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jueves, 10 de mayo de 2018

Un lugar contra los fantasmas de la separación y el abandono de niños

Print Friendly and PDFPunto de Encuentro Familiar nació como un proyecto en la Universidad Nacional de Mar del Plata a cargo de la psicóloga Mercedes Minnicelli para atender a la problemática de la devolución de niños adoptados. Hoy ya cuenta con años de funcionamiento y es objeto de estudio para tesis internacionales.



Dos hermanos son separados de su familia y pierden el contacto tras ser enviados a diferentes Hogares. Una pareja se pelea, se divorcia y las heridas de ese proceso quedan en el niño, testigo del derrumbe del matrimonio. Una niña es adoptada, pero sus nuevos padres o madres no logran generar el vínculo y deciden, por más cruel que parezca, devolverla al Estado. Una madre da en adopción a sus hijos, pero no quiere perder contacto con ellos. Estas realidas, y tantas más, se tratan día a día en el Punto de Encuentro Familiar (PEF), un lugar que ofrece las condiciones necesarias y aporta las herramientas para niños y niñas no pierdan vínculos con familiares, para que las heridas que sufrieron cicatricen, para que los fantasmas creados por adultos no los atormenten tanto.
El Punto de Encuentro Familiar nació como un proyecto de extensión en laUniversidad Nacional de Mar del Plata a cargo de la psicóloga Mercedes Minnicelli para, por pedido de diferentes instituciones, atender a la problemática de la devolución de niños en procesos de adopción. Sin embargo, luego de dos años de funcionamiento y decenas de casos trabajados, esa línea de trabajo quedó chica.
“El PEF es un espacio de tratamiento social especializado, interdisciplinario en el cual se atienden los casos de desencuentros y conflictos con familiares no convivientes”, explica Minicelli en diálogo con LA CAPITAL y agrega: “El destinatario del PEF es el niño, niña o adolescente”. El Punto de Encuentro Familiar es, ante todo, un punto de encuentro de historias, de personas que tienen algo en común y que buscan estar cerca a pesar de cualquier distancia.
“En estos encuentros de historias hay versiones distintas, nosotros podemos crear las condiciones de posibilidad, pero si el otro no quiere es nuestro límite también. Nosotros invitamos, proponemos, no obligamos”, dice la psicóloga y agrega: “Atendemos a niños y niñas heridos por la vida, que buscan recomponerse a partir de la adversidad que no dependió de uno. Lo más terrible con los chicos es que no son ellos los agentes de la vida que tienen, sino que siempre dependió de otros”.
Luego de haberse mudado cuatro veces y gracias al vínculo que mantienen con la ONG Causa Niñez, el PEF funciona de manera estable en una casa ubicada enBuenos Aires y Avellanada, un lugar ambientado para que niños y niñas puedan reunirse con familiares y disfrutar de algunas horas de intimidad acompañada fuera del ámbito judicial, entre juegos de mesa, muñecos, actividades y meriendas.
Los casos que atiende el PEF suelen ser derivados por algún Juzgado de Familia. “Notamos como las personas en otro entorno y contexto hacen posible otra faceta a la virulencia que tienen en el juzgado, que van como al campo de batalla”, dice una de las profesionales que trabajan en el PEF y agrega: “Evaluaciones hechas en otro lugar y en otro momento no van a concordar y se entiende”.
Hoy, el PEF atiende a 45 “casos”, que se traducen en niños y niñas. De esos 45, sólo 20 están dentro del sistema de becas que otorga el Organismo de Niñez de la provincia de Buenos Aires. El resto, los otros 25, se realizan gracias a la pasión y dedicación del equipo interdiciplinario de profesionales coordinado por Minnicelli, que encuentra la manera de conseguir los recursos para poder atender los casos.
“Hicimos pedidos de ampliación de cobertura, porque por el momento no tenemos otra fuente de financiamento y El Punto de Encuentro debe ser un espacio gratuito, por el tipo de problemáticas que se abordan”, explica Minnicelli.
De alguna manera, el PEF es un cambio en la forma en que concebimos a una familia, una modificación del paradigma de lo que un grupo familiar es o puede ser. “Hay que cambiar el eje del amor como propiedad al amor como pertenencia. Y entender que sí se puede pertenecer a distintos grupos familiares. La idea es sumar, no reemplazar a alguien”, explica la profesional.
“Sumar pareja de progenitores no siginifica reemplazar a padres y madres”, dice Minnicelli y agrega: “Que el chico quiera volver a ver a sus hermanos, padres biológicos o abuelos no significa que quiera dejar a su familia adoptiva”.
Finalmente, para las trabajadoras del Punto de Encuentro Familiar su labor también es “una acción política”, una manera de lo que se entiende por hacer política. “Rodo el tiempo nos invita a revisar la cuestión de la ciudadanía, de lo amoroso. Nos interpela desde muchos lugares”, concluyen.
Líneas de trabajo
El PEF cuenta principalmente con tres líneas de trabajos: Merienda de hermanos, Coordinación de parantelidad y Club del PEF.
La Merienda de hermanos es la “más singular” y esta apuntada a niños en procesos de adopción que tienen hermanos ya adoptados por otras familias o en diferentes hogares transitorios. Es justamente, una merienda entre hermanos que no conviven bajo el mismo techo.
“Nuestra metodología es la singularidad, en una forma de abordaje diferente a lo que se está acostumbrado. No dejamos que cada caso pueda tipificarse. Hay casos que los hermanos se tienen que encontrar y en otros no. Lo que funciona para unos no funciona para otros”, explican las profesionales.
“De la cantidad de meriendas de hermanos nos ha permitido detener crisis que hubiesen terminado en procesos de devolución. Situaciones criticas, difíciles, complejas, pero que se pudieron reasimilar en el marco familiar adoptivo”, dice Minnicelli.
