El Premio Príncipe de Asturias al fundador de Ashoka, Bill Drayton, reconoce el valor de los emprendedores sociales.
Frente a una realidad no siempre esperanzadora, muchas veces es la capacidad de innovar y asumir riesgos lo que constituye la clave para el crecimiento. Esa habilidad para enfrentar la incertidumbre es sumamente valiosa y no persigue exclusivamente el rédito económico, pues el acto de emprender, afortunadamente, puede extenderse más allá del mundo de los negocios. Para un emprendedor social, la motivación está en crear el cambio social a partir de una idea innovadora.
Hace 30 años, Bill Drayton fundó Ashoka Emprendedores Sociales, una organización con presencia en más de 60 países, que apuesta a la transformación positiva de la sociedad a través del trabajo de los emprendedores sociales. En la Argentina, desde 1994, hay actualmente 55 emprendedores sociales entre los 3000 que trabajan en todo el mundo. El abnegado médico Abel Albino, que lucha contra la desnutrición; Elena Durón, dedicada a erradicar el trabajo infantil y una de las diez finalistas mundiales para el premio CNN Héroe de este año; Miguel Larguía, también médico, que trabaja para lograr maternidades públicas de calidad y centradas en la familia, o Silvana Veinberg, focalizada en la inclusión de la comunidad sorda, son sólo algunos de ellos.
Ashoka se concibe a sí misma como una plataforma de acción que permite tender puentes y compartir un lenguaje común entre todos los integrantes de la red, potenciando así el alcance de la transformación social que proponen. "Todos podemos cambiar el mundo", proclaman, y alientan a quienes pueden encontrar ideas creativas para llevar adelante iniciativas con impacto social.
La semana pasada, el Príncipe Felipe de España distinguió a Drayton con el prestigioso Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional, galardón que anteriormente recibieron Nelson Mandela, Al Gore, Mijail Gorbachov, Luis Inacio Lula da Silva, entre otros. En su discurso, Drayton destacó su trabajo por cambiar y mejorar el mundo, y su capacidad para detectar oportunidades donde otros sólo perciben amenazas.
Celebramos este reconocimiento, pues allí reside la relevancia de su aporte: desde su tarea de emprendedor social alienta el compromiso de nuevos actores que sorteen los obstáculos y apuesten a la inversión social como auténtico motor del bienestar comunitario.
Fuente: lanacion.com.ar
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