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domingo, 27 de diciembre de 2009
Inseguridad, el gran problema de la década
La creciente demanda por la inseguridad pública genera el desafío de romper la falsa opción entre tolerancia cero y garantismo.
27.12.2009
El reclamo de la sociedad en función de obtener mayor seguridad individual, ha planteado el debate acerca de si la política más adecuada para enfrentar el tema es prevenir el delito o reprimirlo.
Desde la posición “garantista” se sostiene que sin remover las causas que producen el delito es inútil sancionarlo, porque se seguirá reproduciendo.
La posición contraria argumenta que la sensación de impunidad que tiene el delincuente, al no ser sancionado, aumenta el delito al no tener pena.
Una política para enfrentar la inseguridad debe contemplar, por un lado, medidas tendientes a prevenir los delitos actuando con anticipación sobre potenciales delincuentes, pero también requiere una aplicación efectiva de la ley, disminuyendo la sensación del delincuente de que la posibilidad de ser sancionado es mínima o nula.
Se trata de un problema frente al cual la dirigencia muestra una fuerte incapacidad para dar respuesta al reclamo de la gente. No hay soluciones rápidas ni fáciles.
Las experiencias exitosas en este campo muestran que son las políticas rutinarias aplicadas con constancia a lo largo del tiempo, las que pueden dar resultado y no los golpes de efecto que se intentan en los períodos preelectorales.
Por esta razón, el problema es que un gobernante que se decide a trabajar seriamente para mejorar los niveles de seguridad pública, debe asumir que el éxito de sus medidas probablemente beneficiará a quien lo suceda en el poder y no a él mismo y ello no resulta fácil.
(Fuente: Rosendo Fraga - perfil.com)
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