Las autoridades del Mercado Central prohibieron ayer la venta de Clarín en ese predio y clausuraron dos paradas de diarios que funcionan en el lugar.
La decisión motivó el reclamo de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), que condenó "este hecho de censura en el país" y lo calificó como "un gravísimo atentado contra la libertad de expresión e información de los lectores".La institución, que preside Daniel Dessein (La Gaceta, de Tucumán) afirmó en un comunicado que "la escalada de acciones que se vienen multiplicando en la Argentina para intentar frenar el libre flujo informativo configura un claro retroceso democrático y debe ser no sólo repudiada sino corregida de inmediato por las autoridades".
ADEPA advirtió que lo sucedido en el Mercado Central constituye un nuevo retroceso democrático y señaló que la medida se adoptó en "abierta represalia por un informe periodístico publicado en Clarín".
El 4 de este mes, el diario presentó una nota sobre el estado de abandono en el que se encuentra el predio del Mercado Central, que está a cargo de Guillermo Cosentino, un hombre que reporta directamente al secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
Según se advertía en la nota periodística, en los pabellones donde se comercializan la fruta y la verdura falta la luz y se observan techos quemados, pozos, charcos y hasta ratas. El matutino también había denunciado en su edición del sábado pasado que "la mayoría de los puesteros fue obligada a firmar una solicitada del mercado en la que se ataca a Clarín, pero no se desmiente ninguna información de la publicación".
Tres días después, por orden de Moreno, personas que habitualmente se desempeñan en el mercado se acercaron a los vendedores de los quioscos para avisarles que, en represalia por la nota publicada en Clarín a principios de esa semana, se prohibiría la libre circulación de los ejemplares de ese diario y de Olé y Muy.
Los puestos de diarios afectados por la clausura -efectivizada ayer por empleados del centro comercializador, que colocaron fajas- se denominan Mercado Central, ubicado en el ingreso del predio, y Parada 36, en la llamada feria del reloj. Están separados por una distancia de 600 metros y venden, cada uno, unos 180 ejemplares por día.
ADEPA interpreta que la clausura de ambos puestos no sólo afecta la libertad de expresión y el derecho de los lectores a ser informados, sino también el libre ejercicio del derecho a una industria lícita y a trabajar. Los empleados, además, verán perjudicados sus ingresos ante el cierre de los puestos.
Asimismo, en las cabinas de ingreso del Mercado Central fue colgado un pasacalle con la leyenda "Clarín miente" y en la zona fueron pegados afiches con ese mismo texto.
La semana última, varias personas habían amenazado a los canillitas que atienden la parada Mercado Central con "romper todo" si se seguían vendiendo Clarín, Olé y La Razón. La orden habría sido que ningún ejemplar de Clarín estuviera disponible en el Mercado Central.
Tras esa controvertida disposición interna, llegaron las amenazas, y ayer, luego de que un supuesto lector -que habría sido enviado por Cosentino- logró comprar un ejemplar de Clarín en uno de los puestos, fueron clausurados ambos locales.
Del mismo modo, también fueron perseguidos varios canillitas que quisieron vender los productos de Clarín en bicicletas y en motos.
La explicación formal que se dio para intentar justificar la clausura fue que ésta se decidió "por incumplir las órdenes de las autoridades del Mercado Central".
Un puestero ajeno a los hechos alertaba ayer que los empleados de las paradas de venta de diarios corrían el riesgo de quedarse sin trabajo si la situación no se revierte a la brevedad.
Fuente: clarin.com
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