Recientemente parlamentarios regionales denunciaron vertido de mil 850 barriles de crudo, el equivalente a casi 300 mil litros por hundimiento de una gabarra en el muelle de Tía Juana, municipio Simón Bolívar del estado Zulia.
Posteriormente la Dirección Ejecutiva de PDVSA Occidente activó un Plan de Emergencia Local ante la presencia de manchas de hidrocarburo provenientes de una filtración de crudo en la línea de producción de la unidad Tía Juana en el Lago de Maracaibo.Según reporte de la empresa, la Unidad de Prevención y Control de Derrames (PCD) perteneciente a la Gerencia de Ambiente actuó de forman inmediata trasladando barreras de contención, realizando la inspección lacustre, movilizando lanchas y un buque de recolección.
La respuesta ante esta situación a través de un comunicado oficial nos manifiesta que; “Petróleos de Venezuela realiza los estudios respectivos para determinar las causas de la falla y evitar que este tipo de eventos se repita”.
Ahora, existe una realidad que hace que este tema se manifieste como “recurrente”.
Tal como lo ha denunciado en anteriores oportunidades la ONG Azul Ambientalistas, las inminentes fugas en las tuberías de producción sublacustres por corrosión que yacen en las profundidades del Lago de Maracaibo, son constantes y es difícil determinar con exactitud la magnitud de estos vertidos que en muchos casos se transforman en derrames.
El Lago de Maracaibo sigue pagando con creces su bondad de tener petróleo en la profundidad de su subsuelo. En él, empresas multinacionales ensayaron por primera vez en el mundo técnicas de perforación aguas adentro, lo que conllevó, como era de esperarse, a un inimaginable número de accidentes y sus respectivos derrames.
Estas corporaciones cubrieron el lecho lacustre con más de 24.000 kilómetros de tuberías y la cuenca del lago con casi medio millón de kilómetros de las mismas. En su momento, llegaron a contar con más de 450 estaciones de flujo para almacenar y bombear el crudo y toda una flota de tanqueros, gabarras, lanchas, remolcadores y todo tipo de embarcaciones complementarias para estas actividades, convirtiéndose en los principales agentes de contaminación.
El Lago tiene alrededor de 5 mil pozos entre activos e inactivos. Si le damos a cada pozo un promedio de 600 metros de tubería, y según expertos, técnicos en la materia, la vida útil de cada tubería bien mantenida es de 5 años. Perfectamente podemos entender, que las actuales filtraciones son el reflejo del deterioro de estas tuberías. Por una parte, por la falta de mantenimiento y por la otra por lo corrosivo del medio acuático.
Según cifras del Ministerio del Ambiente, recogidas en los distintos diarios de la región, en el Lago se producen mensualmente alrededor de 15 derrames en distintas escalas. Es decir, que en los últimos 10 años, el lago ha sufrido la intoxicación de cerca de 1.800 derrames aproximadamente.
Esto nos da una idea del daño patrimonial y ecológico que ha causado la explotación petrolera en el Lago de Maracaibo durante casi 100 años. Quizás los marabinos y zulianos en general, no sentimos el impacto ambiental que esto conlleva. Pero hay otra realidad. Las víctimas directas y quizás inéditas que sufren y hasta mueren como resultado de la contaminación. La fauna y la flora que padece sin dolientes.
Fuente: canalazul24.com
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