiciar investigaciones básicas en todos los campos disciplinares e investigaciones aplicadas a la resolución de problemas relevantes en temas prioritarios.
Articular políticas científicas con los organismos nacionales y provinciales de promoción de la ciencia y la tecnología para la definición y financiación de esas investigaciones, procurando resolver necesidades locales, nacionales y regionales, y fomentando la formación de recursos humanos en áreas de vacancia.
Asimilar y promover las nuevas tecnologías de la información y la comunicación con criterios de pertinencia y relevancia para seleccionar lo que conviene a nuestro desarrollo; en particular aquellas útiles para la desconcentración económica y social y la igualdad de posibilidades en todo el territorio nacional.
Asumir con firmeza la responsabilidad social de la Universidad y reforzar las acciones universitarias de servicio a la sociedad, en particular sus actividades para erradicar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las enfermedades.
Transformar a la Universidad en un espacio natural de discusión e intercambio entre sus miembros y con los de la sociedad en general, que permita la elaboración de escenarios para identificar y priorizar aquellos temas que son fundamentales para el desarrollo comunitario.
Promover desde la Extensión, una propuesta formativa integral a la sociedad, articulada entre el conocimiento académico de la educación superior y el “saber hacer” dado por el oficio, orientado a integrar a sectores no involucrados en la educación formal, pero demandantes de nuevos saberes o necesitados de herramientas para insertarse, permanecer y progresar en el mundo del trabajo.
Valorar como nuestra principal riqueza la diversidad humana y natural, marcadamente pluricultural y multilingüe, incorporando el diálogo de saberes y el reconocimiento de la diversidad de valores y modos de aprendizaje como elementos centrales de nuestras políticas.
Consolidar la vinculación interuniversitaria, promoviendo la conformación de redes, la movilidad de alumnos, docentes e investigadores, la homologación de títulos y las investigaciones conjuntas, aprovechando la cooperación internacional y priorizando la integración latinoamericana.
Avanzar en la planificación estratégica y participativa, la administración transparente y la gestión eficaz del desarrollo institucional con criterios de eficiencia, eficacia, comunicabilidad, flexibilidad y trabajo en equipo.
Estos desafíos que debe asumir la Universidad Nacional de La Plata, comprometida con el desarrollo nacional, deben basarse:
En una garantía firme de su autonomía normativa, administrativa, política, institucional y académica y de su autarquía económica.
En un presupuesto suficiente y responsablemente administrado, orientado a estimular la enseñanza, la investigación científica y tecnológica, la transferencia, la extensión y las vinculaciones y redes interuniversitarias nacionales e internacionales.
En un resguardo firme del cogobierno, de la gratuidad de la enseñanza de pregrado y de grado, de la pluralidad de cátedras, de su provisión por concurso y de la periodicidad de su ejercicio, y del libre ingreso, la permanencia y el egreso de los estudiantes en el sistema de educación superior de grado, acorde con los méritos de quien tenga la voluntad de aprender.
En un control uniforme y sistemático de la calidad y pertinencia de sus propuestas integrales, mediante procesos de autoevaluación y de evaluaciones externas de organismos públicos que integren las propias universidades.
En un conjunto de dispositivos y servicios a los estudiantes que afronte las causales externas, internas, académicas y personales de la deserción, y permita su inclusión, contención y permanencia en el sistema universitario, esencial para la movilidad social de nuestro pueblo;
Y en una administración ágil, transparente y capacitada con una infraestructura equipada, suficiente, segura y bien mantenida.
La razón fundamental de ser de nuestra Universidad Nacional de La Plata es servir a la comunidad y ayudarla a progresar. Sus objetivos fundamentales se sintetizan en formar estudiantes y graduados como ciudadanos con valores éticos y sociales firmes y un fuerte espíritu crítico, en lograr generar más y mejor conocimiento, transferirlo y que sea eficaz para producir desarrollo y progreso social, en estar cada vez más cerca de la comunidad ayudando en sus necesidades más urgentes, en lograr que más jóvenes ingresen, que más estudiantes permanezcan y que mas graduados egresen de la universidad, sin resignar la calidad y la pertinencia de lo que se enseña.
Nuestra sociedad tendrá más oportunidades de progresar si sus miembros saben más y si están mejor formados, y es la universidad pública la que debe hacer ese aporte. Ese es el desafío y el compromiso con nuestro pueblo.
Fuente: impulsobaires.com.ar
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