La Coordinación de parantelidad son casos “extremandamente conflictivos de divorcio en las que muchas veces hay acusaciones cruzados y en el medio hay un niño sufriendo”. “Buscamos incluir el punto de vista del niño en un litigio entre dos. El niño es el damnificado en este litigio”.
“Trabajamos con todos para ver de qué manera se puede hacer este tránsito de una parantelidad compartida”, explica la psicológa y agrega: “Necesitan un ambiente cuidado. No hacemos visitas asistidas. Nosotros acompañamos, se crea el encuentro, el evento, de acuerdo a los rasgos, para los significantes que son importantes para ese grupo y no para otros. Una especie de rescate de la vida cotidiana que pudo haber estado, o no”.
En estos encuentros se busca establecer un vinculo de padre hijo o madre hijo en un lugar donde no existió ese vínculo. “Esto no se resuelve por un decreto u oficio judicial, lleva tiempo. Y por eso nos lo delegan, los juzgados de familia nos piden determinados criterios para poder tratar estos casos”, dicen las profesionales.
El Club del PEF es la última de las líneas creadas y trabaja con chicos alojados en hogares convivenciales. “Allí sigue vigente una tradición histórica en la que cuesta mucho entender que la vida del niño no le pertenece al hogar o que la vida allí no finaliza, sino que necesitan apertura”, considera la coordinadora del lugar.
“Insistimos en que los chicos vengan y puedan acceder a un recurso que tienen a disposición. Este es un espacio legitimado, avalado, que tienen para ellos”, concluye.
El problema de las devoluciones
Hipótesis: la resistencia a ser adoptados por otras familias muchas veces surge de los pripios chicos, eso parte porque no tienen resuelta su propia historia, no saben ni quién es el padre muchas veces. No tener cerrada la historia hace que no permita continuar. Acompañamiento en procesos de adopción. Fantasmas del que recibe y es recibido.
“Conceptualmente ubicamos dos grandes temas de la historia: la filiación y la crianza. No toda crianza desmonta la filiación y no toda filiación puede estar a cargo de la crianza ¿Cómo atendemos como sociedad los problemas de crianza? Bueno, una de esas maneras es la adopción. Cuando los chicos no entienden por qué los separan de su familia, tienden a idealizar a esos padres. Trabajar con ellos con respecto a esa historia, esa chance de historizar es lo que a nosotros nos habilita a crear puntos de encuentro, donde lo familiar no necesariamente es la convivencia”.
El cierre de un caso
La coordinadora del PEF explica que trabajan cada caso de manera individual, sin “prejuicios”. El equipo interdiciplinario revisa los vínculos del niño, la historia y analizan las posibilidades. “Un niño que está obligado a dejar a su familia es un exilio subjetivo muy fuerte, entonces cómo tratar con un exiliado es distinto a tratar con un niño esperado y deseado. No puede cumplir nunca con las expectativas de una familia adoptiva que está esperando a ese hijo tan anhelado”, explica la profesional.
“En estos años se fueron cerrando casos. Apuntamos a eso, a que puedan resolver situaciones para que la vida cotidiana se puede desarrollar normalmente fuera del PEF”, dice Mercedes Minnicelli, quien conmovida cuenta que en estos años se han encontrado con “lindas historias” de familias que hacen sido beneficiadas por el PEF y que luego mandan fotos, agradecen. “Que suerte que ya no le hacemos falta”, concluye.
Para las profesionales del Punto de Encuentro Familiar, el lugar es como un pasaje, una intermediación para llegar a un estadío mejor. “Cacheteamos fantasmas y convocamos a ciertos duendes. Hay algo de lo fantasmagórico y horroroso que sucede en la separación o el abandono y hay que vestirlo de una manera distinta, el PEF apunta a eso y el equipo intenta eso”, explican en una charla con LA CAPITAL.
Un lugar de formación académico
El Punto de Encuentro Familiar creado en Mar del Plata se volvió un tema de estudio a nivel internacional, por su metodología, por su manera de trabajar con niños y niñas y por haber creado nuevas tecnologías sociales que lo vuelven también un espacio de formación de nuevos profesionales.
Gracias a un acuerdo con la Universidad Nacional de Mar del Plata, el PEF es un espacio de formación académica profesional en la práctica y allí se puede cursar algún posgrado o incluso se pueden realizar residencias.
A lo largo de estos años, el PEF tuvo pasantes internacionales que llegaron para realizar tesis de doctorado, grado y posgrado.
Mercedes Minnicelli es continuamente invitada a dar charlas a diferentes países sobre la experiencia del PEF y en los próximos meses presentará un libro sobre esta metodología, que saldrá publicado por la editorial rosarina Homo Sapiens.
“Uno de los objetivos del PEF es que finalice en docencia y en transformación de las prácticas profesionales”, dice Minnicelli.
El equipo de trabajo
En el PEF trabajo un equipo interdiciplinario de psicólogas, sociólogas, terapistas ocupacionales, profesora de letras, abogadas y personas en consultorio externos que forman parte del grupo de investigación. Todas que cursan o cursaron el posgrado de infancia e instituciones.
En el PEF trabajan la directora y psicología Mercedes Minnicelli; la psicológa especialista en Infancia e Instituciones Cintia Montes; la licenciada en literatura infantil y juvenil y especialista en Infancia e Instituciones Esther Mora, la psicológa Silvina Eldgart, psicóloga Úrsula Banki, psicóloga Verónica Rossi, socióloga Gabriela Cabral y la estudiante avanzada de Terapia Ocupacional Leticia Pucineri.
Fuente: lacapitalmdp.com

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